> La idea de celebrar
el Día del Padre surgió en el año 1910, y fue encabezada por Sonora Smart Dodd,
una estadounidense que intentaba, de alguna manera, hacer que el papel de los
padres en la sociedad fuese destacado en la educación de sus hijos.
> El Día del Padre es un
día no solamente para honrar a nuestro padre, sino a todos los hombres que actúan como figura del padre. Celebrar a los tíos,
abuelos, padrastros y en general a la figura paterna, ya que todos son
acreedores a que se les celebre el “día del padre”.
El primer ejemplo de
ternura, la figura paterna, lo tenemos en el Nuevo Testamento, Lucas 7, 1-10
que narra la fe de un pagano, pidiendo un favor a Jesús en Cafarnaún:
“Había ahí un capitán que tenía un sirviente enfermo y a punto de morir, a quien quería mucho. Habiendo oído hablar de Jesús, le envió algunos judíos importantes, para rogarle que fuera a sanar a su servidor. Al llegar donde estaba Jesús, le suplicaban insistentemente diciéndole: ‘Este hombre merece que le hagas este favor, pues ama a nuestro pueblo y nos edificó una sinagoga’. Jesús se puso en camino con ellos, y no estaban muy lejos de la casa, cuando el capitán envió a unos amigos para que le dijeran: ‘Señor, no te molestes, porque soy bien poca cosa para que entres en mi casa y por eso no me atreví a hablarte personalmente. Di una palabra solamente y mi siervo sanará. Porque yo, que no soy más que un simple subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes, y cuando le ordeno a uno que vaya, va, y si le digo a otro que venga, viene, y si digo a mi sirviente que haga algo, lo hace’.
“Había ahí un capitán que tenía un sirviente enfermo y a punto de morir, a quien quería mucho. Habiendo oído hablar de Jesús, le envió algunos judíos importantes, para rogarle que fuera a sanar a su servidor. Al llegar donde estaba Jesús, le suplicaban insistentemente diciéndole: ‘Este hombre merece que le hagas este favor, pues ama a nuestro pueblo y nos edificó una sinagoga’. Jesús se puso en camino con ellos, y no estaban muy lejos de la casa, cuando el capitán envió a unos amigos para que le dijeran: ‘Señor, no te molestes, porque soy bien poca cosa para que entres en mi casa y por eso no me atreví a hablarte personalmente. Di una palabra solamente y mi siervo sanará. Porque yo, que no soy más que un simple subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes, y cuando le ordeno a uno que vaya, va, y si le digo a otro que venga, viene, y si digo a mi sirviente que haga algo, lo hace’.
Al oír estas palabras, Jesús quedó admirado, y,
volviéndose hacia el pueblo que lo seguía, dijo: ‘Les declaro que ni siquiera
en Israel he hallado una fe tan grande’. Y cuando los enviados volvieron a
casa, encontraron al servidor en perfecta salud”.
Comentario
Este capitán del ejército extranjero había sabido ganarse el aprecio de los judíos. Lo grande no era que hubiera dado un aporte para la construcción de la Sinagoga, sino que ellos lo hubieran aceptado de él. Este hombre, seguramente, era bueno. Pero conocía demasiado bien los prejuicios de los judíos para atreverse a ir personalmente a ese Jesús del que todos hablaban. Pues, ¿hasta qué punto Jesús compartiría el orgullo de sus compatriotas? ¿Respondería al llamado de un militar romano? Por eso le envía a sus amigos judíos.
Este capitán del ejército extranjero había sabido ganarse el aprecio de los judíos. Lo grande no era que hubiera dado un aporte para la construcción de la Sinagoga, sino que ellos lo hubieran aceptado de él. Este hombre, seguramente, era bueno. Pero conocía demasiado bien los prejuicios de los judíos para atreverse a ir personalmente a ese Jesús del que todos hablaban. Pues, ¿hasta qué punto Jesús compartiría el orgullo de sus compatriotas? ¿Respondería al llamado de un militar romano? Por eso le envía a sus amigos judíos.
Luego el hombre se pone
inquieto: ¿Jesús aceptará ir a casa de un pagano y “mancharse con impuros”? Por eso el capitán da otro paso: que Jesús no baje a su casa.
Los demás enfermos exigen ser tocados por el Maestro, pensando que tiene algún
poder de curandero; él, en cambio, ha comprendido que Jesús tiene el mismo
poder de Dios y no es necesario que venga hasta el enfermo; no le será, pues,
más difícil dar una orden, desde lejos, a la vida que se escurre.
En el homenaje / los poemas
de la madre Teresa de Calcuta, Khalil Gibran, José Alberto Ayala y Carmelo
Urso, en los que se destacan los valores de los padres y sus cortapisas.
“Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.”
Madre Teresa de Calcuta
Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma.
Vienen a través vuestro,
pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con
vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor,
pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos,
pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en
la casa del mañana, que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser
como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede
ni se entretiene con el ayer.
