Queridos Hildita,
Aleidita, Camilo, Celia y Ernestito:
Si alguna vez tienen que leer esta carta, será porque yo no esté entre
ustedes.
Casi no se acordarán de mí y los más chiquitos no recordarán nada.
Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa y, seguro, ha sido leal
a sus convicciones.
Crezcan como buenos revolucionarios. Estudien mucho para poder dominar la técnica que permite
dominar la naturaleza. Acuérdense que la Revolución es lo importante y que cada
uno de nosotros, solo, no vale nada. Sobre todo sean siempre capaces de sentir
en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier
parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.
Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un gran
abrazo de papá..
Muy a propósito en el Día del Padre.
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