Concierto para Piano
Nº 3.
Shine *, la película que narra la
vida del pianista David Helfgott, ha sido la causante de una explosión de
interés por el Tercer Concierto para Piano de Rachmaninov. En estas páginas
exploramos este Everest de los conciertos y admiramos a sus más augustos
conquistadores.
Mi Tercer Concierto –dijo Rachmaninov- fue escrito especialmente para
América, y tenía planeado interpretarlo por primera vez en Nueva York, bajo la
batuta de Walter Damrosch. Como durante el verano anterior no había dispuesto
de mucho tiempo para practicar y no estaba familiarizado con ciertos pasajes,
me llevé un piano mudo al barco y practiqué durante el viaje. Fue la primera
vez que recurrí a un piano de este tipo, y en esa ocasión demostró ser muy
útil.
La primera gira americana fue diseñada para mostrar las tres facetas de
Rachmaninov: compositor, director y pianista. Había aceptadazo a regañadientes,
con pocas ganas de dejar su amada Rusia ; pero el dinero ofrecido fue demasiado
tentador como para resistirse, y llegaron a un acuerdo. “Yo no quiero ir
–escribió a su amigo Nikita Morozov- pero puede que después de América pueda
comprarme un automóvil”. La gira comenzó el 4 de noviembre de 1909 en
Northampton, Massachusetts, con la
Sinfónica de Boston; después se trasladaron a Chicago y
Boston antes del estreno del nuevo concierto con la Sinfónica de Nueva York
el 28 de Noviembre. Más tarde la obra fue repetida con la Filarmónica de Nueva
York dirigida nada menos que por Gustav Mahler. Rachmaninov la estrenó en Rusia
en abril de 1910. Rachmaninov dedicó su Tercer Concierto a su amigo de toda la
vida Josef Hofmann, a quien consideraba, no sin razón, el mejor pianista de la
historia. Curiosamente Hofmann nunca interpretó el Concierto, al menos en público.
Fue cedido a una nueva y joven estrella, Vladimir Horowitz, que lo eligió para
su concierto de licenciatura en el Conservatorio de Kiev en 1920, cuando tenía
16 años ; desde entonces ha estado estrechamente relacionado con él.
De origen humilde. Para el solista, las páginas iniciales son las
más simples de cualquier concierto; las que siguen son las más exigentes de
todo el repertorio, entre 36 y 40 minutos en los que no hay apenas un compás en
el que el intérprete no esté tremendamente ocupado. Rachmaninov, uno de los más
grandes pianistas de la historia, incluye una enorme variedad de desafíos en el
teclado, poniendo así la obra al alcance exclusivo de los pianistas más
virtuosos. Pero por supuesto es mucho más que una obra de exhibición. Aunque menos
conocido por el público que el Segundo en Do menor, el Tercer es una obra
mejor, sólidamente construida, de ámbito sinfónico, con una gran riqueza
inventiva tanto en la parte orquestal como en la solista. El tema inicial hace
su aparición bajo diferentes formas a lo largo de toda la obra, enlazando entre
sí los movimientos. Escuche, por ejemplo, las variaciones del vals
ingeniosamente sincopadas que suenan en las maderas bajo las semicorcheas del
scherzo hacia el final del Intermezzo, el primer tema del finale y su tercer tema también derivan del patrón rítmico de los
compases iniciales.
Rachmaninov : no hay tiempo para pérdidas de tiempo. Para la
interpretación, Rachmaninov indicó que el concierto debía durar “unos 36
minutos”. Permitiéndose ciertos cortes consentidos por el compositor en el
primer y el último movimiento, pocos pianistas entre los más eficaces consiguen
acercarse a los 40 minutos, manteniendo al oyente en el borde del asiento y con
tiempo todavía para la poesía y la reflexión.
Los tempos tienden a ser más lentos que hace 50 años ; más de la mitad
de las versiones disponibles superan los 40 minutos, pero cualquiera que pase
de los 45 es demasiado largo : significan excesivo recreo o una concepción
errónea de la obra.
Hay tres versiones que no se pueden ya encontrar : la de Cyril Smith de
1943 con la Filarmónica
de Liverpool y George Weldon ; la de van Cliburn en directo en Carnegie Hall en
1958 con Kondrashin; y la última, la del joven Sergio Tiempo, que da mil
vueltas a todos sus rivales en sus interpretaciones en directo.
* ¿ Qué cuenta la película Shine ?
La vida del pianista australiano David Helfgott.
¿ Qué tiene de especial Helfgott ?
Tras un comienzo de carrera lleno de buenos augurios, Helfgott sufrió una serie
de crisis nerviosas que le llevaron a un hospital psiquiátrico. Pero cuando
salió rehizo su carrera.
¿ Qué importancia tiene el Tercer
Concierto ? Helfgott desarrolló cierta obsesión por esta obra a una edad muy
temprana; la interpretó en el Royal College of Music siendo estudiante. Su
nueva versión en disco será seguida de una gira internacional.
AUDIOCLÁSICA.
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