domingo, 8 de septiembre de 2013

LAS ARTES MENDICANTES / Wellington CASTILLO

¿Por qué la inversión en cultura no forma parte de nuestro tan mentado crecimiento económico? ¿Es que el arte, la literatura y la música no forman parte del desarrollo? El autor abre la polémica.

La certeza de que hemos progresado como cultura no niega la precariedad en la que se encuentran las Bellas Artes, que deben estirar la mano por apoyo material y de público en aras de sobrevivir y afirmarse como expresiones tangibles de nuestra cultura. Así están la música, la pintura, la literatura, la escultura, el teatro, la danza y el cine, afectando sus procesos y existencia, desde las condiciones y posibilidades de su cultivo y creación hasta su difusión, promoción, permanencia y calidad. Los logros descollantes son una excepción de la propia creación humana y social, del artista, de oportunidades, lugar, estatus social, etc., pero son sólo eso: una que otra perla derramada. Piedras al canto: búsquedas, rogativas, y estiradas de manos para lograr exposiciones pictóricas. Conciertos sinfónicos con magra concurrencia. El teatro afectado en sus raíces, y sus frutos que son la representación teatral, una tarea llena de limitaciones.

            ¿Por qué nuestro país, de tantas celebridades, sufre de este mal, a diferencia de otros que apoyan las artes como expresión de la creatividad, quehacer, realización y calidad de vida de su gente?

Actividad relegada
Nuestro sistema educativo en todos sus niveles privilegia la tendencia positivista, conductista, marcando aprendizajes, actitudes, comportamientos, operacionales, funcionales, tecnocráticos, con arreglo a una sociedad que ha necesitado de esta clase de seres humano para afianzar el sistema económico, político y social, rompiendo la línea de continuidad de la educación por el arte que se venía dando aceptablemente, soslayándola o solapándola, pero haciéndola tan mal que no ha generado las respuestas idóneas de la gente hacia la belleza y a la estética de la vida, salvo en casos de las llamadas artes menores. Fuera de estas exigencias del sistema y de una cultura asentada en la ciencia y en la técnica, las humanidades y las bellas artes se relegaron a la dimensión de simple adorno si no de inutilidad, cultura acientífica. La gran mayoría no ha accedido, asimilado y comprendido la riqueza de los valores que las sustentan. La educación superior acentuó la misma tendencia, formando por años profesionales que se mueven en la dimensión tecnocrática y cuyos gremios sólo promueven actividades que afianzan y reciclan esta formación (lo cual es bueno) pero las complementan con aquellas de carácter ventral, futbolera y superficial, siendo insensibles, indiferentes y ajenos a las actividades del arte. ¿Se imaginan cómo estarían el nivel de nuestras artes, si sólo la mitad de profesionales, que son miles, las apoyaran en cuerpo, alma y bolsillo? ¿Sabe de algún gremio que haya programado conciertos, funciones de ballet o alguna obra de teatro, no a la comunidad, sino a sus propios agremiados? No lo hacen ni por asomo. Hay excepciones individuales, pero estas no hacen el verano.

Lógica rentista
En la misma línea, nuestras élites económicas y políticas, salvo rarísimas excepciones, no han asumido mecenazgos para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, menos para el arte. Están en su lógica formativa y rentista. Por lo mismo, ejerciendo el poder del Estado, no han sido capaces de desarrollar políticas culturales pertinentes. Sólo sostienen una mínima infraestructura y condiciones para su cultivo, desatendiendo las otras manifestaciones que dan calidad y estatus a las artes. Recién tenemos un Ministerio de Cultura, pero anda todavía a gatas.
            La Cultura está librada al juego de las relaciones sociales, del trabajo y del mercado, a la imposibilidad de organizar su administración mediante una política que apunte a lograr la elevación del nivel de vida de su gente.

            ¿Hasta dónde serán capaces de resistir y la sociedad de revertir esta indigente situación?


-Diario La Industria / Enfoque, domingo 8 de setiembre de 2013

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