REFLEXIONES ÍNTIMAS:
QUÉ LINDO amanecer. Alegres han prorrumpido los pájaros con sus trinos, los canarios cantores gorjearon felices.
Los rayos del sol, rubios como el trigo maduro de mayo, me han hecho sonreír.
El alma también se alegra. Ella presiente que hoy día será mejor que ayer, pues ya pasó la noche de pesadilla horrible, con lloro y dolor de miedo en soledad.
Los ojos se levantan; los cúmulos del cielo han desaparecido. Celeste, el firmamento invita a un baño de optimismo. Con él no habrá oscuridad y el corazón podrá latir acompasado. Tín ton, dirá este corazón.
Para las ventanas alegres de la casa desfilará el danzarín rodar de las horas. Escapemos por la ancha puerta de la alegría y, para no cansarnos de esta belleza inesperada del amanecer, cortemos el camino a la imaginación.
Aurora, permíteme descansar del letargo de mis noches en pena; ayúdame a olvidar el tortuoso sendero de la duda, invítame a un andar ligero y leve, acompañada por tu risueño amanecer; llévame así, en pleno día tibio y con sol, a la mansión del amor. Amor, si entro en ti de nuevo y tú en mí, se borrarán las huellas del insomnio y olvidaré lo pasado.
Aurora, el despertar ha sido alegre. Amanecer, tu fresca brisa ha hecho vibrar mi corazón. Corazón, campanita que suena con dulce acento: tilín, tintín.
Aurora, déjame ser como tú: límpida, alegre, llena de luz y fe. Amanecer sereno, dame tu paz. Jolgorio de pájaros, cantadle a mi corazón un himno de esperanza; que sea una dulce canción.
Aurora, haz que mi corazón diga en su latir: Ton, ton ton, tin, tin tilintintón. Ay, qué bello latir con la música al son.
Aurora, con tu sereno y dulce amanecer, me has alegrado el corazón.
-- María JUlia LUNA TIRADO
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