martes, 25 de septiembre de 2012

'LA PRESENCIA DE DOÑA MARIA JULIA ' : TRISTEZA.


                                             TRISTEZA en el albo amanecer. Tristeza en el oscuro anochecer. Tristeza que pretende desaparecer con el atardecer rosicler. Al contemplar todos los matices del arco iris, los ojos se asombran, se deleitan y el alma se dice : tristemente, todo llega, porque es el destino señalado por Dios. Y hágase su voluntad si la tristeza anida en el alma.

   Tristeza, producto que deja el dolor que nos hace fuertes y se diluye en leve sonrisa, pues los labios y la boca se acallaron para la alegre carcajada, que dejáramos escapar en compañía de quienes tanto amábamos y perdimos para siempre.

   Tristeza, aposentada en el corazón, que late lentamente al recordar los motivos que la producen y nos ordena no llorar, sino levantar los ojos al cielo y rezar lo que siempre se hizo juntos, el Padre Nuestro.

   Tristeza, que eres enorme cuando no hay con quien compartirte y te haces más honda, cuando se debe ocultar, porque se entiende que no hay derecho a trasmitirte a los demás, y ello nos obliga a tenerte en mutis ; por algo eres silenciosa y muda.

   Tristeza, producida por la justicia o la maldad ; que amilana pasajeramente, pero hace al corazón gigante, que como una esponja la absorbe y luego la escurre con el perdón y el olvido, haciéndonos madurar y entender que el amor es el único remedio para ti.

   Tristeza, tienes el poder de sublimar al ser humano, lo haces comprender lo finito que es, y que la muerte nos lleva al más allá, a lo trascendente : por eso debemos esperar con fe, vivir con humildad y compartir con amor.

   Tristeza, nos haces reflexivos, invitas a la meditación, a analizar problemas, a buscar las causas que los provocan y a tratar de encontrar soluciones no dañinas a los demás, sino más bien, que traigan la armonía en la práctica de la convivencia humana.

   Tristeza, es posible que seas un sentimiento normal en los seres humanos ; te presentas después de la alegría que se ausenta y se añora, denominándola melancolía, añoranza lejana.

   Tristeza, eres necesaria en la vida, porque sintiéndote nos haces comprender lo que es la alegría y la felicidad, tan volanderas, y que solamente se pueden retener con amor, con mucho amor, remedio único que aviva y alegra el alma.

--María Julia LUNA TIRADO

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