ALGO
NACE, ALGO TERMINA
Unos días después, frente a un amplio
espejo, Janice observa su figura en un vestido celeste.
“¿Y éste?, ¿Qué les parece?
En la habItación, Alysse y Flere la observan
de pies a cabeza.
“Demasiado elegante diría yo”/ dice Flere.
Janice se coloca un vestido rosa de amplio
escote.
“¿Y ahora?”/ pregunta ella.
Alysse sacude la cabeza.
“No va contigo”.
“Nunca vi a nadie pasar tanto tiempo frente
a un espejo”/ comenta Flere.
Janice se coloca un vestido blanco floreado.
“Este es el último”.
Alysse y Flere se miran el uno al otro.
“Está perfecto”/ dicen ambos a la par.
Janice respira hondo.
“Espero que a Columbio le guste. Me emociona
mucho poder conocer a sus padres esta tarde”.
“Todo saldrá bien. Columbio se sentirá
orgulloso de tenerte a su lado”/ comenta Alysse.
“Los dejarás deslumbrados…”/ opina Flere.
Janice sonríe.
En su habitación, Columbio se recorta la
barba frente a un espejo de mano. Milun lo observa.
“Entonces eso significa que pronto sentarás
cabeza”/ dice Milun.
Columbio eleva la mirada, burlándose.
“No lo sé. Pero es tiempo que mis padres
conozcan a Janice y vean lo buena que es”.
Milun sonríe.
“Entiendo. A veces crees conocer a alguien
muy bien…”
Columbio observa a Milun, sorprendido.
“…Pero nos equivocamos”/ agrega Milun.
“¿Qué sucede contigo? Pareces fastidiado”.
Milun baja la mirada.
“No tengo más qué decir”.
“Entonces déjame en paz y asegúrate que todo
marche bien durante mi ausencia”/ responde Columbio.
Milun asiente.
“¡Suerte!”
En sus recámaras, la Reina Beatriz recibe
los alimentos que Rebeca le proporciona. Con mirada ida, la Reina levanta la
mano.
“No deseo más”.
“Pero Su Majestad, debe alimentarse más”/
responde Rebeca.
“Déjame sola”.
Rebeca baja la mirada. La Señorita Pía entra.
“Su Majestad, el Rey”.
El Rey Aidan ingresa. La Señorita Pía y Rebeca
se marchan.
“He sido informado que llevas muchos días
sin abandonar tu habitación”/ dice el Rey.
“Son exageraciones”/ contesta la Reina.
El Rey se acerca a ella y se arrodilla.
“¿Ocurre algo malo? Tu semblante no es el de
antes”.
La Reina mira a todos lados.
“Estoy bien. Trataré de dormir de otra
forma”.
“Espero te ayude”.
El Rey toma su mano.
“Sabes que puedes confiar en mí”/ agrega él.
La Reina asiente.
Alysse camina por el pasillo principal hacia
la recámara de la Reina y se encuentra con Casey.
“Buen día, Señorita Alysse”.
Alysse responde con una sonrisa y continúa su
caminar.
Casey la observa de espaldas detenidamente.
“Espero no cometas el mismo error…” Se
escucha una voz.
Casey da vuelta y ve que es Donés.
“…que tu hermano”/ agrega Donés.
Casey frunce el ceño.
“¿Quién se cree que es, para referirse a mí
con esa confianza?”
“Calma. Sólo trato de ayudar”.
Casey se acerca a Donés, amenazante.
“No necesito de sus tontos consejos”.
“El Monseñor me ha informado de su
situación. Le ruego escuche mis palabras”.
Casey lo mira, incrédulo.
“Por favor, acompáñeme”/ dice Donés.
En los jardines, Papier toma a Rebeca de la
cintura.
“Ya basta”/ dice Rebeca con una sonrisa de
oreja a oreja.
“No se preocupe. La Reina aún descansa”.
Rebeca baja la mirada.
