SEÑOR, JUSTO EN TUS MANDAMIENTOS
Tus manos me hicieron y me formaron:
instrúyeme para que aprenda tus mandatos;
tus fieles verán con alegría
que he esperado en tu palabra;
reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.
Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu hijo;
cuando me alcance tu salvación, viviré,
y mis delicias serán tu voluntad;
que se avergüencen los insolentes
del daño que me hacen;
yo meditaré tus decretos.
Vuelvan a mí tus fieles
que hacen caso de tus preceptos;
sea mi corazón perfecto en tus leyes,
así no me quedaré avergonzado.
Salmo 118
VENTANAS DEL MUNDO
Universidad de Coímbra, Portugal
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