Este testimonio está impreso en la Página Opinión, del Diario La Industria, de fecha 22 de noviembre del 2006. Recobra su plena vigencia y frescura por la entrega personal para nuestro blog.
LA MÚSICA ha sido, es y será testimonio inseparable del desarrollo político, social y cultural del hombre. Es evidencia viviente del origen y destino de los acontecimientos humanos, y fuente inagotable de donde fluyen las emociones que influyen en todo ser para la creación.
En 1787 cuando Beethoven contaba con 17 años de edad, fue enviado a Viena para una audición privada con W. A. Mozart, quien después de escucharlo improvisar al piano expresó: "Algún día el mundo hablará de él; su música traspasará las fronteras". Proféticas palabras que se pierden en el espacio sideral, digo esto, porque 190 años después, el 20 de agosto y 5 de setiembre de 1977 fueron lanzadas dos extraordinarias naves espaciales. Estos vehículos llevaron a cabo una detallada exploración realmente espectacular del Sistema Solar desde Júpiter hasta Urano. Entre 1979 y 1986 abandonaron el Sistema Solar convirtiéndose en mensajeros de la Tierra al reino de las estrellas.
Cada nave Voyager (Viajero) lleva un disco fonográfico de oro como mensaje para las posibles civilizaciones extraterrestres que la nave pudiera encontrar en algún lugar y tiempos remotos.
Cada disco contiene 118 fotografías de nuestro planeta y de nuestra civilización. Contiene, además, 90 minutos de música que se repite una y otra vez. La música contenida en el Voyager incluye obras de J. S. Bach, W. A. Mozart, y Ludwig van Beethoven.
HOY, al cumplirse un año de su partida terrenal, dedico estas líneas al joven de mirada apacible y sincera sonrisa Alfredo Cerón Razzeto, alma noble que se nos adelantó en el camino. Gracias al servicio religioso ofrecido en su nombre para preservar su recuerdo, el 22 de diciembre de 2005, en la iglesia "La Medalla Milagrosa", los hermanos Eddie y Paul Jumbo, la violinista Ana María Ezaine y yo, interpretamos Cavatina para cuarteto de cuerdas, movimiento maravilloso, emotivo y profundo del gran Beethoven.
En 1826, un año antes de su muerte, Beethoven compuso su Cuarteto para Cuerdas Op. 130. Este cuarteto representa una de sus obras más sorprendentes en la cual explora posibilidades jamás encontradas en su música. El quinto movimiento, llamado Cavatina, es el que se encuentra sonando en el espacio exterior, viajando al infinito en el Voyager. Según los amigos de Beethoven que estuvieron cerca de su lecho de muerte, cuentan que le costó muchas lágrimas escribir esta cavatina y que ninguna de sus obras conmovió tanto al compositor.
ALFREDO, hoy que vives cerca de las estrellas y que el espacio exterior es tu eterna morada, recibe en forma de LUX AETERNA las notas de esta Aria que brotan de un noble corazón como el de Beethoven.
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