“No es eso. No me gusta esto de vernos a
escondidas”.
Papier acaricia el rostro de ella.
“Muy pronto gritaré a los cielos el gran
amor que siento hacia usted”.
Rebeca sonríe.
“¿Cree usted que la Reina lo tomará bien?”/
pregunta Rebeca.
“Desde luego. A la Reina le encantará
bendecirnos”.
Papier y Rebeca se besan. Desde la ventana de
las recámaras de la Reina, Alysse los observa.
“¡Huh!”/ suspira de golpe.
“¿Ocurre algo?” pregunta la Reina Beatriz.
“No, Su Majestad. Olvidé preguntarle a
Janice si me necesitará a su regreso”.
La Reina sonríe.
“Deja de preocuparte. Columbio se hará
cargo”.
Alysse asiente.
“No veo la hora en que Columbio dé el
siguiente paso”/ dice la Reina. Así como Milun y tú”.
Alysse la mira, sorprendida.
En la aldea de Chandler, un carruaje se abre
paso por las estrechas calles de un barrio muy concurrido. Dentro de él,
Columbio toma la mano de Janice.
“Hemos llegado”/ dice él.
“Qué belleza. Jamás vi algo parecido”/
responde Janice.
El carruaje se detiene en una plaza rodeada de
viviendas empedradas. En el centro, seis niños y niñas corren alrededor de un
pozo de agua.
Columbio sostiene a Janice de la mano al
descender.
“Bienvenida a mi humilde morada”
Jnaice mira alrededor, emocionada.
“¡Magnífico!”
Columbio observa a los niños jugar.
“Algunas cosas nunca cambian”/ dice él.
Janice toma a Columbio del brazo.
“Vamos donde ellos”/ grita Janice.
Janice se apoya en el borde del pozo.
“Es como estar en un cuento de hadas”/
suspira ella.
“Me alegra hayas aceptado venir aquí”.
“No tienes idea la felicidad que siento”.
Dos muchachos, con un laúd en mano y otro con
una flauta se acercan y tocan una melodía.
“No, gracias”/ dice Columbio.
“¿Y por qué no?”/ exclama Janice.
Janice toma la mano de Columbio. Columbio la
toma de la cintura.
“¿Estás segura?”/ pregunta él.
“Creo haber aprendido algo”.
Columbio y Janice se desplazan de un lado al
otro.
“Lo haces muy bien”.
Los niños los rodean y aplauden llenos de
entusiasmo. Una niña se acerca a Janice y le alcanza una guirnalda de rosas.
Janice se la coloca en la cabeza.
“Luces muy bella”/ agrega Columbio.
Columbio y Janice se miran fijamente, mientras
que sus cuerpos se dejan llevar por la melodía.
En la cocina, Rebeca espera por una bandeja.
Alysse se acerca.
“Debo preguntarte si existe algo entre el
Conde de Papier y tú”.
Rebeca se queda paralizada.
“Prometo guardar absoluta discreción”/
agrega Alysse.
Rebeca baja la mirada y lleva su mano a la
cabeza.
“Qué vergüenza…yo…”
“Cálmate. No te estoy reclamando. Es más, me
dio alegría verlos juntos”.
Rebeca mira a Alysse, sorprendida.
“Señorita, el Conde me ha invitado a andar
con él”.
Alysse sonríe y coloca su mano en el hombro de
Rebeca.
“¿Y cómo te sientes?”.
“Me agrada su compañía. Es muy gentil”/
responde Rebeca.
“Espero que continúen de esa manera”.
Rebeca niega con la cabeza.
“Señorita, ambos pertenecemos a mundos
distintos”.
“Es verdad. Pero ¿quiénes somos nosotros
para mandar en nuestro corazón?”/ dice Alysse con determinación.
Rebeca sonríe.
“Gracias, Alysse”.
En sus apartamentos, Donés despliega unos
documentos sobre su escritorio. Casey se queda boquiabierto al observarlos.
