La música ha sido
censurada desde que Platón dijo que era perniciosa para el Estado. En este
especial dedicado a la música prohibida repasamos los compositores y obras
maestras que han sufrido los efectos de la censura.
En un período de
represión política, es fácil pensar que una obra literaria, un cuadro o una
película puedan ser provocativos y caer víctimas de la censura oficial. Que una
obra musical pueda tener similar destino es algo más difícil de explicar ;
después de todo, podemos asumir que una palabra escrita, una imagen visual o
una serie de acciones en una pantalla tengan mayor capacidad de desafío que la
música, que en esencia parece ser una forma abstracta de comunicación. Pero
este concepto de la música puede llevar a equívoco, a pesar de la frase de
Stravinsky (“La música no expresa nada más que a sí misma”), y hay ciertas
circunstancias en las que la ambigüedad de la música puede ser sumamente
subversiva.
Este potencial ya
fue reconocido por Platón. En la
República el filósofo condena el uso de algunos intervalos
específicos, y llega a afirmar que la música puede constituir un peligro para el Estado. Las
opiniones de Platón pueden parecer
extremistas para el oyente de hoy, que quizá
se haya sentido en algún momento
insensible a la disonancia más escandalosa. Pero podemos apuntar varios
ejemplos a lo largo de la historia de
poderes que se han visto amenazados por la capacidad de la música para
desestabilizar la misma estructura social y que han prohibido las obras de
aquellos que no se doblegaban ante su poder. Por ejemplo, a mediados del siglo
XVI los cardenales y obispos asistentes al Concilio de Trento intentaron
impulsar un programa de reformas que en la práctica ponía fuera de la ley la composición
de música sacra polifónica. Cuenta la leyenda que este programa sólo fue
paralizado por la belleza de las creaciones de Palestrina. La composición de
música sacra también fue objeto de discusiones políticas en la Inglaterra posterior a la Reforma anglicana, donde
cierto número de músicos como William Byrd arriesgaron sus vidas por componer
obras litúrgicas para la
Iglesia Católica.
El Mozart subversivo
que burló a la censura
Durante los períodos barroco y clásico muchos compositores
consiguieron burlar la censura oficial mediante la satisfacción de los gustos
de diferentes mecenas aristocráticos y la adhesión a parámetros estilísticos
claramente trazados. Pero mientras tales limitaciones demostraron ser
liberadoras en el caso de Haydn, fueron más problemáticas en el de Mozart, cuya
considerable producción de música clandestina compuesta e interpretada para la
francmasonería levantó las sospechas de las más altas instancias.
Curiosamente, Mozart eludió la prohibición a pesar de la
sátira de la aristocracia implícita en Las
Bodas de Fígaro, obra en la que
manifestaba sentimientos revolucionarios inequívocos. Otros compositores de
óperas posteriores tuvieron que mostrarse más cautelosos : Auber (La muerte de portici) y Verdi (Un ballo in maschera) tuvieron que podar
los libretos de sus respectivas óperas para evitar la posibilidad de una
censura política.
A pesar de los problemas que tuvieron que encarar Palestrina, Byrd, Mozart y Verdi,
la mayor parte de la gente ve la censura musical como un fenómeno propio del
siglo XX. El proceso se desarrolló durante la
I Guerra Mundial, cuando, por ejemplo, los
británicos prohibieron en su territorio nacional todas las interpretaciones de
obras compuestas por compositores vivos “del enemigo”, como Richard Strauss ;
de forma similar, los alemanes prohibieron la música de compositores ingleses y
franceses. Pero la manifestación más abierta y dañina de censura musical tuvo
lugar durante los años treinta en la Unión
Soviética y la
Alemania nazi. Stalin : “Su música será suprimida”.
En la Unión Soviética ,
la subida al poder de Stalin puso freno a la experimentación creativa que había
caracterizado la evolución musical de los primeros años de la Revolución. La
represión comenzó en 1932, cuando las facciones más extremistas consiguieron
hacerse con el control de las organizaciones musicales del país y empezaron a
censurar la música de compositores de vanguardia como Roslavetz y Mosolov.
Otras figuras sobresalientes de la música, como Miaskovsky y Shostakovich,
también tuvieron problemas con la censura : Shostakovich fue señalado de forma
desfavorable en un periódico oficial después de que Stalin asistiese a una
representación de su ópera Lady Macbeth
de Mtsenk en 1936. Como resultado esta obra fue automáticamente apartada del repertorio,
mientras que el propio compositor optó muy sabiamente por hacer lo propio con
su polémica Cuarta Sinfonía antes de
que llegase a ser interpretada en público.
