Noche estrellada en Hawái |
AL LEVANTARSE
Dios mío,
el alma que
me entregaste es muy pura.
Tú la creaste. Tú la formaste.
Tú la custodias dentro de mí.
Al abrir mis ojos a la luz
de este nuevo día permite
que no me atreva a manchar
esta pureza con el olvido
de las leyes que Tú me diste,
para guardarla siempre
como salió de tus manos.
Te pido que todo el tiempo
que esta alma
anime mi cuerpo,
te confieso a Ti,
soberano de todas
las criaturas,
dueño de todas las cosas.
Señor de todas las almas.
Ya que tiene una vida inmortal,
que nunca pierda de vista
que mientras anima el cuerpo,
vive sólo su vida transitoria.
Anónimo
VENTANA AL MUNDO:
SANÁ YEMEN
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