martes, 3 de junio de 2014

EL AMOR A LA PATRIA / Ricardo LEÓN

     Hay muchos modos de amar a la Patria… Esa inquietud, ese descontento en que vivimos, nos fuerzan a trabajar, a descubrir nuevas rutas, a emprender caminos de perfección. 
   Los resignados, los satisfechos, los aduladores de la vanidad nacional son los peores enemigos de la Patria.    Más hacen por ella quienes luchan y se revuelven contra los vicios seculares, contra los rancios patrones, contra la pereza vestida de retórico patriotismo.
   Es más necio y cobarde volver los ojos al pasado y llorar eternamente a los muertos, que defender a los vivos y afrontar con energía lo porvenir. Amar las cosas, mejorarlas.
   El progreso es obra de los revolucionarios en todos los órdenes, de quienes han sabido deshacer encuentros, enmendar sinrazones e imponer el ideal con generosas arremetidas. El amor no duerme sino que vela con la lanza en ristre y el corazón lleno de sublimes locuras. El heroísmo huye del sosiego y ama la inquietud sobre todas las cosas… Dejemos ya los sepulcros y las ruinas, la grosera comodidad del surco y el escabel al fuego…
   Olvidemos los ditirambos de la edad fabulosa de las pródigas castañas y las solícitas abejas… Orientemos nuestros ideales por encima de los tejados, cielo arriba, al sol de este nuevo renacimiento universal.        ¿Para qué encerrarnos  en nuestra antigua torre a morir entre libros viejos y armaduras mohosas? 
   ¿Qué vale ya lo que fue? Lo futuro será lo que nosotros querramos que sea.

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