YURAMARCA
DE: ORACIONES SIGLO XX
“HISTORIA DE AMOR”
Señor: En
esta fecha de San Marcos (25 de abril), evangelista, quiero pedirte un aumento
de amor práctico hacia ese único Evangelio tuyo, cuya redacción confiaste a Mateo,
Lucas y Juan.
Señor, déjame
pedirte primero de todo, que siga como best
seller de librería el libro de tu vida y doctrina, escrito por los cuatro
evangelistas, hasta que no haya un solo discípulo tuyo que no tenga en su
biblioteca los Evangelios.
En segundo
lugar, Señor, enséñame a leer esas páginas únicas, inspiradas, con su espíritu
limpio y sencillo, sin pretensiones literarias ni corazón maleado; para que así
podamos entender tu mensaje a los pobres de espíritu.
Señor, mientras bebemos en la fuente más pura
de la revelación cristiana, descúbrenos prácticamente que tu Evangelio significa
“la buena noticia” del Reino de Dios; que sintamos flotar a lo largo y ancho de
sus páginas esa verdad omnipresente y consoladora de que tenemos en el cielo un
Padre providente.
Señor, que la
lectura diaria de los Evangelios nos comunique el sentido cristiano de la vida,
y que sepamos iluminar con sus palabras “de vida eterna” todas y cada una de
las vicisitudes de nuestra historia contemporánea; desde la lejana guerra
asiática, hasta el cercano problema familiar.
Señor,
concédenos asimilarnos tanto tu Evangelio, que sin pensarlo, nuestras vidas
sean ediciones actualizadas de tu doctrina, ejemplares vivientes de tu divino
Mensaje.
Rafael de Andrés.
DOM. XXIV DEL
TIEMPO ORDINARIO
“Entonces
Pedro se acercó y le dijo: ¿Cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi
hermano? ¿Hasta siete veces? Jesús le
contestó: No digas siete veces, sino hasta setenta y siete veces…..
Y Jesús
terminó con estas palabras: ‘Así hará mi Padre Celestial con ustedes, si no
perdonan de corazón a sus hermanos”. Mateo 18, 21-35.
Pedro interrumpe al Señor, en la enseñanza que le viene impartiendo a la comunidad
respecto a la reconciliación, para preguntarle acerca de la cuantificación del
perdón: ¿cuántas veces le tengo que perdonar? De manera magistral, el Señor
responde con una parábola para que su oyente obre conforme al plan de Dios. En la misma intervienen tres
actores: un Rey, un servidor y por último, un amigo del servidor. Después de
escuchar al Señor, le corresponde al discípulo replantear sus relaciones
interpersonales y comunitarias de acuerdo a los valores del Evangelio.
PÁGAME LO QUE ME DEBES
Qué ridículo
queda el siervo poderoso de que nos habla el Evangelio de hoy.
Lo llamo
“poderoso” porque tenía una deuda de millones, si lo traducimos a nuestras
monedas.
Jesús, como
buen pedagogo, nos da una lección magistral.
El siervo
poderoso, ante la amenaza del dueño al que debe tanto dinero, pide
misericordia:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré
todo”.
El dueño se
conmovió y le perdonó todo.
Por otra
parte, un siervo pobrete debe cien denarios, equivalente a cien días de
trabajo, a su con-siervo, al que he llamado el siervo poderoso.
Una miseria,
en realidad, si la comparamos con la deuda del otro.
El pobre hace
la petición a su compañero con las mismas palabras que él utilizó y éste es un
detalle magistral de Jesús para resaltar qué ridículos somos unos hombres con
otros:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré
todo”.
Como hemos
visto el amo generoso perdonó la gran deuda, en cambio el siervo miserable
encarcela al pobrete “hasta que le pague todo”.
Ya se sabe:
“el amo” es Dios que perdona a todos las deudas que contraemos con nuestros
pecados.
Por eso en
los siervos, tantas veces creídos y miserables, estamos bien retratados
nosotros.
Dios nos
perdonó todo en Cristo y nos abrió los cielos pero nosotros nos peleamos y
hasta nos odiamos por unas monedas.
Como
conclusión Jesús pide que aprendamos a perdonarnos unos a otros porque “si no
perdonamos de corazón a los demás, tampoco Dios nos perdonará”.
Es lo del
padrenuestro: “perdónanos porque perdonamos”.
Dios no
cuenta las veces que perdona.
Para Él no es
aceptable la generosidad de Pedro que decía ¿perdonaré hasta siete veces?
Por eso
Jesús, jugando con los números, le contesta: “setenta veces siete, Pedro”, es
decir, siempre.
Ignacio
Alemany Grau, Obispo.
DE MI ÁLBUM
(Usquil, Milene Alfaro)
U. con lluvia
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