“Como te lo había dicho”/ comenta Donés.
Casey toma uno delos documentos. Su mano
tiembla.
“Entonces Alysse jamás devolvió las joyas
que mi hermano le obsequió durante su compromiso”.
“Precisamente. Esa criada no es más que una
timadora”/ responde Donés.
Casey deja caer los documentos sobre el
escritorio.
“Es momento de tener una seria conversación
con ella”.
“Buena suerte”.
“No permitiré que continúe burlándose del
buen nombre de mi familia”/ grita Casey.
Donés sonríe.
Papier
ingresa en los apartamentos del Rey y hace una venia.
“Su Majestad, estoy a sus órdenes.
El Rey Aidan, sentado en su escritorio, ondea
su mano hacia él.
“Acérquese, Conde. Necesito de vuestra
ayuda”.
Papier da unos pasos hacia él, sorprendido.
“Se trata de la Reina”/ susurra el Rey.
“¿Le ocurre algo malo?”
“Quisiera tener el poder de ser adivino y
así poder ayudarla. Creo que se trata de Arturo. Ella deseaba mucho tenerlo en
Palacio”.
“Correcto, Su Majestad. Una verdadera
lástima”.
“Pero no podemos seguir lamentándonos. Sobre
todo ella, una mujer tan joven y llena de vida”.
Papier asiente.
“Es por eso que lo he citado aquí. Creo a
usted capaz de poder ayudarla a disipar todas sus penas”/ agrega el Rey.
Las cejas de Papier se elevan.
“Su Majestad…yo…”
“Sus ideas siempre me han impresionado. Es
por eso que me atrevido pedirle este favor”.
Papier respira hondo.
“De acuerdo, Su Majestad. Haré todo lo que
esté en mis manos”.
El Rey sonríe.
“Sabía que podía contar con usted. Alguien
se hará cargo de sus labores”.
Papier finge una sonrisa.
En la aldea, Janice y Columbio ingresan al
patio de una de las casas.
“¿Es aquí?”/ pregunta Janice.
La puerta adjunta se abre, y un muchacho de
cabello trasquilado corre hacia Columbio. Lleva puesto una camisa de lana y
unos pantalones cortos.
“¡Umbio…!”/ grita el muchacho emocionado.
Columbio lo recibe en sus brazos.
“Vaya que has crecido”.
El muchacho aprieta los brazos de Columbio.
“Pero aún no soy tan fuerte como tú”.
“Ya llegará el día. Te presento a Janice,
una de las doncellas del Palacio”.
Janice sonríe.
El muchacho se inclina hacia ella.
“Un placer conocer tan bella dama. Mi nombre
es Paris”.
“¡Paris, qué bello nombre!/ exclama Janice.
“Si fuera la Reina, construiría una ciudad con ese nombre”.
“No hace falta, Señorita. Basta con tenerme
a mí”.
Columbio golpea a Paris en el hombro.
“Veo que has aprendido mucho de mí”.
En la entrada, un hombre y una mujer de
humildes vestimentas los observan. El hombre lleva un sombrero de punta y la
mujer una malla en la cabeza.
“Hasta que decidiste venir a vernos”/ dice
el hombre masticando el tallo de una hortaliza.
Columbio toma a Janice de la mano y la lleva
hacia la puerta.
“Papá, mamá, debo presentarles a Janice”.
Janice sonríe, llena de nervios.
“He oído tanto de ustedes, que creo
conocerlos”/ comenta Janice.
“¡Huh!, me sorprende”/ dice el padre de
Columbio.
La madre de Columbio dibuja una sonrisa en su
rostro mientras se limpia las manos en su mandil.
“Bienvenida sea. Han llegado justo para la
cena”.
“Vamos, adelante”/ dice el padre de
Columbio.
Janice mira a Columbio con sorpresa a ingresa
a la habitación con él.
