miércoles, 1 de enero de 2014

LA ESPERA DEL FUTURO / Antenor ORREGO

Soy el hombre eterno.
   Mis anhelos tienden sus antenas al porvenir.
   Mi cerebro y mi corazón abrazan al Universo, y lo introducen, compendiado y completo, en mis pensamientos y en mi voluntad.
   La escoria efímera de los hechos, como la ceniza de los leños que alimentan la fogata, se queda esparcida en la senda.
   El fuego, el espíritu de cada día, se va conmigo, caldea todas mis horas, y estalla en rojas rosas de porvenir.
   Nada provisorio, nada pasajero permanece en mí.
   Soy el fatal, el necesario reflejo de la Eternidad.
   Mis músculos se hinchan; la alquitara de mi cerebro no cesa de trabajar; los latidos de mi corazón se ensanchan como las ondas.
   Voy hacia la plenitud de mi realidad.

   ¡Amada mía, mi futuro te espera!

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