RUMBO A LA ETERNIDAD
(Soneto / Anónimo)
Sin saber me hallé en época
lejana
bogando en primitiva
embarcación,
dando tranquilo al remo y al
timón
en aquella inocente edad
temprana.
Pasada de la vida la mañana
hubo cielos de intensa
cerrazón,
pero la humilde y férvida
oración
en ninguna borrasca ha sido
vana.
Hoy que diviso próxima la
orilla;
la tempestad me azota con
furor
en esta decisiva última
milla;
hacia los arrecifes va mi
barquilla,
pero de pronto vira: es que
el Señor
ha empuñado el timón de mi
barquilla.
VERÓNICA
Volvió hacia ti la cara. Tú
tenías
cerca un poco de amor,
apenas, nada.
Volvió hacia ti frente
coronada
de Humanidad; así lo
presentías.
Tu pañuelo era limpio; lo
querías
para guardar la sangre que
esperabas.
¡Cuánto esperar, Señor! Y le
llamaba,
sin saber dónde hallarle y
te morías.
Cuando llegó le viste tan
caído
que lo reconociste por lo
herido
que estaba del amor y sus
dolores.
Volvió hacia ti la cara; le
limpias.
Quedó el rostro y eterno lo
llevaste
dentro del corazón, muerto
de amores.
Luis López A.
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