Detrás de ellos Paris observa detenidamente a
Janice.
“¿Y todas las damas en el Palacio son así de
hermosas?”
Alysse camina por uno de los pasillos y
Casey le da el encuentro con uno de los documentos en la mano.
“¿Cómo habéis atrevido a apropiarte de algo
que no te pertenece?”/ pregunta Casey, irritado.
Alysse lo mira, sorprendida.
Casey le muestra frente a sus ojos el
documento que incluye descripciones y cifras en referencia a las joyas que el
Duque le obsequió.
“¿Creerías que nadie haría algo al
respecto?”
Alysse hace a un lado el documento.
“Señor Casey, me parece haber sido franca
con usted en lo que refiere a su hermano”/ contesta Alysse con determinación.
“Sin embargo, la realidad demuestra lo
contrario”
Alysse niega con la cabeza.
“Todas esas joyas fueron devueltas a su
hermano, el día que finalizó nuestro compromiso”.
Casey se ríe.
“Claro, ¿y quién da fe a eso?”
“La Reina”/ responde Alysse.
Casey se paraliza.
“Para evitar conflictos, ella se las hizo
llegar por medio de vuestra esposa, la señora Britta”.
“¿Insinúas que mi mujer tuvo algo que ver en
ello?”
“No lo sé, pero espero sea la última vez que
me acuse de algo”.
Alysse se da vuelta y Casey la toma del brazo.
“Espera, quiero que me digas si en verdad
Britta es culpable de lo que se le acusa”.
Alysse baja la mirada.
“¿Y por qué creería en la palabra de una
criada?” ¿Por qué mi hermano aun con la mente torcida vio algo bueno en usted?”
En eso Milun se acerca.
“¡Suéltala!/ grita él.
Casey lo mira, desafiante.
En las recámaras de la Reina, Rebeca ayuda a
la Reina Beatriz con un chaleco de cuero. Frente a ellas, Papier.
“Es perfecto para la ocasión”/ dice él.
La Reina se mira en el espejo, sorprendida.
“No creo adecuado abandonar mi habitación
con esta indumentaria”.
“Su Majestad, luce usted divina”.
“Aun no comprendo la razón de su
insistencia. Pronto caerá la noche”/ comenta la Reina.
“Debe confiar en mí. Sólo tomará un momento”.
“Ya veo que usted no conoce el significado
de una negación”.
Papier y Rebeca comparten una sonrisa de
complicidad.
En el comedor de la casa de los padres de
Columbio, Janice comparte la mesa con Columbio y su familia. La madre de
Columbio coloca en la mesa un lechón ahumado, generando repulsión en Janice.
“Mi mujer prepara el lechón, como ningún
otro”/ dice el padre de Columbio.
La madre de Columbio corta el lechón y le
sirve a Janice.
“Espero os guste”.
Janice observa en su plato la jugosa rebanada
y siente un mareo. La madre de Columbio toma asiento. El padre de Columbio hace
una venia.
“¡Qué disfruten!”
Columbio prueba una rebanada y sonríe muy a
gusto.
Janice se lleva un pedazo a la boca y lo traga
de golpe.
“Te lo he advertido”/ dice el padre de
Columbio.
Janice disimula una sonrisa.
“Claro que debes estar acostumbrada a los
manjares que se sirven en el Palacio”/ agrega él.
“Siempre me ha fascinado la variedad de
platos que Frezzia ofrece”/ responde Janice.
“¿Y no tienes problema alguno en lidiar con
la Reina? Pregunta la madre.
“La Reina… no es una persona complicada”.
“¿Cómo que no?”/ comenta el padre, “Se dice
que es una mujer muy arrogante, que sólo se dedica a lujos y fiestas?”
Janice deja caer su tenedor.
“Nada de eso es verdad”/ opina Columbio.
“Hombre, no trates de tapar el sol con un
dedo. Es bien sabido que ella misma causó la pérdida de sus hijo”.