Tras la II Guerra
Mundial, Shostakovich y otros compositores como Prokofiev, Miaskovsky y
Khachaturian experimentaron represalias aún mayores por parte del régimen
soviético cuando el esbirro de Stalin, Zhdanov, organizó una campaña nueva y
más perniciosa contra la presencia de las llamadas influencias formalistas o
modernistas en su música. Como resultado, varias obras –incluyendo las
sinfonías Octava de Shostakovich y Sexta de Prokofiev –fueron apartadas del
repertorio de forma sumaria, no siendo rehabilitadas hasta después de la muerte
de Stalin. El estalinismo en la cultura musical se extendió a Polonia, donde la
música de Lutoslawsky y Panufnik sufrieron las iras del régimen oficial. Pero
mientras que la música polaca experimentó un renacimiento cultural durante los
años cincuenta, la música en la Unión
Soviética todavía estaba fiscalizada por una censura que
afectaba a compositores de todas las generaciones, desde los jóvenes de
vanguardia a Shostakovich ; la Sinfonía N º
13 de este último no consiguió autorización para ser interpretada en público
debido a que contenía una versión musical de un poema de Yevtushenko, Babi-Yar,
en el que se proclamaba la complicidad de la Unión Soviética con el
holocausto judío de la II Guerra
Mundial.
Las políticas raciales y antimodernistas desarrolladas por
los nazis tuvieron efectos más amplios y devastadores : en los primeros seis
meses del gobierno nazi, Hitler consiguió proscribir a la mayor parte de los
músicos que habían adquirido importancia durante la República de Weimar. El
antisemitismo alcanzó a Schoenberg, Weill y Eisler, que se vieron obligados a
emigrar, y el régimen emitía continuamente decretos en los que se prohibía la
interpretación y representación de obras compuestas por judíos. Los círculos
oficiales mantuvieron una campaña de propaganda contra el jazz y el modernismo
musical que alcanzó su clímax en 1938 con la Exhibición de Música
Degenerada en Düsseldorf, en la que se ridiculizó la música de compositores muy
prominentes.
Los efectos de la
censura en el futuro
Tras el estallido de la guerra, muchos compositores buscaron
refugio en Estados Unidos a la vez que la censura musical nazi entraba en una
fase más siniestra. Una vez más la música de compositores de países enemigos
fue prohibida, mientras que los músicos modernistas y judíos que aún vivían en
territorios ocupados de Checoslovaquia y Polonia tuvieron que afrontar una
deportación que en muchos casos terminó
en las cámaras de gas de Auschwitz. Era inevitable que tras la derrota del
Tercer Reich los compositores perseguidos por los nazis fuesen rehabilitados de
inmediato. Al mismo tiempo debemos reflexionar sobre los efectos de la censura,
que consiguió apartar del público un amplio número de obras que sólo ahora
empiezan a ser recuperadas.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 1 : EMIGRAR
ARNOLD SCHOENBERG (1874-1951)
Arnold Schoenberg fue, probablemente, el compositor más
significativo que abandonó Alemania como resultado de la persecución nazi. Su
primer destino fue París, pero a finales de 1933 emigró a los Estados Unidos
donde enseñó composición, primero en Boston y más tarde en California.
La música de Schoenberg levantó polémicas durante toda su
carrera, aunque obras como el sexteto de cuerda Verklärte Nacht se hizo rápidamente con un puesto en el repertorio.
Muchas de las piezas compuestas por Schoenberg durante su exilio chocaron con
la incomprensión del público americano, de gustos mucho más conservadores que
los del europeo.
Sin embargo, el estilo de Schoenberg pareció ir
dulcificándose poco a poco, y en obras como el Concierto para Piano de 1942 ya
había conseguido un sensible acercamiento al romanticismo decimonónico. Entre
las demás obras, cabe señalar también el Trío
para cuerdas, lleno de emoción y
compuesto durante la convalecencia de un ataque al corazón casi fatal ; con la Oda a Napoleón Bonaparte y el conmovedor A Survivor from Warsaw Schoenberg creó la música de mayor poder antifascista
del siglo.
Otros compositores
exiliados
Unión Soviética :
Rachmamaninov, Glazunov, Medtner, Prokofiev (temporalmente), Schnittke,
Gubaidulina, Shchedrin, Firsova.
Alemania nazi : Weill, Dessau ,
Eisler, Goldschmidt, Hindemith, Toch, Krenek, Korngold, Wolpe, Zemlinsky.
Italia de Mussolini
: Castelnuovo-Tedesco, Rieti.
España de Franco
: Falla, Gerhard.
Francia en guerra
: Stravinsky, Milhaud, Martinu.
Polonia comunista
: Panufnik.
