viernes, 1 de septiembre de 2017

HOMENAJE A "CUADERNOS TRIMESTRALES DE POESÍA" EN SUS BODAS DE PLATA

Discurso de Andrés Ulises Calderón de la Cruz en la Casa de Cultura  de Trujillo (1975)


Señoras y señores:

Lo menos que se puede pedir a un hombre culto es saber qué hora es, en dónde está y para qué está.

Permitidme autocalificarme de hombre culto. Lo que significa que debo saber qué hora es. Y lo sé. Sé que hay horas en que los discursos están demás, o que, por lo menos, deben ser muy breves.

El mío no está demás, porque su objeto es muy serio. Mas estad seguros que seré breve; mejor dicho, abreviado. Palabra de honor.

Autocalificarme de hombre culto significa también que debo saber en dónde estoy. ¿Y cómo no he de saberlo, amigos? Estoy en la Casa de familia que soñé, aunque mi sueño todavía no ha acabado. Estoy en la Casa cuyos cimientos puse y que, estoy seguro, seguirá creciendo “como crece la sombra cuando el sol declina”.

Autocalificarme de hombre culto, significa, igualmente, que debo saber para qué estoy aquí. Y, créanme, lo sé. Esta Casa fue fundada para redimir al pueblo trujillano.

Para redimirlo, en primer lugar, de la vulgaridad.

¿Nos hemos dado cuenta que todas las cosas tienen una intrínseca belleza?
Bello es cada día que amanece; bello es el crepúsculo, bella es la noche, bella es la luna, y el sol y las estrellas.
Bellas son las flores y los árboles son bellos.
Y el mar y las montañas.
Y los niños, y los jóvenes, y los viejos.
Y el amor y el dolor y la pena.
En todo cuanto existe está la belleza.
Hay belleza en el trabajo.
En el trabajo de la escoba, del pan y de la sopa.
En todo lo que existe hay belleza: ¡sobre todo en el clamor del que padece y en la cólera del que protesta!
Estamos rodeados de belleza.
Y, sin embargo, estamos ciegos, sordos y mudos para la belleza.
Nada de lo que es bello nos asombra, nada de lo que es bello nos conmueve, nada de lo que es bello nos impele.
Somos vulgares y estamos aburridos.

¡El aburrimiento! Ese es el signo de la vulgaridad.
La vulgaridad aburre. Lo que aburre vulgariza. Los ricos se aburren. Los pobres se aburren. Los obreros se aburren. El aburrimiento es insatisfacción. ¿Qué pasa?

¿Por qué la vida moderna es así?  ¿Por qué la vida moderna es tan monótona y tan fea?
Todos los seres están poblados de ínsita belleza. La belleza es uno de los atributos metafísicos de la realidad. Omnis ens est verum. Omnis ens est bonum. Omnis ens est prulchrum. Esta es la trinidad que doraron los griegos. Todo ser es verdadero. Todo ser es bueno, Todo ser es bello. Y no puede haber belleza donde no hay bondad y verdad. Y no puede haber bondad donde no hay belleza ni verdad.
Tres atributos distintos y una sola realidad. Si nos aburrimos, significa entonces que somos incapaces para encontrar la belleza omnipresente y omnipervadente. Significa que somos incapaces para el bien. Significa que somos incapaces para la verdad. ¡Significa que ni siquiera podemos ser buenos paganos!
Y he aquí la trinidad que adoraron los cristianos: la Luz, el Amor y la Vida. La trinidad hace su procesión por fuera.
Pero gran descubrimiento helénico fue bautizado por los cristiano. Y a la Verdad por dentro la llamaron Luz. Y a la Bondad por dentro la llamaron Amor. Y a la belleza por dentro la llamaron Vida.

Todo lo que es verdadero resulta, por lo tanto, luminoso. Todo lo bueno resulta justo (Sólo la mala fe racionalista ha podido hacer que la justicia sea distinta del amor).
Todo lo viviente, plenamente viviente, resulta hermoso. Si nos aburrimos, significa que andamos sin luz, es decir, a oscuras; significa que nada nos importa la injusticia, es decir, que somos insensibles al amor; significa que avivamos a la muerte, es decir, que matamos a la vida. Y entonces, ¡ni siquiera podemos ser ya buenos cristianos!

