martes, 12 de junio de 2012

"LA PRESENCIA DE DOÑA MARÍA JULIA": SOMBRAS.

REFLEXIONES ÍNTIMAS.
                                               SOMBRAS que se agigantan al caer la noche. Llegan, cual espeso velo, para ocultar a la luna que, con deseo anhelante, no se quiere perder. Al contrario, ansía lucir su esplendor para ayudar al poeta a soñar; al amante a querer; al viajero a seguir su camino hasta el final.

   Mas la sombra se obstina en cubrir la luz y dejar oscuro el espacio. Tan oscuro queda que el alma tiene que sostener una lucha pertinaz para no morir en la negra espesura de la decepción, sintiéndose la falta de la luminosidad que irradia la fe, el amor, la justicia y el bien.

   Sombras que anidan en el corazón lacerado por la pena y que opacan la alegría del niño que otrora fue feliz. Hoy lamenta él, la soledad infinita de saberse huérfano. Él sabe que la estrella luminosa que era el amor de su madre, ya no le alumbrará. Ahora, sólo percibe las sombras que cubren la vía y hacen peligrosa la senda por donde tendrá que viajar.

   Sombras, ¿por qué envolvéis al triste? ¿Por qué símbolo sois de soledad? ¿Por qué donde moráis hay abandono? Decidme si Dios os envía para que, en medio del silencio y la desolación, vuelva la vista hacia Él, que es la luz, para implorarle que me rescate de vuestra oscuridad.

   Si eso es cierto y tú sólo semejas la niebla que cubre el faro del puerto, el nuevo amanecer hará que el sol de la gracia te ahuyente, y se pueda ver el muelle donde atracar la nave sin temor a encallar o a sufrir un naufragio fatal.
   
   Sombras, vosotras que habéis invadido el camino y habéis llenado la vida de tristeza, huid, para que pueda el corazón con suave emoción y sentir de nuevo la tibieza del amor. Aunque éste, jamás será como el de la madre, o el de la hija que murieron, pero ha te tener la tibieza de un cariño que semeja la luz tenue de la felicidad, que la vida nos da en la tierra, esperando el fulgor del divino amor.

   Sombras; huid para que pueda brillar siempre serena la antorcha que ilumine los senderos de la justicia y el bien. Huid, para que toda la humanidad se sienta hermanada, desaparezca la discriminación, la maledicencia punible y la prepotencia, que impiden al hombre ser humano y sentirse feliz de poder compartir con todos el bien común y la paz.-
                                         -- María Julia LUNA TIRADO.

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