Hungría fascista
: Bartók
Hungría comunista
: Ligeti.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 2 : MUERTE
ERWIN SCHULHOFF (1894-1942)
Erwin Schulhoff, germanohablante de ascendencia judía, nació
en Praga. Un pianista de talento, estudió en Leipzig antes de la
I Guerra Mundial. Después de la guerra
trabajó como concertista y profesor de piano, estableciéndose brevemente en
Alemania. Su música fue interpretada en varios festivales, y su Primera
Sinfonía obtuvo un gran éxito en su estreno en Berlín. Con el ascenso del
nazismo volvió a Praga, se hizo comunista y compuso una versión musical del Manifiesto comunista de Marx. Tras la
ocupación alemana de Checoslovaquia en
1938 intentó huir a la Unión Soviética ,
pero fue capturado y deportado a un campo de concentración en Bavaria. A lo largo
de su carrera musical se adhirió a diversos estilos musicales como el
neoclasicismo, el expresionismo y el jazz. En los últimos años, Schulhoff
vuelve a ser recordado de forma justificada sobre todo por su intensamente
emocional Sexteto de Cuerda o el
genio sardónico de la Segunda Sinfonía.
Otros compositores
asesinados :
Ullman, Haas, Krasa, Klein.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 3 : ADAPTARSE.
WITOLD LUTOSLAWSKY ((1913-1994)
Este compositor polaco sufrió dos grandes contratiempos al
principio de su carrera : sólo dos meses después de que su primera gran obra
orquestal, Variaciones Sinfónicas,
tuviese un sonoro estreno, los nazis invadieron Polonia y Lutoslawsky fue
obligado a abandonar la composición seria, teniendo que malvivir como pianista
de café en Varsovia. La liberación de Polonia por los soviéticos fue saludada
con alivio por los sufridos compatriotas de Lutoslawsky, pero el estalinismo
estranguló las inquietudes artísticas del país y Lutoslawsky se convirtió
pronto en una de las víctimas de una campaña de descrédito después de que las
autoridades calificasen su siguiente obra orquestal, la Primera Sinfonía , de
formalista con tintes de modernismo decadente. Desde ese momento todos los
compositores polacos tendrían que componer exclusivamente obras optimistas
basadas en temas populares. Lutoslawsky tuvo pocas oportunidades más que
cumplir con esas demandas, pero en ese proceso consiguió crear alguna pieza de
valor : su brillante y accesible Concierto
para Orquesta tuvo un triunfante estreno en 1954.
Otros compositores
que tuvieron que cambiar :
Shostakovich, Prokofiev, Khachaturian, Miaskovsky.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS
4 : CENSURA PÓSTUMA
Probablemente, el caso más extremo de censura musical tuvo lugar
en la Alemania
nazi, donde el antisemitismo llevó a que se apartase del repertorio la música
de todos los compositores de origen judío. Después de 1933 no era posible en
Alemania interpretar obras de Mahler, Offenbach y Mendelssohn, aunque Wilhelm
Fürtwangler programó un concierto de Mendelssohn en el 125 aniversario de su
nacimiento, y el violinista Georg Kulenkampff incluso realizó una grabación
comercial del Tercer Concierto de este compositor para Telefunken en 1935 ;
irónicamente, este disco era imposible de encontrar en Alemania. La “arianización”
del repertorio musical fue más allá de la simple proscripción de esos
compositores, e incluyó intentos de recomponer los oratorios del Antiguo
Testamento de Haendel como leyendas nórdicas y traducir los libretos de Lorenzo
da Ponte para las óperas de Mozart Las Bodas de Fígaro, Don Giovanni y Cosí fan
tutte.
Numerosos compositores aceptaron agradecidos encargos para
escribir música incidental que reemplazase la de Mendelssohn para el Sueño de una noche de verano de
Shakespeare, mientras que se esperaba que los violinistas que interpretaban en
Alemania en Concierto para Violín de Beethoven eliminasen las cadencias
compuestas por Joachim y Kreisler.
Otras prohibiciones
póstumas :
Wagner en Israel.
GOLDSCHMIDT, el último compositor de Weimar.
Berthold Goldschmidt era uno de los últimos compositores
vivos cuya música fue prohibida por los nazis.
“Estoy componiendo un rondó para violín y orquesta para
Chantal Juillet, a quien dediqué mi concierto para violín revisado, que se
estrenó el año pasado ; y hace poco he terminado una grabación de mis Cuatro Canciones Francesas con el
barítono François Le Roux".
ISRAEL YINON, un director para resucitar el pasado.
Ha grabado varios discos de música “degenerada” checa y
alemana.
“Soy director, no musicólogo,
pero creo que el director también es responsable de la música que interpreta".
AUDIOCLÁSICA nº 6.
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