jueves, 15 de enero de 2015

HOMBRES DE CIENCIA: ERASISTRATUS (ERASÍSTRATO)


Mucho se habla hoy en día y mucho también se escribe sobre el asunto de investigación y práctica médicas, una de tantas arenas de combate entre los viejos antagonistas: ciencia pura y ciencia aplicada.
   El debate entre ambos conceptos se remonta a muchísimos años y lo más probable es que continúe, con mayor vigor aún, en los días del futuro.

   En la tercera centuria, antes de Cristo, Erasístrato (304-250 A. C.) fue hombre famoso, que se destacó en las investigaciones médicas como en la práctica de la medicina; uno de los primeros cirujanos en llevar a vías de hecho la exterminación de tumores.

   Vivió y estudió en Alejandría, Egipto, en aquellos tiempos el dentro intelectual  más famoso del mundo. Gente rica necesitada de los auxilios de clínicos, cirujanos y otros especialistas, viajaban a largas  distancias rumbo a la capital del imperio de las ciencias.
  
   Erasístrato, anatomista, era hijo de un médico y había nacido en la isla de Ceos,  la misma isla famosa que había sido el lugar de nacimiento de Hipócrates más de cien años antes. Los historiadores modernos creen que Ceos fue un centro médico y que gran parte de sus habitantes eran médicos. En cierto sentido, los oriundos de Ceos pertenecía a una casta de médicos.

   Erasístrato fue enviado por su padre a Alejandría a estudiar medicina. Su maestro fue Metrodoro, yerno de Aristóteles.

   Los originales y brillantes estudios de Erasístrato sobre anatomía le conquistaron el título de “fundador de la fisiología” y de la anatomía comparada.

   Realizó experimentos innumerables con animales y con cadáveres humanos. Según una leyenda, llegó hasta tomar presos condenados a muerte de la cárcel de la ciudad y experimentar con ellos antes de ser ajusticiados.

   Sus experimentos e investigaciones más fructíferas fueron las que hizo con el cerebro, el sistema nervioso, el sistema circulatorio y el hígado. Fue mucho más audaz que todos los cirujanos de su época y no se limitó  a operaciones de la piel y órganos externos. Abrió cavidades abdominales, como en el caso de extirpación de tumores del hígado.

   Como es natural, muchas de sus teorías, resultaron erróneas. Creyó, por ejemplo, que las arterias estaban llenas de aire. Si no hubiera insistido en este error (aún en tiempos tan lejanos debió haberse demostrado que estaba equivocado) tal vez habría llegado hasta descubrir la circulación de la sangre, cosa que no se hizo hasta muchos siglos después.

   Creyó que el aire entraba en las arterias a través de los pulmones y se convertía en el “espíritu esencial” que circulaba por todo el cuerpo.


   También creyó Erasístrato que los nervios eran pequeños tubos llenos de un líquido misterioso.

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