lunes, 11 de mayo de 2015

HOMBRES DE CIENCIA: William HUNTER



   Todo el mundo sabe –o al menos casi todo el mundo—que los barberos fueron en un tiempo también cirujanos y que tal parte de su oficio originó el diseño tricolor de las muestras que indican sus establecimientos.

   Pero la profesión médica se ha “diversificado” aún mucho más que eso, durante la larga historia que comenzó con curanderos y sus pociones y que ha llegado en nuestros días a especialistas modernos y sus recetas.

   Como ejemplo de una de estas especialidades que no practican hoy todos los médicos tomemos la obstetricia.

   En un tiempo, en todos los países del mundo se consideró la obstetricia como disciplina exclusiva de las comadronas, mujeres generalmente viejas que tenían la misión de traer al mundo nuevos niños. En algunas naciones se utilizan todavía, generalmente comadronas en casos de obstetricia. Hasta en ciertas partes de los Estados Unidos y la Gran Bretaña se conceden aún títulos de comadronas.

   William Hunter, conocido en la historia de la medicina como “El comadrón” fue responsable de uno de los grandes cambios en la práctica de la medicina, tanto como su hermano John que echó las bases de la cirugía moderna.

   William nació en Lanarkshire, Escocia, en 1718. A instancia de su padre estudió Teología y tuvo intenciones primero de profesar el sacerdocio. Sin embargo, posteriormente cambió de modo de pensar y decidió hacerse médico.

   Estudió con un amigo, William Cullen, y después concurrió a conferencias sobre medicina en la Universidad de Edimburgo, en aquella época y aún en nuestros días, una de las más respetadas escuelas de medicina del mundo.

   En 1740, Hunter se trasladó a Londres tanto para continuar sus estudios como para ejercer su carrera. Fue discípulo del anatomista James Douglas, con la hija del cual se casó después. Su hermano quien también había decidido hacerse médico, le siguió a Londres.

  En aquella época no se consideraba correcto que un hombre estuviera presente en el nacimiento de un niño, ni siquiera para prestar auxilio en caso de necesidad. William Hunter terminó, de una vez para siempre, con tal remilgo.

   Sus dos especialidades fueron anatomía y obstetricia o partería, como se le llamó en su tiempo. En 1748 fue designado director de la sala de obstetricia del Hospital de Middlesex y un año después pasó a ocupar cargo idéntico en el Hospital Lting In.

   La pericia de Hunter venció los escrúpulos y gradualmente fue aceptada por el público como especialista en obstetricia. Fue ardua tarea convencer a la profesión médica de su pericia y sentido de responsabilidad, pero Hunter lo logró.

   Poco antes de morir, a los 40 años de haberse instalado en Londres, hasta la Reina de Inglaterra se había acostumbrado ya a utilizar los servicios de un médico para asistirla en el nacimiento de sus vástagos reales.

   También hizo notables contribuciones al conocimiento de las enfermedades del corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario