REFLEXIONES ÍNTIMAS.
MIRADLA: lleva en su seno un niño. Su rostro expresa un ferviente y silencioso ruego. Pide al cielo por él y para él: amor, justicia y paz. Amor para su alma virgen, que la adivina tierna, justicia para su noble espíritu, que la librará de odios, de maldad. Paz para una vida digna, de pajarillo hermoso que vino así, libre por amor, de ahí que le asista el derecho de volar y cantar.
Como lleva en su seno un niño, ella le promete enseñarle, sin duda, en cada arrullo un canto para cuando él nazca: Arrorró de dulzura y amor.
Miradla: nos dice en silencio: ¡soy madre! En su sueño desfilan, su hijo y los hijos de todas las madres del mundo. Van hacia un país hermoso, la felicidad.
Es madre. Ella quiere que sus hijos y los de todas las madres, sólo sepan de alegría y de felicidad.
Miradla: lleva en su seno un niño. Camina despacio, se dirige hacia Dios, pidiéndole para él y para todos los niños del orbe: amor, justicia, felicidad.
Ella cruza el camino hilando sueños, dejando jirones de su alma en el sendero. Por él, y por los niños de todas las madres, quisiera ver la ruta libre de dolores.
Lleve en sus pasos cansados mucha, mucha ternura. Y la va prodigando en las notas de su arrorró con dulzura y amor.
Miradla: rendidle homenaje. comprendedla...
Es grande, porque tiene el poder de dar vida. ¡Es madre!
-- María JuLia LUNA TIRADO.
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