XAVER SCHARWENKA. (1850-1924)
¿Un compositor injustamente
olvidado?
Lo que opina la pianista Seta Tanyel…
El gran concierto de piano de
concepción romántica estaba en declive a principios de este siglo, en vida de
uno de los más grandes compositores del género, el pianista polaco Xaver
Scharwenka. Hace nueve años quedé cautivada por el flujo de melodías y la
imaginación de esta música en un concierto ofrecido por el gran Earl Wild.
Melodioso y lleno de ingenio, no podía imaginar por qué esta música había quedado
relegada al olvido. Desde entonces he grabado cuatro discos de sus obras, y
pienso grabar más.
Mientras el director Walter
Damrosch presentaba sus conciertos en Londres y Mahler tocaba el primer
concierto junto a sus sinfonías en Nueva York, sólo un puñado de sus obras
permanecen hoy día en los programas de conciertos. Este olvido se debe en parte
a la reacción contra el romanticismo que se dio en los primeros años de este
siglo, cuando parecía estar enfrentado a los ideales cambiantes y al cataclismo
de dos guerras mundiales. Pero hoy día, cuando escuchamos lo que esta música
tiene que ofrecer, el olvido parece injustificado, sobre todo cuando esta
música resulta tan atractiva para el público.
Cuando interpreto sus obras en mis recitales a la gente le encanta, se emocionan hasta cuando la oyen por primera vez. Les encantan esas frases largas, las melodías que saca adelante el pianista. En los conciertos tiene momentos poderosos, pero también otros intimistas, líricos y poéticos. Siendo polaco, dio a su música un gran equilibrio temperamental. Se perciben sus raíces polacos en los momentos alegres y melancólicos. Desde el punto de vista armónico sus obras para piano son muy interesantes; tiene un sentido de la estructura muy seguro, fuertemente sinfónico incluso las obras para piano solista. Su música recuerda a Moszkowski y Chopin, y el movimiento final del tercer concierto combina influencias polacas con otras de Schubert y Schumann. Pero siempre están por delante su propio encanto y su carácter.
Cuando interpreto sus obras en mis recitales a la gente le encanta, se emocionan hasta cuando la oyen por primera vez. Les encantan esas frases largas, las melodías que saca adelante el pianista. En los conciertos tiene momentos poderosos, pero también otros intimistas, líricos y poéticos. Siendo polaco, dio a su música un gran equilibrio temperamental. Se perciben sus raíces polacos en los momentos alegres y melancólicos. Desde el punto de vista armónico sus obras para piano son muy interesantes; tiene un sentido de la estructura muy seguro, fuertemente sinfónico incluso las obras para piano solista. Su música recuerda a Moszkowski y Chopin, y el movimiento final del tercer concierto combina influencias polacas con otras de Schubert y Schumann. Pero siempre están por delante su propio encanto y su carácter.
Scharwenka compuso una gran
ópera, una sinfonía y algunas obras de cámara, pero es en sus cuatro conciertos
y en las obras para piano solista donde yace su reputación.
Como pianista y compositor sabía
cómo componer para piano; éste era el instrumento a través del cual mejor sabía
expresarse. Debemos recordar que hacia 1900 era tan famoso como Liszt como
concertista de piano. Era un gran animador, y su casa en Berlín estaba siempre
abier6ta a compositores y músicos. Hay una historia preciosa sobre Liszt:
estaba oyendo una de las obras más populares de Scharwenka, las Danzas polacas,
y quedó tan encantado con ella que insistió en conocer al compositor. Unas
semanas después Scharwenka llamó a casa
de Liszt. Como no tenía tarjeta de visita, dejó al mayordomo su sombrero con
una copia de las danzas polacas. Liszt
recordó la música al primer vistazo, y se convirtieron en grandes amigos.
Como pianista, yo no podría vivir
sin Bach, Beethoven o Chopin, pero me gustaría ver siempre a Scharwenka tras
las candilejas, reconocido como uno de los grandes compositores para piano de
la historia de la música.
Concierto de piano Nº 3 en do sostenido menor, Op. 80 – movimiento
final, “Allegro non troppo”.
La primera interpretación del
tercer concierto de piano, con Scharwenka como solista, marcó su vuelta a
Berlín como intérprete en enero de 1899, tras una ausencia de siete años. En el
tercer concierto el piano y la orquesta están mucho más integrados que en el
segundo.
Temáticamente tiende a seguir a
Liszt usando una forma cíclica, y aunque tiene tres movimientos separados, el
tema principal del primer movimiento es variado de forma lírica en el segundo,
y aparece como tema principal en el tercero, pero esta vez con variación
rítmica.
Radio Philharmonie Hannover /Tadeusz Strugala.
Seta Tanyel
Collins Classics.
REVISTA AUDIOCLÁSICA.
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