domingo, 14 de octubre de 2012

LA MÚSICA QUE NO QUERÍAN QUE ESCUCHÁSEMOS. AUDIOCLÁSICA.


                                           La música ha sido censurada desde que Platón dijo que era perniciosa para el Estado. En este especial dedicado a la música prohibida repasamos los compositores y obras maestras que han sufrido los efectos de la censura.
   En un período de represión política, es fácil pensar que una obra literaria, un cuadro o una película puedan ser provocativos y caer víctimas de la censura oficial. Que una obra musical pueda tener similar destino es algo más difícil de explicar ; después de todo, podemos asumir que una palabra escrita, una imagen visual o una serie de acciones en una pantalla tengan mayor capacidad de desafío que la música, que en esencia parece ser una forma abstracta de comunicación. Pero este concepto de la música puede llevar a equívoco, a pesar de la frase de Stravinsky (“La música no expresa nada más que a sí misma”), y hay ciertas circunstancias en las que la ambigüedad de la música puede ser sumamente subversiva.
   Este potencial ya fue reconocido por Platón. En la República el filósofo condena el uso de algunos intervalos específicos, y llega a afirmar que la música puede  constituir un peligro para el Estado. Las opiniones de Platón  pueden parecer extremistas para el oyente de hoy, que quizá  se haya sentido  en algún momento insensible a la disonancia más escandalosa. Pero podemos apuntar varios ejemplos  a lo largo de la historia de poderes que se han visto amenazados por la capacidad de la música para desestabilizar la misma estructura social y que han prohibido las obras de aquellos que no se doblegaban ante su poder. Por ejemplo, a mediados del siglo XVI los cardenales y obispos asistentes al Concilio de Trento intentaron impulsar un programa de reformas que en la práctica ponía fuera de la ley la composición de música sacra polifónica. Cuenta la leyenda que este programa sólo fue paralizado por la belleza de las creaciones de Palestrina. La composición de música sacra también fue objeto de discusiones políticas en la Inglaterra posterior a la Reforma anglicana, donde cierto número de músicos como William Byrd arriesgaron sus vidas por componer obras litúrgicas para la Iglesia Católica.
El Mozart subversivo que burló a la censura
   Durante los períodos barroco y clásico muchos compositores consiguieron burlar la censura oficial mediante la satisfacción de los gustos de diferentes mecenas aristocráticos y la adhesión a parámetros estilísticos claramente trazados. Pero mientras tales limitaciones demostraron ser liberadoras en el caso de Haydn, fueron más problemáticas en el de Mozart, cuya considerable producción de música clandestina compuesta e interpretada para la francmasonería levantó las sospechas de las más altas instancias.
   Curiosamente, Mozart eludió la prohibición a pesar de la sátira de la aristocracia implícita en Las Bodas de Fígaro, obra en la que manifestaba sentimientos revolucionarios inequívocos. Otros compositores de óperas posteriores tuvieron que mostrarse más cautelosos : Auber (La muerte de portici) y Verdi (Un ballo in maschera) tuvieron que podar los libretos de sus respectivas óperas para evitar la posibilidad de una censura política.
   A pesar de los problemas que tuvieron  que encarar Palestrina, Byrd, Mozart y Verdi, la mayor parte de la gente ve la censura musical como un fenómeno propio del siglo XX. El proceso se desarrolló durante la I Guerra Mundial, cuando, por ejemplo, los británicos prohibieron en su territorio nacional todas las interpretaciones de obras compuestas por compositores vivos “del enemigo”, como Richard Strauss ; de forma similar, los alemanes prohibieron la música de compositores ingleses y franceses. Pero la manifestación más abierta y dañina de censura musical tuvo lugar durante los años treinta en la Unión Soviética y la Alemania nazi. Stalin : “Su música será suprimida”.
   En la Unión Soviética, la subida al poder de Stalin puso freno a la experimentación creativa que había caracterizado la evolución musical de los primeros años de la Revolución. La represión comenzó en 1932, cuando las facciones más extremistas consiguieron hacerse con el control de las organizaciones musicales del país y empezaron a censurar la música de compositores de vanguardia como Roslavetz y Mosolov. Otras figuras sobresalientes de la música, como Miaskovsky y Shostakovich, también tuvieron problemas con la censura : Shostakovich fue señalado de forma desfavorable en un periódico oficial después de que Stalin asistiese a una representación de su ópera Lady Macbeth de Mtsenk en 1936. Como resultado esta obra fue  automáticamente apartada del repertorio, mientras que el propio compositor optó muy sabiamente por hacer lo propio con su polémica Cuarta Sinfonía antes de que llegase a ser interpretada en público.
