jueves, 12 de marzo de 2015

EL HOGAR, LA FAMILIA Y LA PATRIA


HOGAR, FAMILIA Y PATRIA, son vocablos distintos que expresan un mismo concepto; no se diferencian más que en la amplitud que les damos.
   Las paredes de la casa que nos vio nacer y en la que resonaron nuestros cantos y risas infantiles, se ensanchan más tarde idealmente, y encierran toda una nación.
   Cuando en la ausencia pensamos, nostálgicos en la patria lejana, lo primero que recordamos es la casa, el hogar; después la calle, la ciudad, el territorio.
   El hogar es la cuna de sentimiento patrio. En él se ha nacido y se ha crecido; en él han muerto nuestros padres, en él hemos llorado y reído, sufrido y gozado; deseado y amado.
    A través de los años el color de las paredes, la forma de las habitaciones, la colocación de los muebles, todo resurge en nuestra memoria con la nitidez de una fotografía en colores.
   La casa que albergó nuestra infancia tiene un perfume especial, que es como el alma de los hogares en que hemos vivido, y este perfume es como una varita mágica, a cuyo conjuro  renaced en el alma todo nuestro pasado, melancólicamente iluminado por la luz de un presente lleno de dolor o de inquietud.

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