lunes, 8 de diciembre de 2014

KAFKA: TRANSICIÓN DE LA NOVELA A LA POESÍA. SUBLIME DEFINICIÓN DE LA LITERATURA. REALIZACIÓN POÉTICA / Juan Carlos GARCÍA SANTILLÁN

TRANSICIÓN DE LA NOVELA A LA POESÍA
   Todo lo hasta ahora dicho parece probar sólo la concepción poética de la obra de Kafka. Pero no es lo único poético que esta obra tiene, ni podía ser de otra manera dada la intensidad poética de esa concepción.
   Comencemos por advertir que él mismo habla de la necesidad  “de afirmar su existencia espiritual” como preocupación primordial. Todo lo demás, la vida ordinaria le es indiferente o, mejor dicho, sólo le interesa en función de la vida espiritual y ésta en él se concreta, como auténtica vocación, en la literatura: “no soy más que literatura: no puedo ni quiero ser más que eso”. Hasta llega a sufrir el horror de malograr su misión cuando experimenta el sentimiento de que todo está pronto en él  para la creación poética y que este trabajo puede ser para él “una divina disolución y un real advenimiento a la vida”. Y el punto de partida de esta pasión, de este lirismo, de esta tensión de este “fuego eterno” del terror de creer que alterna con el terror de no creer y se convierte así en una vislumbre de rara eternidad tan triste como su vida actual. “La disposición que me lleva a representar esta vida interior y su desarrollarse de ensueño ha desplazado a todo lo demás a segundo plano”, escribe Kafka en 1914.
   Ya en 1911 había explicado a su médico: “Mi posibilidad de poder utilizar todas mis facultades y cada posibilidad de cualquier manera, está toda entera en el dominio literario. Y ahí, en efecto, he experimentado estados, aunque en verdad no muchos, que me parecen bastante vecinos de los estados iluminativos…”.
   Él mismo comparó su actividad creadora con un “nuevo esoterismo, una cábala”.
   También en el escribir siente la contradicción: ni siquiera una palabra cuando se escribe conviene a otro que oye chocar entre sí las consonantes sonando a hueco, cantar las vocales como negros de Exposición…/Si bastara colocar una palabra para que uno pudiera luego despreocuparse, con la conciencia tranquila de haberse volcado por entero en esta palabra!... Pero estas palabras para él son “dardos” que se vuelven contra él mismo: palabra nacida del silencio y vuelta hacia el silencio insoportable, espantoso.

SUBLIME DEFINICIÓN DE LA LITERATURA
   “Nuestro arte, dice, es ser cegados por la verdad: sólo la luz sobre el rostro gesticulante que retrocede es verdad y nada más que eso… para ellos hablo y no para mí”.
   Quiere vida en la literatura: “ya puede la lógica ser inquebrantable: no resiste a un hombre que quiere vivir”.
   Y aprende a vivir el que sufre: “sólo aquí abajo el sufrimiento es sufrimiento…. porque lo que llamamos sufrimiento en este mundo, al encontrarse incambiado y liberado de su contrario, es la bienaventuranza”.
   Mas la vida en la letra no es cualquier vida. Por eso la letra no puede para él ser cualquier literatura: tiene que ser palabra de eternidad, esencial: poesía: “Escribir, forma de oración”. (M. Brod, 109)

REALIZACIÓN POÉTICA
   La poesía de Kafka es gran poesía porque Kafka es más que un poeta y más que un pensador. Alcanza las honduras en que la reflexión se convierte en poesía y, a su vez, la hondura de su poesía es aproximación al misterio de la “culpa” y al de la recuperación por la Gracia en la redención religiosa. Prescindir de lo religioso en Kafka es quedarse sin Kafka.
   Kafka ha sido llamado realista extremo porque para la representación de las cosas ideales se sirve de un lenguaje que a primera vista parece ser realista, paro cada una de sus palabras insinúa un sentido difícil de adivinar del todo.
   Parece no salir de la cotidiana prosaica realidad pero, al reflexionar, vemos que la realidad de la que se trata está en un plano superior al que no todos pueden ni quieren ascender. Por ejemplo, en Colonia penitenciaria, anticipo como otras obras suyas del mundo concentracionista, se traslada de la esfera de lo ético a la de lo religioso.          Trasposición nada fácil porque, para común perspectiva humana, una realidad distinta 
de la corriente se le presenta como irreal y sólo captable como mundo del reino de los sueños. Sin duda, Kafka poeta, aprovechó esos sueños como reveladores de la verdadera situación del hombre, y hasta como mensajes de Dios, a un hombre no disipado sino atento.    Para él los sueños son susceptibles de una exégesis espiritual infinitamente más reveladora que el simple psicoanálisis psiquiátrico. Ya se demostró que hay realidades psíquicamente incaptables fuera del mundo de los sueños: y sólo reflejables en el oscuro espejo de la fina punta del alma. En la realidad hay relaciones que la vigilia no capta, pero sí el sueño. Más aún: en el sueño se revela el corazón del hombre y también toda la perspectiva de su vida. Luego, el sueño poético había de ser la expresión de la relación de los distintos planos de la realidad. Esa es la razón de que su obra pertenezca a la literatura visionaria. Y para ella tiene el don de un lenguaje mágico. Por eso su peculiar dicción en el idioma propio es intraducible como ocurre con toda verdadera poesía y sólo puede barruntarla algo quien  posea siquiera una aproximación a su idioma original.

   Luego lo poético en la obra de Kafka no es sólo su concepción sino también su composición. La pureza y la fuerza poética de aquélla, pureza y fuerza de ésta dan una poesía completa.

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