   Tras la II Guerra Mundial, Shostakovich y otros compositores como Prokofiev, Miaskovsky y Khachaturian experimentaron represalias aún mayores por parte del régimen soviético cuando el esbirro de Stalin, Zhdanov, organizó una campaña nueva y más perniciosa contra la presencia de las llamadas influencias formalistas o modernistas en su música. Como resultado, varias obras –incluyendo las sinfonías Octava de Shostakovich y Sexta de Prokofiev –fueron apartadas del repertorio de forma sumaria, no siendo rehabilitadas hasta después de la muerte de Stalin. El estalinismo en la cultura musical se extendió a Polonia, donde la música de Lutoslawsky y Panufnik sufrieron las iras del régimen oficial. Pero mientras que la música polaca experimentó un renacimiento cultural durante los años cincuenta, la música en la Unión Soviética todavía estaba fiscalizada por una censura que afectaba a compositores de todas las generaciones, desde los jóvenes de vanguardia a Shostakovich ; la Sinfonía Nº 13 de este último no consiguió autorización para ser interpretada en público debido a que contenía una versión musical de un poema de Yevtushenko, Babi-Yar, en el que se proclamaba la complicidad de la Unión Soviética con el holocausto judío de la II Guerra Mundial.
   Las políticas raciales y antimodernistas desarrolladas por los nazis tuvieron efectos más amplios y devastadores : en los primeros seis meses del gobierno nazi, Hitler consiguió proscribir a la mayor parte de los músicos que habían adquirido importancia durante la República de Weimar. El antisemitismo alcanzó a Schoenberg, Weill y Eisler, que se vieron obligados a emigrar, y el régimen emitía continuamente decretos en los que se prohibía la interpretación y representación de obras compuestas por judíos. Los círculos oficiales mantuvieron una campaña de propaganda contra el jazz y el modernismo musical que alcanzó su clímax en 1938 con la Exhibición de Música Degenerada en Düsseldorf, en la que se ridiculizó la música de compositores muy prominentes.
Los efectos de la censura en el futuro
   Tras el estallido de la guerra, muchos compositores buscaron refugio en Estados Unidos a la vez que la censura musical nazi entraba en una fase más siniestra. Una vez más la música de compositores de países enemigos fue prohibida, mientras que los músicos modernistas y judíos que aún vivían en territorios ocupados de Checoslovaquia y Polonia tuvieron que afrontar una deportación que en muchos casos  terminó en las cámaras de gas de Auschwitz. Era inevitable que tras la derrota del Tercer Reich los compositores perseguidos por los nazis fuesen rehabilitados de inmediato. Al mismo tiempo debemos reflexionar sobre los efectos de la censura, que consiguió apartar del público un amplio número de obras que sólo ahora empiezan a ser recuperadas. 
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 1 : EMIGRAR
ARNOLD SCHOENBERG (1874-1951)
   Arnold Schoenberg fue, probablemente, el compositor más significativo que abandonó Alemania como resultado de la persecución nazi. Su primer destino fue París, pero a finales de 1933 emigró a los Estados Unidos donde enseñó composición, primero en Boston y más tarde en California.
   La música de Schoenberg levantó polémicas durante toda su carrera, aunque obras como el sexteto de cuerda Verklärte Nacht se hizo rápidamente con un puesto en el repertorio. Muchas de las piezas compuestas por Schoenberg durante su exilio chocaron con la incomprensión del público americano, de gustos mucho más conservadores que los del europeo.
   Sin embargo, el estilo de Schoenberg pareció ir dulcificándose poco a poco, y en obras como el Concierto para Piano de 1942 ya había conseguido un sensible acercamiento al romanticismo decimonónico. Entre las demás obras, cabe señalar también el Trío para cuerdas, lleno de emoción y compuesto durante la convalecencia de un ataque al corazón casi fatal ; con la Oda a Napoleón Bonaparte y el conmovedor A Survivor from Warsaw Schoenberg creó la música de mayor poder antifascista del siglo.
Otros compositores exiliados
Unión Soviética : Rachmamaninov, Glazunov, Medtner, Prokofiev (temporalmente), Schnittke, Gubaidulina, Shchedrin, Firsova.
Alemania nazi : Weill, Dessau, Eisler, Goldschmidt, Hindemith, Toch, Krenek, Korngold, Wolpe, Zemlinsky.
Italia de Mussolini : Castelnuovo-Tedesco, Rieti.
España de Franco : Falla, Gerhard.
Francia en guerra : Stravinsky, Milhaud, Martinu.
Polonia comunista : Panufnik.
Hungría fascista : Bartók
Hungría comunista : Ligeti.

EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 2 : MUERTE
ERWIN SCHULHOFF (1894-1942)
   Erwin Schulhoff, germanohablante de ascendencia judía, nació en Praga. Un pianista de talento, estudió en Leipzig antes de la I Guerra Mundial. Después de la guerra trabajó como concertista y profesor de piano, estableciéndose brevemente en Alemania. Su música fue interpretada en varios festivales, y su Primera Sinfonía obtuvo un gran éxito en su estreno en Berlín. Con el ascenso del nazismo volvió a Praga, se hizo comunista y compuso una versión musical del Manifiesto comunista de Marx. Tras la ocupación  alemana de Checoslovaquia en 1938 intentó huir a la Unión Soviética, pero fue capturado y deportado a un campo de concentración en Bavaria. A lo largo de su carrera musical se adhirió a diversos estilos musicales como el neoclasicismo, el expresionismo y el jazz. En los últimos años, Schulhoff vuelve a ser recordado de forma justificada sobre todo por su intensamente emocional Sexteto de Cuerda o el genio sardónico de la Segunda Sinfonía.
Otros compositores asesinados :
Ullman, Haas, Krasa, Klein.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS 3 : ADAPTARSE.
WITOLD LUTOSLAWSKY ((1913-1994)
   Este compositor polaco sufrió dos grandes contratiempos al principio de su carrera : sólo dos meses después de que su primera gran obra orquestal, Variaciones Sinfónicas, tuviese un sonoro estreno, los nazis invadieron Polonia y Lutoslawsky fue obligado a abandonar la composición seria, teniendo que malvivir como pianista de café en Varsovia. La liberación de Polonia por los soviéticos fue saludada con alivio por los sufridos compatriotas de Lutoslawsky, pero el estalinismo estranguló las inquietudes artísticas del país y Lutoslawsky se convirtió pronto en una de las víctimas de una campaña de descrédito después de que las autoridades calificasen su siguiente obra orquestal, la Primera Sinfonía, de formalista con tintes de modernismo decadente. Desde ese momento todos los compositores polacos tendrían que componer exclusivamente obras optimistas basadas en temas populares. Lutoslawsky tuvo pocas oportunidades más que cumplir con esas demandas, pero en ese proceso consiguió crear alguna pieza de valor : su brillante y accesible Concierto para Orquesta tuvo un triunfante estreno en 1954.
Otros compositores que tuvieron que cambiar :
Shostakovich, Prokofiev, Khachaturian, Miaskovsky.
EL DESTINO DE LOS PROSCRITOS  4 : CENSURA PÓSTUMA
   Probablemente, el caso más extremo de censura musical tuvo lugar en la Alemania nazi, donde el antisemitismo llevó a que se apartase del repertorio la música de todos los compositores de origen judío. Después de 1933 no era posible en Alemania interpretar obras de Mahler, Offenbach y Mendelssohn, aunque Wilhelm Fürtwangler programó un concierto de Mendelssohn en el 125 aniversario de su nacimiento, y el violinista Georg Kulenkampff incluso realizó una grabación comercial del Tercer Concierto de este compositor para Telefunken en 1935 ; irónicamente, este disco era imposible de encontrar en Alemania. La “arianización” del repertorio musical fue más allá de la simple proscripción de esos compositores, e incluyó intentos de recomponer los oratorios del Antiguo Testamento de Haendel como leyendas nórdicas y traducir los libretos de Lorenzo da Ponte para las óperas de Mozart Las Bodas de Fígaro, Don Giovanni y Cosí fan tutte.
   Numerosos compositores aceptaron agradecidos encargos para escribir música incidental que reemplazase la de Mendelssohn para el Sueño de una noche de verano de Shakespeare, mientras que se esperaba que los violinistas que interpretaban en Alemania en Concierto para Violín de Beethoven eliminasen las cadencias compuestas por Joachim y Kreisler.
Otras prohibiciones póstumas :
Wagner en Israel.
GOLDSCHMIDT, el último compositor de Weimar.
Berthold Goldschmidt era uno de los últimos compositores vivos cuya música fue prohibida por los nazis.
Estoy componiendo un rondó para violín y orquesta para Chantal Juillet, a quien dediqué mi concierto para violín revisado, que se estrenó el año pasado ; y hace poco he terminado una grabación de mis Cuatro Canciones Francesas con el barítono François Le Roux".
ISRAEL YINON, un director para resucitar el pasado.
Ha grabado varios discos de música “degenerada” checa y alemana.
Soy director, no musicólogo, pero creo que el director también es responsable de la música que interpreta".
AUDIOCLÁSICA nº 6.

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