YO TE CONOZCO
¿En qué limbo te he visto?
Antes de nacer ya
te conocía.
El timbre de tu voz
resucita lejanas y amables imágenes en mi conciencia.
¡Si tus pasos son
pasos que ya he escuchado!
¡Si mis nervios
reproducen una emoción que me es familiar!
¡Si el perro de mi
hogar, efusivo y leal, ha movido tantas veces la cola haciéndote zalemas cuando
te acercabas!
¡Si has dado tantas
veces los “buenos días” a mi madre!
¡Si juntos hemos
cogido flores en el jardín en tantas mañanas luminosas!
¡Si juntos hemos
llorado -¿recuerdas?-, cuando el gato negro, goloso e inexorable, cazó al
jilguerito que queríamos tanto, ese día que olvidamos la jaula abierta!
¿Dónde cogí el mal
de tu amor?
¡Si te conozco,
mujer; si te tengo en las entrañas; si eres mía; si he besado tus manos; si me
he anegado en tus ojos, si he sellado ya tus labios con los míos!
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