La
minoría manda
ALEJANDRO POPE sostenía que solamente los necios
disputan por las formas de gobierno. La Historia tiene algo bueno que decir de todas
ellas.
Si
fuésemos a juzgar de las formas de gobierno por su arraigo y duración en la Historia , tendríamos que
otorgar la palma a la monarquía. Pero la monarquía tiene una hoja de servicios
apenas mediocre. Sus guerras han acarreado a la humanidad tantos males como
bienes le ha proporcionados su continuidad o “legitimidad”.
La
complejidad de la mayoría de los Estados contemporáneos parece que saca de
quicio a cualquiera que por sí solo trate de dominarlos. Por eso la mayor parte
de los gobiernos han sido oligarquías, es decir, el gobierno de una minoría. No
es natural que una mayoría gobierne, porque rara vez puede organizarse
unánimemente para una acción concreta. Si la mayoría de las capacidades está
concentrada en una minoría de los hombres, el gobierno de la minoría es tan
inevitable como la concentración de la riqueza. Lo más que puede hacer la
mayoría es arrojar periódicamente del poder a una minoría y encumbrar a otra.
¿Justifica la Historia
las revoluciones? En la mayor parte de los casos, parece que los logros de la
revolución se habrían obtenido de todas maneras por el apremio paulatino del
desarrollo económico. La Revolución Francesa
remplazó a la aristocracia terrateniente por la burguesía mercantil como clase
gobernante ; pero en Inglaterra se obtuvo en el siglo XIX un resultado análogo
sin derramamiento de sangre y sin alterar el orden público Romper abruptamente
con el pasado es exponerse a la locura que puede seguir al choque de súbditos
golpes o mutilaciones. Así como la cordura del individuo reside en la
continuidad de sus recuerdos, así también la del grupo está en la continuidad de
sus tradiciones.
Las
revoluciones violentas no redistribuyen la riqueza tanto como la destruyen... Quizá se efectúe una nueva repartición de tierras, pero la desigualdad natural
de los hombres pronto vuelve a establecer la desigualdad de posesiones y
privilegios. La única revolución verdadera es la que se opera en la iluminación
de la inteligencia y el mejoramiento del carácter. La única emancipación real
es la individual, y los únicos revolucionarios verdaderos son los filósofos y
los santos.
La
democracia es la más difícil de todas las formas de gobierno, puesto que
requiere la mayor difusión de la inteligencia, y nos olvidamos de declararnos
inteligentes cuando nos declaramos soberanos. Sin embargo, la democracia ha
hecho menos mal y más bien que cualquier otra forma de gobierno. Bajo su estímulo
Atenas y Roma llegaron a ser las ciudades más fecundas de la Historia , y los Estados
Unidos en dos siglos han proporcionado abundancia para una parte de sus
habitantes que constituye una proporción de magnitud sin precedentes.
La
democracia se ha dedicado ahora resueltamente a difundir la educación y a
mantener la salud pública. Si se puede establecer la igualdad de oportunidades
educativas, la democracia será real y se justificará; porque esta es la verdad
vital que se esconde en el fondo de tanta palabrería : que aunque los hombres
no puedan ser iguales, su acceso a la educación y a las oportunidades de la
vida sí puede hacerse más igual para todos.
En
Inglaterra y los Estados Unidos, en Dinamarca, Noruega y Suecia, en Suiza y el
Canadá, la democracia es hoy más vigorosa que nunca; pero si la guerra sigue
absorbiéndonos, si la lucha de razas o de clases nos divide en campos hostiles,
sustituyendo la discusión política por odios ciegos, uno de los dos bandos
puede derribar la tribuna con el gobierno de la espada. Si la economía libre no
es capaz de distribuir la riqueza tan hábilmente como la creó, quedará abierto
el camino de la dictadura para cualquiera que puede prometer persuasivamente
seguridad para todos. Y un gobierno militar, con muchas frases melifluas, se
apoderará, inevitablemente, del mundo democrático.
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