UN PATRIOTA
EN EXILIO:
Y hasta se
permitía ironizar, proponiéndose para el obispado de Buenos Aires.
Usted debe
saber mi profundo saber en latín; por consiguiente, esta ocasión (1) me vendría
de perilla para calzarme el Obispado de Buenos Aires, y por este medio no sólo
redimiría todas mis culpas, sino que, aunque viejo, despacharía las penitentes
con la misma caridad cristiana como lo haría el casto y virtuoso canónigo
navarro, (2) de feliz memoria. Manos a la obra, mi buen amigo. Yo suministraré
gratis a sus hijos el Santísimo Sacramento de la Confirmación sin contar mis
oraciones por su alma, que no escasearán. Yo creo que la sola objeción que
podrá oponerse para esa mamada es mi profesión; pero los santos más famosos del
almanaque ¿no han sido militares? Un San Pablo, un San Martín ¿no fueron
soldados como yo y repartieron sendas cuchilladas sin que esto fuese un
obstáculo para encasquetarse la Mitra? Admita usted la santa bendición de su
nuevo prelado, con la cual recibirá la gracia de que tanto necesita para
libertarse de las pellejerías que le proporciona su empleo, (3)
(1) Se refiere al restablecimiento de
relaciones con la Santa Sede.
(2) Se refiere a Julián Navarro (1777-1854)
vicario castrense del Ejército de los Andes.
(3) Carta de San Martín a Guido, fechada
en Bruselas el 6 de abril de 1830, en A. J. Pérez Amuchástegui, Ideología y acción de San Martín,
Eudeba, Buenos Aires, 1966.
LIBERTADORES
DE AMÉRICA, AQUELLOS GLORIOSOS SUDACAS / Felipe PIGNA.
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