Sin embargo, para librar a los hombres del aburrimiento, para redimir a los hombres de la vulgaridad, causa del aburrimiento, están los artistas, sean éstos paganos o cristianos.
El artista, si es arquitecto, encuentra en el mundo un palacio maravilloso, o una catedral en plena celebración litúrgica, o un proyecto gigantesco que se construye a cada instante.
Si el artista es músico, encuentra en el mundo una inmensa sinfonía coral, orquestada desde el principio de los siglos, con un movimiento nuevo cada día, ejecutada incansablemente por los instrumentos y las voces de cada criatura.
Si el artista es pintor, encuentra en el mundo la magia de todos los colores, la exposición de todos los paisajes y el dibujo de todos los rostros y las formas; ya sea al pastel, al carbón, a la acuarela, al óleo, al collage.
Si el artista es un poeta, encuentra que el mundo es un poema, un poema que es como la eucaristía: un sacramento. Un sacramento en que el pan ya no es pan ni el vino es ya vino, sino carne y sangre: su propia carne y su propia sangre individual: la propia carnes y sangre colectivas.
La belleza es fugaz. Aparece y desaparee. Porque la belleza está en todos los seres. Y los seres están en perpetuo devenir, en incesante dejar de ser. PANTA REI, decía el gran Heráclito. Nadie se baña dos veces en el mismo río. Pero el artista está para librarnos de esa fugacidad. Capta la fugacidad, y la esperanza. Capta la fugacidad, y la perenniza. Capta la fugacidad, y la hace imperecedera. Capta la fugacidad, y la hace inmortal. Las obras de los auténticos artistas son obras inmortales.

Alguien ha dicho que los verdaderos artistas son los verdaderos órganos de reproducción de la especie. Por ellos, la especie humana se perpetúa como “humana”. Sin ellos, la especie humana no se reproduciría sino como una especie puramente bestial.

La belleza es singular. Está aquí y allá. Está dispersa e individualizada. Hic et nunc. Pero el verdadero artista tiene genio metafísico. A todo lo que toca le quita lo que no hace falta. Le quita lo accidental y se queda con lo esencial. Le quita el aquí y el allí, y lo libera de la prisión del espacio. Le quita el ayer y el hoy, y lo libera de las cadenas de lo temporal. Le quita todo lo material, y se queda con lo espiritual. Y así, en la obra bella, lo que era singular se convierte en universal.

La belleza se renueva. El artista original no sólo es un encontrador, es decir, un “inventor”, un descubridor. Cierto que descubre lo “que pasa”; el común de las gentes aburridas está oculto. Y cuando esto ocurre se convierte en “revelador” y en profeta: revelador del Artista con mayúscula, que puso tanta belleza en las cosas; profeta que “anuncia el advenimiento de un nuevo reino”, en que reinará el buen gusto. En las calles y en las plazas,
en los edificios privados y en los edificios públicos,
en las carreteras y en las gasolineras,
en los vestidos y en las palabras.

Pero, el verdadero artista es más que un inventor, más que un revelador, más que un profetizador. El verdadero artista sabe que la Creación está incompleta. Por eso crea siempre cosas nuevas y edita siempre lo inédito. Él puede decir como Dios dice en el Apocalipsis: Ego nova Facio Omnia: Yo hago nuevas todas las cosas. Yo hago nuevas todas las cosas es, strictu sensu, ser un “creador”. Un instrumento, una herramienta en manos del Creador, humildemente hablando.

Lo ha dicho Schelling:
“…El arte humano es una continuación, en especial a través del genio, de la actividad creadora de Dios”.

Lo ha repetido Croce:
“…El arte no reproduce algo existente, sino que produce siempre algo nuevo, crea una nueva situación espiritual y, por tanto, no es imitación, sino creación”.

Lo ha subrayado Gentile:
“Es difícil renunciar a ver en el artista un libre espíritu creador (…) Esta idea del artista que crea su mundo está grabada profundamente en todo hombre que aborda la obra de arte”.
Y el querido Don Helder Cámera sublimemente lo consagra:
‘Cuando el día de rendir cuentas
 los ángeles reúnan a los artistas,
 ebrios de orgullo,
 por su participación directa en el poder creador
 le resultará difícil al Hijo
 mantener la austeridad de Juez,
 ¡tan claro será
 sobre todo en los poetas
 el reflejo del Padre!”

Música y poesía. Se ha dicho de la música que es la más divina de las artes. Hay que decir de la poesía que es la más humana de las artes. La música diviniza lo humano. Pero la poesía ¡ah, la poesía!, la poesía humaniza lo divino. Porque el Verbo, la Palabra, era Dios, y Dios se hizo hombre. La palabra creadora se encarnó en la palabra humana. El poeta es el hombre que encarna la palabra divina. El poeta es el artista de la ENCARNACIÓN.

Poetas jóvenes y poetas viejos que me escucháis: ¿Qué cosa más grande se puede decir de vosotros? ¿Qué cosa mejor se puede decir en vuestro homenaje?
¿Entretenimiento o milicia?  Si esto es así, ser artista, y entre los artistas, ser poeta, es cosa seria.  La cosa más seria del mundo. Porque la poesía “no es entretenimiento, sino milicia”. No es cosa de adorno o de lujo. Es irrenunciable necesidad: la necesidad de ser hombre; hecho a imagen y semejanza de Dios. Es irrenunciable derecho humano, que no está escrito en la Declaración Universal: el derecho a emerger de la vulgaridad y del aburrimiento. No es puro entretenimiento. Es auténtica lucha. Es heroica milicia.
Dotado de antenas en extremo sensibles, presiente el porvenir. En cada caso, sirviéndose de sus medios de expresión característicos: poesía, teatro, cine, pintura, escultura, música…, hablarán en nombre de todos aquellos que no saben o no pueden hablar.
Los poetas han colaborado en estigmatizar la esclavitud negra; pero la esclavitud continúa, poetas. Más de dos tercios de la humanidad son esclavos del hambre, de la enfermedad, de la ignorancia, del trabajo forzado, de la desesperación. Y el otro tercio que resta, es esclavo del egoísmo y del miedo” (Helder Cámera).

