Imagen alcanzada por Kotharu
En 1954, la Asamblea General de la ONU, recomendó a todas las naciones instituir el Día Internacional del Niño, para promover el bienestar de los infantes del planeta y su derecho a la educación, salud y protección.
Como niños
Si no os hiciereis como niños… Yo no voy a entrar en
teologías. Ni falta que hace. Pero a mí, como a cualquiera, me siguen
sorprendiendo los niños. Y me recuerdan la belleza del reino… de la vida.
Te cruzas con una madre y un niño desconocidos. La madre,
como es muy natural, no te dirige la palabra. Ni tú a ella. Pero a veces el
niño desconocido, como es bastante natural, te mira de arriba abajo, te dice
“hola” y te sonríe… Uno le contesta y le sonríe también. Y, a lo mejor, si uno
no es un poco ogro, le añade alguna palabra cariñosa de regalo. Por ahí van los
tiros y las luces del siguiente micro-relato.
RELÁMPAGOS
Los viajeros del autobús urbano iban en un silencio oscuro,
triste, casi como el nublado que se adensaba en el exterior. Delante del viejo,
un niño pequeño se mecía en su cochecito. El viejo le miró desde su asiento sin
moverse. Le guiñó un ojo. El niño alzó su cabecita y lo observó atento. El
viejo le guiñó el otro ojo. El niño se incorporó y lo miró sin pestañear.
Volvió el viejo a marcarle un tercer guiño y el chico le imitó pinzando su
ojito izquierdo. No pudo el viejo contener la sonrisa, que el niño le pagó al
instante con otra sonrisa abierta. Las sonrisas del viejo y el niño fueron un
cruce de relámpagos que rasgaron e iluminaron el silencio del autobús.
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