SALMO DE ABRIL
“Quaresmeiras” en flor, banderas cálidas, verdad de rosa y lila,
velan junto a
los tintes de las frías banderas
al pie de los
cajones monstruosos del cemento.
Ellas vencen
la niebla del miedo persistente
y salvan, con
la gracia de sus pequeñas risas,
la desazón de
la ciudad violenta,
la maldición
del mundo.
El metro de
Sao Paulo me lleva, como un túnel de anónimas preguntas,
lucha
adentro.
(El metro de
Madrid, rueca de noches mías, inflamadas,
regresaba, por
fin, a Buen Suceso).
Caminos, los
semáforos, guiñan el ojo verde.
Guiñan el ojo
rojo de los riesgos,
la vida.
(Por los
barros y pastos, integrando colores, por mi ancha Amazonía,
santiguaba la
tarde el arco iris,
semáforo de
nuevas alianzas.
Noé lo contemplaba
con mis ojos, un poco más maduros).
Tres días de
cansancio
--cada Jonás,
su Nínive--,
toda la vida
yendo, de llamada.
Pero el verde
invadía la tierra y el anhelo,
y las garzas
me daban su lección:
__ ¡Todavía
es posible
ser libres!
En la ciudad,
perdidos yo y Tu nombre,
el mundo es
tan pequeño como un nido olvidado,
tan triste
como un pájaro sin alas ni gorjeos.
¡Pero Tus
alas cubren su llorada miseria, mi dormida esperanza!
En Toboao da
Serra
la juventud
ensaya
muerte y
esucaristía.
Las rosas de
la Serra, deshojándose, vuelcan
sus redomas
cansadas.
María Liliane
ha entregado a la muerte su rosa prematura.
Cantan los
compañeros, con Milton Nascimento:
__”Amigo éi
coisa (amigos)
de ser guardar
debaixo
de sete
chaves (libres)
dentro do coraçao…)
¡Nunca debajo
de una losa fría!, replica el Evangelio.
__/Lázaro,
Liliane, salid fuera!
Con el vino
de misa, bebieron muchos vinos, en sus frenados sueños,
estos curas
alcólatras que ahora
pacen, como
corderos, la vergüenza vencida.
Duval, el
chansonier,
soñó también,
un día (muchas noches),
en su petite
téte y su corazón grande,
la luna y le
grand ciel…
y ahora nos
sorprende, con toda su guitarra de rodillas,
sabiendo más
que nunca, lejos de todo palco,
que el Señor
reviendra, que il l’a promis,
que il
reviendra la nuit qu’on n’ l’attend pas…!
Los
guacamayos tiemblan –como yo deportados—
del frío de
Sao paulo, del frío de este mundo.
“Es invierno
en la Iglesia” advertía Karl Rahner, haciendo testamento de profeta.
(Y el frío es
la tristeza del Mundo,
y el invierno
es pecado en
la Iglesia que ha abrasado el Espíritu)
--¿Qué estás
haciendo ahora?
Le preguntaba
el papa (¿inquisidor? ¿benévolo?).
Respondía el
teólogo (¿evasivo? ¿maestro?):
--Me preparo
a vivir el gran Encuentro.
Y a sus
ochenta abriles, bien pensados,
oyente del
Misterio en la Palabra,
se ha
zambullido en el total Futuro.
En Sao Miguel
Paulista dos hombres más reclaman,
con el título
póstumo de su sangre extendida
la tierra que
les hurta el latifundio,
la casa que
les niega la ciudad sitiada, exceso de codicias.
Floresta de
pancartas enseña por las calles el abc del hambre:
--“Também, os
profesores querem comer”.
Diretas!”
“Diretas já”,
gritan todos los muros, derramando impaciencia
El comercio
pregona
una pascua de huevos
de
chocolate (amargo
para los
otros niños).
¿Socarres
piensa con los pies sus dólares?
Las huelgas
paralizan las máquinas del lucro homicidas. ¿En vano?
Estudiarán en
vano estos sindicalistas, acosados de leyes y de arbitrios,
la
autogestión, la autonomía, el Pueblo?
Geraldo, en
Santarém, arde, como una ofrenda
[con los huesos roídos, en la fragua].
Por la madera
noble del labio mentuktire –palabra de verdad pirografiada—
Amerindia
reclama, desde el Xingu irredento:
--“Devolvednos
la tierra, respetadnos la paz
Y
haremos, con vosotros, la gran fiesta”.
19 de abril,
¡Día del Indio!
“Cabo Anselmo
(ex Nordeste, ex Marinha, ex-Guerrilha,
Ex-Traiçao)
Contra tudo”.
Esses cabos-fantasma, os comandantes-zero,
ñao contam como o Polvo!
¿Por qué el 9 por ciento de los niños se mueren
“antes de tiempo” aún, Santo Padre las Casas?
Genocida e impune, Reagan mina en los puertos
la núbil libertad de Nicaragua
donde ya nuestros mares, recobrados, bebían
su sed adolescente.
Arde el Líbano y mueren los penúltimos cedros.
Mueren los palestinos. /Palestino!
Arde en la India el corazón de Gandhi (inútilmente
manso?).
El Chile de Neruda (inútilmente fiero?)
quiere estallar a gritos su losa interminable.
…¿Por qué sembraré versos
delante
de este Mundo?
Obispo, como un niño sim embargo.
Poeta, como un hombre simplemente.
Siempre un poco en la sola compañía.
Siempre un un poco extranjero en todas partes.
Como una “quaresmeira” lila y rosa
Florida de nostalgia, ¿florida de Evangelio?
Rahner lo ha dicho. Y ya no hay más lecciones:
--La cima de mi vida está aún por llegar:
es el abismo
del Misterio de Dios
donde nos despeñamos,
libres por fin,
muriendo…
Capitulo ante Ti, oh Dios, Innominado, !Mayor siempre!
“Solitarios extraños” vamos hacia Tu encuentro.
/Sentido de la sed de todos los sentidos!
Capitulo ante Ti.
Abril humano yo, loca
esperanza niña,
!Oh Dios, mi
Primavera.
Abril del Mundo
entero.
Dios ya por siempre
Humano!
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