Para Kristelly y Albert Villalobos, mis
acompañantes en este maravilloso viaje.
AYER
“Tupac Amaru luchó por
nosotros porque a los indios los hacían trabajar mucho. Peleó, luchó, les
hizo morir a los españoles. A muchos. Así luchan ahora también los indios. A
mí me han contado que no ha muerto. Él
vive y nunca es un viejito. Dicen que con su caballo de aquí para allá camina.
En el cerro vive. Pero nunca le vemos. Ocultándose camina, como el viento”.
Son palabras vertidas en 1980 por un niño indígena de
Ayacucho de 11 años de edad, cuya familia había sido asesinada por Sendero
Luminoso. En la mente de este niño, parece generarse una luz de esperanza que
alumbra el camino a un ser extraordinario e inmortal para acabar con la
violencia, injusticia y barbarie humana, la misma que imperaba 200 años antes.
En 1780, Tupac Amaru, cacique de Surimana, Tungasuca, Tinta y Pampamarca,
presenciaba de cerca las peores formas de explotación por despiadados españoles.
Los crueles corregidores aumentaban los impuestos y
las demandas de mano de obra sobre las poblaciones indígenas, con el abuso y la
explotación llenaban las arcas coloniales. Los indios pagaban tributo a España
desde 1540, pero con las reformas borbónicas del siglo XVIII, Iglesia y Estado
formaron una singular pirámide: Rey a la cabeza, alto clero y bajo clero en
medio, siervos y esclavos en la base. El diezmo pagado por los indios y mineros
a la Iglesia, era conocido como “La plata del Rey”. Ser Rey, era el equivalente
a ser virrey de Dios en la tierra. La idea de Carlos III Rey de España, se
basaba en que la Religión Católica tiene que ser la única, y que había que
acabar con las otras, persiguiendo a herejes e inconformes; los españoles con
su Dios del viejo Testamento asustaron a los indios del “Nuevo Mundo”, quedando
desde entonces la salvación del alma como una gran preocupación. El objetivo de
la Colonia era la cristianización de los indígenas, eliminar el mundo andino y
sus costumbres, acabar con el quechua, castellanizar al indio y “españolizar” su
vestimenta. Tupac Amaru, acaudalado mercader y arriero de 1.76 de estatura,
elegante, educado, bien parecido, preparado, estudioso y bilingüe, se manejaba
perfectamente en el mundo español e indígena. Con la captura del corrupto
corregidor Antonio de Arriaga el 4 de noviembre de 1780, Tupac Amaru con la
gran masa indígena, da inicio a una gran rebelión que marca un hito en la
revolución anticolonial en todo Hispanoamérica, convirtiéndose así, en el auténtico libertador de América. En Londres,
la prensa señalaba: ”La
rebelión en el Perú”. La noticia dio que hablar en Europa e hizo temblar a
España, pues el control del Perú estaba en serio peligro; ya que sus
intenciones e intereses siempre fueron de carácter económico, no para adaptarse
a la realidad indígena. Más del 60% de
oro y plata en Europa provenía de la Nueva España (Hoy México) y del virreinato
del Perú, los españoles ricos del nuevo continente eran más ricos que los de
España.
Sin respetar
las Leyes de Castilla o Leyes de Indias, que prohibían el suplicio y la
tortura, el viernes 18 de mayo de 1871 en la hoy famosa WAKAYPATA o “Plaza de las lágrimas”, más conocida como Plaza de
Armas del Cuzco; Tupac Amaru, su esposa y otros seguidores son ejecutados. Es obligado a presenciar cuando le cortan la
lengua a su esposa, la estrangularon con una soga y la mataron a patadas. ÉL
correría con la misma suerte, es ejecutado brutalmente, después de cortarle su
lengua, fue atado a
cuatro caballos que corrieron hacia las cuatro esquinas de la plaza para
descuartizarlo, pero sus brazos y sus piernas nunca se separaron de su
torso. El sanguinario visitador de la
Corona, José Antonio de Areche, presa de
su propio enojo, frustración y cobardía, ordena decapitarlo. Era un espectáculo
nunca visto hasta entonces; se dice que “Vino un fuerte y repentino viento y un
chubasco cuando Tupac Amaru expiró”.
