ORACIÓN A LA BANDERA.
¡BANDERA, ala de la victoria, puro
símbolo de la Libertad!
¡Tabor de sacrificios,
dorado cofre de esperanza, nido caliente de leyendas, yema fecunda de viriles
frutos, meta ideal de las claras conciencias!
¡Bandera, ala de la
victoria! ¡Cerebro, corazón y músculo de la Patria; razón de vida de
generaciones, anhelo invicto y latente de los pueblos, orgullo de las
sociedades; palanca y volante, timón y hélice de las razas!
¡Bandera, ala de la
victoria! ¡Sueño casto y dorado en el sueño infantil, estímulo fuerte, impulso
viril, radiante anhelo en la vigilia del hombre; dulce y amada forma eucarística en el corazón
de la madre; único sueño de la juventud!
¡Bandera, ala de la
victoria! ¡Síntesis de la Patria, suma, concreción y extracto de los ideales
más puros! ¡Bandera, ala de la victoria! ¡Cielo de vivos, alma de los muertos,
Patria de los héroes!
Bendita y adorada seas por los
hombres de sano corazón y fuerte músculo; bendita y alabada seas por los niños
de casto corazón y ágil impulso; bendita y alabada seas por los nobles de
corazón y duro puño; bendita y adorada en el hogar y en el templo, en la plaza
pública y en el taller, sobre los campos fértiles y sobre las urbes populosas,
guiando a los ejércitos y a las seguras naves de combate; bendita y alabada
seas en medio del fragor de los combates, sobre los rostros angustiados por la
muerte, sobre los brazos extendidos al cielo por la victoria, sobre la tumba de
los caídos y sobre los capiteles de los monumentos.
Bendita y adorada, allí donde hay
una conciencia limpia y un cerebro claro y un corazón viril; bendita y adorada
seas cuando te haces cuerpo en la plegada tela de un pabellón y cuando te haces
alma desplegando tus alas al viento sobre una torre de combate y cuando te
haces idea en lo más íntimo del espíritu del hombre.
Bendita y adorada seas porque en tus
rojos pliegues está la sangre de mi sangre, la sangre de mi padre y de mi
madre, la sangre de mis abuelos, la sangre que por ti derramaron todas las
generaciones; bendita seas porque pensando en ti los niños nos haremos más
buenos; porque viendo en extraña tierra tu imagen sentiremos el beso de la
madre, el beso de la hermana, el afecto lejano y el bienestar distante; bendita
seas porque tú encarnas el ideal sobre la tierra; porque tú eres el ideal mismo
hecho ala viviente. Porque fuiste ave con Chávez, pujanza con Elías Aguirre,
ala con Ugarte, sudario con Grau, anhelo con Túpac Amaru, idea con Unanue,
músculo y nervio con Zela, gracia con Palma, música alada con Chocano; porque
tú eres la máquina y el órgano, la acción y el impulso, la carne y el símbolo,
la conciencia y la voluntad; porque abriste horizontes al Perú en manos de los
incas; porque abriste nuevos caminos en las olas inestables, porque llenaste de
nombres gloriosos las páginas de la Historia, bendita seas, ¡Oh Bandera, ala de
la victoria, allí donde haya luz y alma y amor y heroísmo y juventud y anhelo e
ideal!
¡Malditos sean los que no siguen tus
colores, malditos sean los que no te adoren de rodillas, malditos sean los que
no sueñan con tu grandeza!
En nombre del cielo
hondo y de la tierra óptima; en nombre de los héroes y ciudadanos, en nombre de
la vida y de la muerte, de los elementos y de los principios; en nombre del
alma íntima de la Naturaleza, malditos sean los que no te amen sobre todas las
cosas, los que no sacrifican por ti a sus padres y a sus madres, a sus hijos y
a sus hijas, a sus esposas y a sus esposos; malditos sean los que no te
entreguen cuando lo pidas su caudal, su oro y su trabajo, su vida y su heredad.
Hija de San Martín, nieta de Manco
Cápac, madre de Grau y Bolognesi, en la hora magna de la Libertad, aquí bajo la
paz del cielo claro y convexo, ante la cruz de la religión y ante la espada del
heroísmo, ante la legión infantil que te venera y canta, yo, niño aún, que seré
mañana ciudadano joven y fuerte, en nombre de las generaciones en primavera, te
hago el voto de mi vida en flor y te saludo. ¡Oh Bandera, ala de la victoria,
alma y sustancia de la libertad, símbolo de la Patria libre!
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