EJERCICIO MAGISTERIAL (20-diciembre-12)
El cerebro del maestro es un crisol
de llama incandescente,
la ciencia y la verdad es el sello
peculiar preponderante;
por hábito y costumbre se antepone
al reloj del tiempo
y el tiempo generoso engendra
vocación y ética.
El supremo fin del maestro es la
educación formal
como artista habilidoso erige y
moldea la materia viva
proyecta en sus sueños la formación
integral discente
polifacético y arquitecto en la
cultura de la humanidad.
Inicia e introduce sus proyectos
con toda convicción,
motiva el interés generando toda clase
de expectativas,
activa la información usando
dinámicas diversas,
deduce, compara y confronta el
producto de la consolidación.
En el desarrollo sintetiza el
conocimiento teórico-práctico,
sintetiza la información
construyendo y organizando,
propicia la comunicación a través
de técnicas grupales,
codifica y efectúa la nueva edición
actualizada.
En el cierre se valida la
retroalimentación o decodificación,
la finalidad es la fijación del
conocimiento o aplicación;
equivale a la fijación del
conocimiento o aplicación,
el momento final es la
interpretación, asimilación y reflexión.
En suma, el maestro sistematiza y
dosifica los momentos,
también la adquisición metódica de
las fases y procesos,
elige los procedimientos y las
técnicas de elaboración
y una vasta gama de recursos como
material auxiliar.
En su formación debe cultivar un
cúmulo de virtudes,
virtudes que son equivalentes a la
belleza del alma,
transformada en una flor perfumada
que nunca se marchita,
aroma que inunda y se esparce en
las mentes juveniles.
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