TRANSICIÓN DE
LA NOVELA A LA POESÍA
Todo lo hasta ahora dicho parece probar sólo
la concepción poética de la obra de Kafka. Pero no es lo único poético que esta
obra tiene, ni podía ser de otra manera dada la intensidad poética de esa
concepción.
Comencemos por advertir que él mismo habla
de la necesidad “de afirmar su
existencia espiritual” como preocupación primordial. Todo lo demás, la vida
ordinaria le es indiferente o, mejor dicho, sólo le interesa en función de la
vida espiritual y ésta en él se concreta, como auténtica vocación, en la
literatura: “no soy más que literatura:
no puedo ni quiero ser más que eso”. Hasta llega a sufrir el horror de malograr
su misión cuando experimenta el sentimiento de que todo está pronto en él para la creación poética y que este trabajo
puede ser para él “una divina disolución y un real advenimiento a la vida”. Y
el punto de partida de esta pasión, de este lirismo, de esta tensión de este
“fuego eterno” del terror de creer que alterna con el terror de no creer y se
convierte así en una vislumbre de rara eternidad tan triste como su vida
actual. “La disposición que me lleva a representar esta vida interior y su
desarrollarse de ensueño ha desplazado a todo lo demás a segundo plano”,
escribe Kafka en 1914.
Ya en 1911 había explicado a su médico: “Mi
posibilidad de poder utilizar todas mis facultades y cada posibilidad de
cualquier manera, está toda entera en el dominio literario. Y ahí, en efecto,
he experimentado estados, aunque en verdad no muchos, que me parecen bastante
vecinos de los estados iluminativos…”.
Él mismo comparó su actividad creadora con
un “nuevo esoterismo, una cábala”.
También en el escribir siente la
contradicción: ni siquiera una palabra cuando se escribe conviene a otro que
oye chocar entre sí las consonantes sonando a hueco, cantar las vocales como
negros de Exposición…/Si bastara colocar una palabra para que uno pudiera luego
despreocuparse, con la conciencia tranquila de haberse volcado por entero en
esta palabra!... Pero estas palabras para él son “dardos” que se vuelven contra
él mismo: palabra nacida del silencio y vuelta hacia el silencio insoportable,
espantoso.
SUBLIME
DEFINICIÓN DE LA LITERATURA
“Nuestro arte, dice, es ser cegados por la
verdad: sólo la luz sobre el rostro gesticulante que retrocede es verdad y nada
más que eso… para ellos hablo y no para mí”.
Quiere vida en la literatura: “ya puede la
lógica ser inquebrantable: no resiste a un hombre que quiere vivir”.
Y aprende a vivir el que sufre: “sólo aquí
abajo el sufrimiento es sufrimiento…. porque lo que llamamos sufrimiento en
este mundo, al encontrarse incambiado y liberado de su contrario, es la
bienaventuranza”.
Mas la vida en la letra no es cualquier
vida. Por eso la letra no puede para él ser cualquier literatura: tiene que ser
palabra de eternidad, esencial: poesía: “Escribir,
forma de oración”. (M. Brod, 109)
REALIZACIÓN
POÉTICA
La poesía de Kafka es gran poesía porque
Kafka es más que un poeta y más que un pensador. Alcanza las honduras en que la
reflexión se convierte en poesía y, a su vez, la hondura de su poesía es
aproximación al misterio de la “culpa” y al de la recuperación por la Gracia en
la redención religiosa. Prescindir de lo religioso en Kafka es quedarse sin
Kafka.
Kafka ha sido llamado realista extremo
porque para la representación de las cosas ideales se sirve de un lenguaje que
a primera vista parece ser realista, paro cada una de sus palabras insinúa un
sentido difícil de adivinar del todo.
Parece no salir de la cotidiana prosaica
realidad pero, al reflexionar, vemos que la realidad de la que se trata está en
un plano superior al que no todos pueden ni quieren ascender. Por ejemplo, en Colonia penitenciaria, anticipo como
otras obras suyas del mundo concentracionista, se traslada de la esfera de lo
ético a la de lo religioso. Trasposición nada fácil porque, para común
perspectiva humana, una realidad distinta
de la corriente se le presenta como
irreal y sólo captable como mundo del reino de los sueños. Sin duda, Kafka
poeta, aprovechó esos sueños como reveladores de la verdadera situación del
hombre, y hasta como mensajes de Dios, a un hombre no disipado sino atento. Para él los sueños son susceptibles de una exégesis espiritual infinitamente
más reveladora que el simple psicoanálisis psiquiátrico. Ya se demostró que hay
realidades psíquicamente incaptables fuera del mundo de los sueños: y sólo
reflejables en el oscuro espejo de la fina punta del alma. En la realidad hay
relaciones que la vigilia no capta, pero sí el sueño. Más aún: en el sueño se
revela el corazón del hombre y también toda la perspectiva de su vida. Luego,
el sueño poético había de ser la expresión de la relación de los distintos
planos de la realidad. Esa es la razón de que su obra pertenezca a la
literatura visionaria. Y para ella tiene el don de un lenguaje mágico. Por eso
su peculiar dicción en el idioma propio es intraducible como ocurre con toda
verdadera poesía y sólo puede barruntarla algo quien posea siquiera una aproximación a su idioma
original.
Luego lo poético en la obra de Kafka no es
sólo su concepción sino también su composición. La pureza y la fuerza poética
de aquélla, pureza y fuerza de ésta dan una poesía completa.
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