viernes, 23 de septiembre de 2016

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA



DOM. XXVI DEL TIEMPO ORDINARIO

… Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado Lázaro, que echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue sepultado.
Estando en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno. Y, gritando, dijo  --Padre Abrahán, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.
 Pero, Abrahán le dijo – Hijo, recuerda que tú recibiste bienes durante la vida y Lázaro, al contrario, males; ahora, pues, él es aquí consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran  pasar de aquí a vosotros, no puedan; ni de ahí puedan pasar donde nosotros”. Lucas 16, 19-26

                                                    Jacopo da Ponte
                                                  James Tissot -Museo Brooklyn  
                                                  Fyodor Andreyevich Bronnikov

La historia del rico, a los ojos de Cristo, se desarrolla entre dos polos: la tristeza de esta tierra (el joven se marchó apenado) y la infelicidad eterna (estoy atormentado en esta llama). El hecho del joven rico y la parábola del hombre rico constituyen la más clara documentación de estas verdades.

   Su retrato

   Le debemos a Mounier uno de los retratos más realistas del rico.

   Rico es sinónimo del hombre al que nada resiste. El rico tiene medios para suprimir el mundo.

   Se acabaron los choques con los demás hombres. Entre el rico y los demás seres se levanta siempre el dinero para nivelar las resistencias y falsear las palabras y las conductas humanas. De cuando en cuando se produce algún suceso imprevisto, pero también esos sucesos son domeñados: se conquista la salud, esto es la enfermedad o la muerte, se conquistan las apariencias de amistad y de amor, y de esta forma, todas las elaboraciones íntimas se van sofocando y se va creando una vida no demasiado catastrófica, salvo los inconvenientes del destino; una vida de cualquier clase que se quiera, o dulce o insípeda, o voluptuosa o excitante.

   De este modo, el rico va poco a poco desamparando al otro. Y lo peor es que se cree que posee el mundo porque lo suprime. Esta potencia mediocre, que obra por medios interpuestos y que no conoce esa pequeña posesión que constituye el don de sí, da forma a su rostro y al estilo mismo de su propia vida adornándolos de una ventajosa fatuidad, de una sonrisa estereotipada, de una actuación mecánica.
 
   Riqueza: es un nombre usurpado. Es una “riqueza” que sirve de careta no sólo a los ricos, sino también al mundo que se extiende ante ellos. Es una riqueza que nivela, una riqueza opaca, constituida de psicologías simplificadas, de pobres psicologías raquíticas en su constitución y raquíticas ante la vida  Sólo la pobreza, al poner a las almas desnudas ante la experiencia y al enfrentarlas con la verdad, conoce las suntuosas riquezas del mundo.

El rico conoce solamente un tipo de relaciones humanas: la consideración. Todos los sentimientos derrotados se suben a este carro. Por lo que se refiere al amor, hay que tener presentes dos aspectos del mismo: lo que compra y lo que también se compra; o sea, lo que se compra con placer o por olvidar y lo que se compra por la consideración, por razones sociales: esto es, el matrimonio y la consiguiente transferencia de capital. Honor conyugal. Por lo que atañe a la amistad, los bienes que entran en consideración son los siguientes: consejos de administración, trusts, carteles y, para la intimidad, los camaradas de las trapisondas secretas. Por lo que concierne a la familia: el marido, la mujer, y la querida: si es preciso, se ponen los términos en plural, se unen y se invierten. ¡Honor familiar!

   Y su clasificación

   Hemos presentado el retrato del rico, que parece trazado a golpes de navaja.

   No nos falta más que puntualizar su “clasificación psicológica”. Y, para permanecer en un terreno seguro, para elaborar datos dignos de consideración, lo encontramos en los labios de Cristo: “La vida de uno no está asegurada por sus bienes”. “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma”.

   Por tanto el rico es clasificado por Cristo como un necio, como un “insensato”.

   Según el evangelio, la “categoría” que define exactamente al rico es la de la necedad.

   Se dice ordinariamente que con el dinero es posible conseguirlo todo. Puede ser. Pero hay una cosa que jamás podrá llegar a conseguir el dinero: que no hayan sido pronunciadas aquellas palabras tajantes de Cristo.

   Hemos de amar a los ricos. Es verdad. Son nuestros hermanos más pobres, los que más necesidad tienen de nuestro amor.

   Se ha dicho, no sin cierto aire de ironía: “Lo que tengáis de más, dádselo a los ricos”. Sí, tenemos algo que dar a los ricos. Nuestra piedad. Nuestro amor. Sobre todo, aquellas palabras terribles de Cristo.

   El peor servicio que podemos hacer a los ricos es el de callarnos.

   ¡Es tan desgraciado el rico! No aumentemos sus ya notables desgracias, escondiéndole o suavizándole el mensaje que Jesús le ha dirigido.

   Lo ha traicionado su propia riqueza. No es justo que tenga que sufrir además la traición del silencio de los cristianos.

   Me doy cuenta de que les he hablado a los ricos con una
mentalidad racista. Pero también yo pertenezco a esa categoría. También en mi pecho se ha albergado el rico.

   Lo sé, porque a veces también el Señor me llama por mi nombre: ¡Necio!

Alessandro Pronzato / Evangelios Molestos.


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