Los Cuadernos Trimestrales de Poesía. Hay un hombre que durante 25 años, en Trujillo, ha sido el pionero y gonfalonero de esa auténtica lucha, heroica milicia. Me estoy refiriendo a Marco Antonio Corcuera. Y ahí está su bandera distintiva y su victoria, que Trujillo hoy comparte y que el Instituto Nacional de Cultura hoy celebra.

Como una pequeña piedra tirada sobre el inmenso lago que es el orbe, ha ido ampliándose en sucesivas ondas concéntricas cada vez más grandes, cada vez más anchas, cada vez más luminosa, cada vez más acogedoras. Primero en Trujillo, después en el Perú, luego en América, hoy ya en Europa, mañana seguro, en todo el mundo. Cuadernos Trimestrales de Poesía será pies el testimonio caleidoscópico de la poesía joven de todos los continentes. El mundo ya no es ancho ni ajeno para Cuadernos Trimestrales.

Y siendo esto así, ¿Por qué Cuadernos Trimestrales, que es una verdadera “institución”, no se integra con las demás instituciones de arte que integran el Instituto Nacional de Cultura, Filial de Truijillo? Porque esto que hoy se llama Instituto Nacional de Cultura, nació en Trujillo antes que en Lima. Fue pensada como una Casa Familiar que fuera el hogar de todos los artistas, que fuera el palacio de todas las artes, que fuera el altoparlante de todo lo que embellece la vida, de todo lo que nos saca del aburrimiento, de todo lo que nos redime de la vulgaridad. Más aún: fue pensada como una estructura que se inicia desde el nivel elemental de todas las artes y termina con el nivel superior de la Universidad. Por eso se llevó a cabo un convenio inicial con la UNT, para que los estudios artísticos de los alumnos de las diversas Escuelas de la exCasa de la Cultura de Trujillo tuvieran rango académico. ¿Por qué no pensar hoy en un nuevo y más formal convenio para que el INC Trujillo se convierta en el DEPARTAMENTO DE ARTE que la UNT no tiene y le hace falta?
Señores, perdonad. Os había prometido abreviar. Pero al llegar a las alturas en que me encuentro, “  adquiero la noción de las alturas a que me he remontado y cierro los ojos para resistir el vértigo”. Pienso en los que consideran la poesía como agradable adorno de la vida, como objeto de “confort”, y me sonrojo por ellos.

En los que quieren utilizarla para satisfacer su vanidad o lucir su inteligencia, y me sonrojo por ellos. En los que confunden con los plumajes del ave del paraíso o los cantos del ruiseñor y aspiran en convertirla en simple reclamo de lo erótico, y me sonrojo por ellos. En los que la consideran adecuada para encubrir discursos y consejos morales, y me sonrojo por ellos. Pienso en los premios literarios, en las ediciones de lujo, en las declamadoras y declamadores. Y me sonrojo por ellos (Eduardo González).
Pero me entusiasma saber que no estoy hablando en el desierto ni arando en el mar, porque sé qué hora es, en dónde estoy y quienes me escuchan.

Me entusiasma saber que quienes me escuchan han venido aquí para rendir homenaje a su Majestad la Poesía.

Me entusiasma saber que hay muchos que aún creen en nuestra Señora la Poesía.
Me entusiasma poder orar ante esta gran Señora y decirle:
De la vulgaridad y del aburrimiento, líbranos, Señora.
De los que se hacen los indiferentes porque son incapaces de entender o hacer una obra de arte, líbranos Señora.
De los que piensan que con el dinero se compran todos los placeres, pero ignoran que el placer estético no se compra con dinero, líbranos Señora.
De los burócratas que se ocupan de mercantilizar la cultura y desdeñan la poesía, que no se vende por kilos ni se industrializa, líbranos Señora.
De los Ministros de Educación y de los Directores de Escuela que han decidido que mejor se educa con las matemáticas, con la física o la química, y que la Educación por el Arte carece de importancia, líbranos Señora.
De los que privan a sus hijos de estímulos para despertar al artista que cada niño lleva dentro, líbranos Señora.
De los malos declamadores y de los declamadores mediocres, líbranos Señora.
De la indiferencia por los conciertos musicales, y por las exposiciones de pintura, por los festivales de ballet, y por los Cuadernos Trimestrales de Poesía, líbranos Señora.
De todos estos males, líbranos Señora. Amén.

DE MI ÁLBUM
(Jordanien)





No hay comentarios:

Publicar un comentario