ANTI MÚSICA. La sinfonía de
esta semana es la Primera de John Corigliano. Fue compuesta a finales de los
ochenta en memoria de las víctimas del Sida. Se trata de una música brutal y
salvaje que agrede al oyente durante casi una hora. En un pasaje donde estamos
tocando tres píccolos en fortísimo al unísono, encuentro indicaciones como:
“WILD, DEMENTED, AND FRENZIED”.
Cómo será la violencia de la
sinfonía que desde el primer ensayo se nos distribuyeron tapones para los
oídos. Literal. Sellados en una bolsita de celofán, cada músico recibió su
dotación de tapones de hule para prevenir posibles daños. Es uno de los
adefesios más agresivos que he tocado, una anti música realmente horrible y
estridente. Carece de interés musical, pero como defiende una causa
políticamente correcta, ha ganado toda clase de reconocimientos.
Supongo que ese
era en el fondo el propósito de Corigliano: ganar becas y premios. Hay carreras
hechas así.
Para la noche del concierto
se le pide a la orquesta que vista totalmente de negro. Y entre movimientos se
proyectarán en una pantalla imágenes de víctimas del Sida. De manera que el
concierto de esta semana será un espectáculo más político que artístico. Espero
que las autoridades del teatro se compadezcan de los asistentes y les obsequien
también a ellos tapones auditivos.
DE MI ÁLBUM
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