Su pequeño hijo Fernando de tan solo 10 años, gritó al ver la agonía de su
padre, era un desgarrador grito que por muchos años repercutió en lo más
profundo el corazón de los que estuvieron presentes; sus restos fueron quemados
y sus cenizas las tiraron al río Huatanay. Este es el final del hombre…y el inicio de un mito.
HOY
Recuerdos de mi niñez me llevan a escuchar las
palabras de mi madre que una vez me
dijo: “Era un indio muy fuerte y
valiente, dicen que cuatro caballos no pudieron descuartizarlo”, el maestro en la escuela primaria, nos comentó
que Tupac Amaru armó un levantamiento
pero fue derrotado; y cuando el cruel
tirano le preguntó quiénes eran los culpables, él respondió: ”Tú, por oprimir a mi pueblo y yo por querer
liberarlo”. Las preguntas ¿Quién fue Tupac Amaru? ¿Cuál fue la causa de la
rebelión? Y ¿Por qué lo mataron de ésa manera?, dejaron una gran interrogante
en mi imaginación. En realidad, nunca tuve una visión clara sobre este
personaje; por quien yo desde entonces tenía una secreta, pero gran admiración.
Nuestro libro de texto mostraba al
rebelde como héroe de papel, sus cualidades humanas como defensor de los indios, su fervor religioso y
respeto a la Iglesia que siempre demostró durante la rebelión, las iría yo conociendo
muchos años después. Todos estos pensamientos surcan mi mente a medida que
avanzamos 80 Km al sur de la ciudad del Cuzco. La luz del amanecer de aquella
mañana del 12 de agosto de 2017, ilumina
la belleza agreste rodeada de pintorescas lagunas y escarpadas montañas acariciadas
suavemente por el saliente Sol; vamos en dirección del Cañón del rio Apurimac, hacia Surimana,
provincia de Canas.
En la década de los años 70, Juan Velasco
Alvarado convocó a un concurso pictórico para determinar los antecedentes
iconográficos de Tupac Amaru. El pintor Jesús Ruiz Duran, recrea de acuerdo a
la época la figura y vestimenta, y nos muestra
la imagen que hoy conocemos. El 6 de
agosto de 2016, el Ministerio de Cultura del Perú declara Patrimonio Cultural
de la Nación la casa donde nació Tupac
Amaru, ubicada en el centro poblado de Surimana. José Gabriel Condorcanqui Noguera, nació el 19
de marzo de 1738, como símbolo de identidad que estaba presente en los
pobladores y queriendo reivindicar su linaje de sangre real inca, adoptó el
nombre de Tupac Amaru II, pues se consideraba descendiente directo de Topa
Amaro, ultimo monarca inca decapitado por el virrey Toledo en 1572.
En 1777, Tupac
Amaru se presenta ante los tribunales de Lima para solicitar al virrey Jáuregui
la abolición de la mano de obra y del impuesto sobre las ventas, pero no es
escuchado. Cacique, Corregidor y Cura eran los encargados de mantener el orden
en los pueblos andinos, pero ¿Podrán ponerse de acuerdo un indio, un español y
un criollo?; me parece que ni la “Ley de
Platón puede unir a perro, gato y ratón”. Con la consigna de la época: TACER, ORA ET LABORA (Calla, reza y
trabaja) los indios son obligados a trabajar en las minas del Potosí (Actual
Bolivia) con salarios miserables, suben los impuestos y se incluye a la coca
como producto que debe pagar el 6%. Había rumores de que Arriaga
planeaba matar a Tupac Amaru, pero con el maquiavélico plan que elaboró el
cacique, después de almorzar juntos, Arriaga es capturado y ahorcado en
Tungasuca el 10 de noviembre de 1780. Tupac Amaru quería dejar intacta a la
Iglesia, ordenó que solo se atacara a
autoridades españolas, pues él consideraba como sus enemigos, a los corruptos
corregidores e incapaces representantes de la Corona, no a los hombres de
sotana. La rebelión contaba con un puñado de clérigos, los otros estaban a
favor de los realistas. En Tungasuca, Tupac Amaru en un discurso en quechua y en español
se pronunció así: “Hasta ahora ustedes no han conocido a Dios, ni siquiera saben quién
es, solo tienen por dioses a los ladrones de los corregidores y curas”.