Janice baja la mirada.
“¡Basta, cambiemos de tema!”/ exclama
Columbio.
“¿Se
encuentra bien, señorita Janice?”/ pregunta Paris.
El padre y la madre se miran.
En el pasillo, Casey libera el brazo de
Alysse.
“¿Cómo te atreves a lastimarla?”/ pregunta
Milun.
“Tan solo conversábamos”/ responde Casey.
“Has ignorado mi advertencia”.
Alysse se coloca delante de Milun.
“Es verdad”/ dice ella.
“Sobre las joyas del Duque”.
Milun sonríe.
“No me digas que este sujeto ha venido a
reclamarte algo”.
“Eso a ti no te incumbe”/ comenta Casey,
enfurecido.
“Ya veo, sos igual o peor que vuestro
hermano”.
Casey desenvaina su espada y la apunta hacia
Milun.
“Te haré tragar tus palabras”.
“¡Basta!”/ grita Alysse.
Milun aparta a Alysse.
“No sabes el placer que me daría acabar
contigo así como lo hice con vuestro hermano…”
Alysse se queda atónita.
Casey frunce el ceño.
“Maldito seas”/ dice él.
“…Pero este no es el momento ni el lugar”.
La mano de Casey, tiembla.
“Mañana, a esta misma hora, en la glorieta”/
agrega Milun.
Casey,
lleno de furia, guarda su espada.
“Reto aceptado”.
“De ninguna manera”/ comenta Alysse.
Casey se da vuelta y camina.
“¡Deténganse!”/ grita Alysse.
“Deja que se marche”/ dice Milun.
Alysse mira a Milun, enfurecida.
“Me mentiste”/ dice ella.
Milun la mira, sorprendido.
En el patio, la Reina Beatriz y Rebeca
observan a Papier acercándose montado sobre un caballo negro.
“¿Pero se volvió loco?”/ comenta la Reina.
Rebeca sonríe.
Papier se detiene frente a ellas y extiende la
mano.
“Su Majestad, os pido me acompañe”.
La Reina niega con la cabeza, llena de temor.
“No se preocupe. Tome mi mano”.
“Pero la última vez que me subí a un
caballo…”
“Esa es la razón. Ya verá que ahora no tiene
nada que temer”.
La Reina observa al caballo, desconfiada.
“Su Majestad, el Conde sabe lo que hace”/
susurra Rebeca.
La Reina respira hondo y toma la mano de
Papier. Al estar sobe el caballo, ella se aferra a los hombros de Papier.
“¡Magnífico!”/ dice Papier.
El caballo da unos pasos.
“Tranquila, Su Majestad”
El caballo trota en círculos. La Reina cierra
los ojos al sentir el fresco aire golpear su rostro.
Con precipitado galope, el caballo ingresa a
los jardines.
“Sujétese, Su Majestad”.
La Reina cubre su rostro con la espalda de
Papier.
“Vamos, mantenga los ojos abiertos”.
La Reina dirige su mirada hacia adelante, muy
conmovida por la exuberante belleza de los árboles.
“Se lo dije. Esta vez sería diferente”.
La Reina sonríe.
“¡Más rápido!”/ grita ella.
El caballo avanza con más velocidad.
“¡Más rápido! ¡Adelante!”/ exclama la Reina,
muy emocionada.
Papier sujeta la mano de la Reina.
En el carruaje, Janice y Columbio se dirigen
en dirección al Palacio. Janice permanece con la cabeza gacha. Columbio tomas
sus manos.
“No debes hacer caso a lo que se dice de la
Reina”.
Janice niega con la cabeza.
“Si supieran que es mi familia…”/ responde
ella.
“Os aseguro que nada cambiaría”.
Janice deja caer una lágrima.
“A veces pienso que he fallado y que soy tan
culpable como ella”.
“De ninguna manera. Debes recordar nuestra
misión y compromiso con Arturo”.