Vosotros sois el arco desde
el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia adelante.
El Arquero ve el blanco en
la senda del infinito y os arquea con Su poder para que Su flecha vaya veloz y
lejana.
Dejad, alegremente, que la
mano del Flechero os arquee;
Porque, así como El ama la
flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.
Khalil Gibran
Canción a mi padre
Hoy quiero cantarle a mi padre,
a ese buen hombre que ahora está viejo,
al que los años le dieron la sapiencia
de dar siempre buenos consejos.
Hoy quiero cantarle al hombre
que quiso yo fuera su reflejo,
que jugó conmigo a la pelota
y juntos, rompimos varios espejos.
Hoy quiero cantarle a ese ser
que mis hijos llaman abuelo,
porque en sus ojos pueden ver la bondad
que yo también vi cuando pequeño.
Hoy quiero cantarle al no tan joven
al que vive del pasado y los recuerdos,
al que cuenta historias repetidas
y las quiere revivir como nuevos sueños.
Hoy quiero dedicarte estos versos papá
y decirte lo mucho que te quiero,
que en este mundo o en la eternidad
tu amor tendrá el brillo de un lucero.
José Alberto Ayala
UNA PLEGARIA PARA EL PADRE
DEL SIGLO XXI
Amado Padre-Madre del Todo
Armonioso (o como quieras llamarlo):
Bendíceme/
y ensancha cada día el territorio de mis
afectos.
Dótame de valor/
y hazme trascender cualquier inútil barrera
que impida expresar a mis hijos
mis más íntimos sentimientos…
Capacítame/
para ser abundante proveedor de candor y
ternura
Incluso cuando me aneguen el tedio y el
hastío,
el desgano o el cansancio.
Que cada pañal que cambie/
me enseñe que la humildad es
el sendero que debo transitar
para modelar la grandeza de
mis hijos.
Que cada noche de desvelo/
me despierte de mis sueños
egoístas
y me faculte para ponerme en
el lugar del otro, especialmente
cuando el otro es la forma
de vida
más frágil y sagrada del
Universo.
Habilítame/
para entender que cada
consejo que brinde
carece de substancia y
Verdad
si no se nutre de Tu propio
Verbo y Deseo.
Hazme entender/
que la mejor forma de
aprender algo
es enseñándoselo a otro.
Hazme elocuente/
para que cada oportuna
reprimenda
sea mi más grande muestra de
amor,
aunque la atavíe con
palabras duras y gestos adustos.
En fin,
dota a mis cuidados, desvelos,
consejos y regaños
de Tu perfecta armonía,
de Tu atinado y feliz
discernimiento,
de modo que se constituyan
para mis hijos
en preciados tesoros,
amorosos legados,
que iluminen los senderos de
sus vidas
incluso, cuando yo ya no
esté…
Amén.
Carmelo
Urso
Reflexiones:
...Y son nuestros hijos, a los
que amamos a pesar de los golpes de las modas, de las escasas noches de paz, de
las malas noticias y la dictadura de los horarios. Crecieron observando y
aprendiendo de nuestros errores y nuestros aciertos, principalmente de los
errores que esperamos no repitan (José Luis Prieto).
“Sólo aprendemos a ser
hijos, después de ser padres y sólo aprendemos a ser padres, después de ser
abuelos… es como si sólo aprendiéramos a vivir, después que la vida pasó” (Luis
Castellanos).
Un papá, que se llama papá,
es un super hombre, porque puede responder con prontitud una pregunta de Biología,
seguida de una de Matemáticas.
Un papá es una combinación
extraña de razón y sentimientos, el que sabe decir no cuando es lo justo y sabe
decir sí cuando es lo conveniente.
Un papá zapatea duro cuando
cumple con su deber y anda de puntillas en la noche cobijando cuerpecitos
fríos.
Un papá es un director de
orquesta, es el maestro de la escuela de la vida.
“Nadie pone en duda que los
papás deben mandar. Esa autoridad sobre los hijos se las ha dado Dios. Pero hay
que saber hacerlo. Todos tenemos experiencia de que a la hora de educar sin
reglas de comportamiento y de vida, aplicadas día a día también en las cosas
pequeñas, no se forma el carácter y no se prepara para afrontar las pruebas que
no faltarán en el futuro” (Benedicto XVI).
Sin embargo, tampoco resulta
fácil encontrar el equilibrio entre libertad y disciplina (prestigio)
coherencia de la propia vida con la implicación personal (Oswaldo Pulgar).
Estamos terminando y lo
hacemos con las famosas frases a modo de epílogo.
Los papás tienen la
billetera llena de fotos, de tarjetas, de citas de compromisos, menos de dinero.
Un papá tiene mucho de mamá
aunque tenga cuerpo de hombre. Si hay que cambiar pañales, los cambia; cuando
el hijo llora, él es el refugio; cuando
el hijo ríe, él es la compañía.
Ser papá es jugar en la vida
el papel de rey, no de un reino, sino del
amor, la comprensión y la razón.
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