Esto debe haber molestado tremendamente al Obispo del Cuzco, el criollo Juan
Manuel Moscoso y Peralta quien a pesar
de ser testigo de la explotación de los indios, excomulgó a Tupac Amaru el 17 de noviembre, demostrando con
esto que el rebelde era un gran enemigo; el Obispo pretendía derrotarlo, prestó
12,000 pesos para su captura. Acusó a Tupac Amaru de incendiario de iglesias,
de asaltante de caminos y por traidor al
“Rey nuestro Señor”; en una carta al virrey, le dice que ya tiene encargado a
sus curas para que en las misas prediquen y amonesten a los rebeldes, no es
posible que estos “salvajes indios” ataquen a los “mártires blancos”; de esta
manera, Tupac Amaru confrontó un temible adversario: La Iglesia Católica.
Traicionado por su compadre y el párroco del poblado de Langui, el 7 de abril de 1781 es capturado y llevado a
prisión en el Cuzco.
MAÑANA
Es mediodía,
estamos llegando a Surimana. Al centro de la pequeña plaza se puede ver un
monumento a Tupac Amaru, y junto a la Iglesia, donde contrajo matrimonio con
Micaela Bastidas la dualidad Inti y Killa (Sol y Luna) en forma de cruz; del
lado izquierdo de la plaza se encuentra la humilde vivienda que vio nacer y
crecer a un verdadero ícono de la Independencia Nacional. Rosalío, es un amable
lugareño que nos da la bienvenida, en su semblante muestra el valor simbólico
de identidad que está presente en
todos los pobladores, quienes de
generación en generación llevan muy arraigado en su memoria, el recuerdo de
Tupac Amaru; le pregunté si quedaba en
el pueblo algún descendiente del clan
Condorcanqui, dijo que su abuelo le contó que desde hace más de 200 años, todos
los Condorcanqui se cambiaron el apellido para evitar represalias.
SURIMANA o ”Ave de ninguna parte”, parece haber
detenido el tiempo y sabe guardar el
secreto que encierra el cuerpo mortal de José Gabriel CONDORCANQUI o “Tú eres un Cóndor” y el alma inmortal de Tupac
Amaru II, fusión entre mito y utopía que nos lleva a seguir buscando
la igualdad y el honor entre los seres humanos. Antes de la era cristiana, los
reos políticos que se revelaban contra el imperio, eran crucificados y los
dejaban morir de hambre y sed, pero este mestizo que quería igualdad, justicia
y buen trato a su estirpe para enorgullecer la sangre inca, ¿Por qué tuvo que
morir así?. Tupac Amaru sufrió un
despiadado tormento, las cartas de arrepentimiento y perdón a Dios escritas con
su propia sangre en la cárcel, y las súplicas y plegarias a la Virgen María,
ciertamente no le sirvieron de nada…Lo dijo una vez: “Dios sabe mi intención”. Me
parece que la idea de cómo un cacique de un pequeño pueblo, llevó a cabo un
levantamiento de esa magnitud que se extendió por todo el Perú, atormentaba a
España. Tupac Amaru, soñaba con una nueva nación donde españoles, criollos,
mestizos e indios vivan en paz y armonía. Su cuerpo fue mutilado, desmembrado y
mostrado por partes en los pueblos aledaños, para que sirviera de escarmiento a los indios, sin embargo, pienso que le dieron este trato
por temor a que resucitara al tercer día, como lo hacían los dioses en la antigüedad. Ya lo dijo el poeta:…
“Y NO PODRÁN MATARTE”.
EPITAFIO
“Al
tirano no se le teme, ni se es solidario con él…Se le enfrenta”
Considero a este artículo como punto de partida de la celebración del Bicentenario a pocos meses por cumplirse (1819). Es un escrito logrado in "situ" junto a sus acopañantes, escuchando lo que dicen y creen de Tupac: "Camina de aquí para allá con su caballo; pero nunca lo vemos". Por lo demás, se corrigen o revelan la talla de su figura, la entereza, como por ejemplo cuando responde: "los culpbles son: tú por oprimir a mi pueblo y yo por querer liberarlo". Soñaba con una nueva nación donde españoles, criollos, mestizos e indios vivan en paz y armonía.
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