Janice asiente.
Columbio acerca sus labios a ella.
“Te amo”.
Janice y Columbio se besan.
En el pasillo, Alysse mantiene su mirada en
los ojos de Milun.
“Me habéis dicho que no fuiste tú quien
acabó con la vida del Duque”.
“Me sorprende te interese cómo terminó ese
desgraciado. ¿Acaso ya olvidaste todo lo que te causó?”
Alysse respira hondo.
“Y más aún, permitir que ese tipo te trate a
su gusto”/ agrega Milun.
“Era necesario aclarar unas cosas”.
Milun se ríe.
“¿A mis espaldas?”
Alysse lo mira, confundida.
“¿Qué estás diciendo?”
“Sé que no es la primera vez que te has
comunicado con él”.
Alysse asiente.
“Casey vino a mí para pedirme disculpas”.
“Tonterías”.
“Sólo pretendía limpiar mi nombre. ¿Acaso no
sabes lo importante que es para mí que no se me relacione más con el Duque?”
Milun frunce el ceño.
“¿Y qué importa lo que piense?”
Alysse baja la mirada.
“Sacas la cara por un tipo que recién
conoces”/ agrega Milun.
“Creo haberme equivocado…contigo”.
Milun asiente.
“Es muy probable. Te comportas de esa manera
siempre que alguien de mejor rango que yo te rodea”.
Alysse junta las manos.
“Debes detener esta locura”.
“Si te refieres al duelo, es muy tarde”/
responde Milun con determinación.
“Entonces deberás olvidarte de mí para
siempre”.
“Respeto vuestra decisión”.
Alysse deja caer una lágrima y se marcha.
Milun baja la mirada.
Detrás de la columna, la Señorita Pía lo
observa.
Los personajes, son los seres construidos alrededor de una
idea o cualidad específica; ellos desarrollan las acciones de la novela. El
autor se preocupa por las situaciones de las cuatro mujeres (la Reina, Janice, Rebeca y Alysse) protagonistas
en este episodio. Tres de ellas llegan a un final feliz y la cuarta a una predisposición para serlo.
(Jordanien)
El Rey pide ayuda a Papier por el estado de su esposa, que se inicia por
no contar con la presencia de Arturo en el Palacio: “Disipar sus penas” y / “Haré
todo lo que esté en mis manos”.
La Reina se siente a gusto montada en un caballo negro bien
sujetada a los hombros de Papier y éste de la mano de la Reina, galopando por
los jardines.
Columbio, como segundo paso en su relación con Janice, la
lleva a conocer a sus padres en la aldea. Después de pasar las pruebas de
fuego, la nueva comida, costumbres y las
noticias del lugar acerca de la Reina, llega a exclamar: “A veces pienso que he
fallado y que soy tan culpable como ella”. / “Debes recordar nuestra misión y
compromiso con Arturo”. Columbio
finalmente le dice “Te amo”.
Papier, en los jardines le dice a Rebeca: “Muy pronto
gritaré el gran amor que siento hacia usted”./
Alysse le pregunta a Rebeca ¿existe algo entre el Conde de
Papier y tú? “Señorita, el Conde me ha
invitado a andar con él”. “Me agrada su compañía”./ “Espero que continúen de esa
manera”. Rebeca sonríe y la agradece. Se justifica: algo nace, y algo termina.
Milun logra que Casey
libere del brazo a Alysse quienes discuten por las joyas del Duque. Pero
ante las palabras de Milun “Ya veo que eres igual o peor que tu hermano” y “No
sabes el placer que me daría acabar contigo, así como lo hice con tu hermano”,
se ganó doble pleito. Duelo con Casey en la glorieta y enemistad con Alysse
quien cree que le mintió sobre la muerte de Gian. Alysse deja caer una lágrima
y se marcha. / Milun baja la mirada. Ambos esperan ese nuevo renacer.
DE MI ÁLBUM
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