martes, 4 de diciembre de 2012

LA OBRA MÁS CÁUSTICA DE DEBUSSY / AUDIOCLÁSICA

Autor de “El mar” y creador de un estilo muy personal, Debussy es un compositor de sobra conocido. Lo que no es tan conocida es su faceta de crítico musical, que desarrolló durante más de diez años, bajo el seudónimo de Monsieur Croche (Señor Corchea)
   Repasemos brevemente su carrera de crítico : su primer artículo aparece en La Revue Blanche del 1 de abril de 1901. Monsieur Croche no hace  su aparición hasta el número de julio. Es probable que pocos de los lectores reconocieran de inmediato el modelo que había inspirado a este personaje. Uno de los primeros en darse cuenta fue en todo caso el poeta Paul Valéry, quien escribe rápidamente a su amigo Pierre Louÿs para darle cuenta de este hecho. M. Croche tuvo una existencia efímera, pues la octava crónica de La Revue Blanche fue también la última. A finales de diciembre  de 1901, Debussy decide no continuar y escribe a Félix  Féneon explicando sus razones : “creo que el agotamiento y el nerviosismo son la causa de mi imposibilidad para escribir algo que sea apropiado. He probado de todas las maneras… Es despiadadamente estúpido…” La creación de los Nocturnos, más la finalización de Pelleas son suficientes para explicar este abandono. Es difícil de medir la resonancia de este primer grupo de artículos en los ambientes artísticos, poco habituados en el terreno musical a esta libertad de tono. Algunos, como Péladan, se quejaron de haber leído en La Revue Blanche “unas habladurías blasfemas sobre las obras maestras y los maestros”.
De lleno en la crítica. Cuando a finales del siguiente año Debussy fue solicitado por los nuevos directivos de Gil Blas, Périvier y Ollendorf, él era ya un personaje público, conocido por todos los aficionados parisinos como el autor de Pelléas. Al mismo tiempo, Binet Valmer, director del mensual La Reinassance Latine, esperaba una colaboración semejante para su periódico y la anunció en su número del 15 de diciembre. Contento de retomar una tribuna pero también temerosos de perder su libertad, Debussy parece entonces vacilar. Calvocoressi hace de intermediario y termina por obtener de él un texto, las “Considerations sur la musique en plein air”. Mientras tanto, el director de La Reinassance latine, cambia de opinión después de echarle un vistazo a las pruebas y declara : “es un idiota” (estas pruebas, encabezadas por el comentario “para destruir”, todavía se conservan). El texto fue simplemente transferido al Gil Blas, en el que Debussy colaborará regularmente desde el 12 de enero al 28 de junio de 1903. Debussy viajó a Bruselas para escuchar a d´Indy y a Londres para escuchar a Wagner. Esta fue una época donde consagra el mayor tiempo a la crítica, dejando un poco de lado la composición. Su correspondencia tampoco es muy abundante. No busca sin embargo, en ningún momento, ser el buen crítico, consciente y atento a todas las formas de la actualidad musical.
Los años de silencio. Tras esta etapa, van a pasar casi diez años en los que Debussy abandona el periodismo, con la excepción de cuatro artículos cortos, circunstanciales, para honrar a sus queridos Massenet, Gounod, Mary Garden y Jean Philippe Rameau. Varias de sus personas más próximas insistirán, con más o menos discreción, para hacerle retomar la pluma. En abril de 1905, Louis Laloy le pide consejo sobre el título que debe darle a una nueva publicación musical, al mismo tiempo que le ofrece la posibilidad de colaborar en ella. “Resérveme –responde el músico – un espacio con el título de Entretiens avec M Croche. Es un nombre que yo frecuenté hace mucho tiempo, y esperaba volverlo a encontrar”. El Mercure musical corre a  anunciar este título en sus portadas, pero a Debussy no le satisface la orientación de los primeros números y no encuentra el aire puro de que había gozado en La Revue Blanche o en Gil Blas. El gremio de críticos musicales y de musicólogos le asusta . “A parte de usted –escribe a Laloy en septiembre de 1905 – las personas del Mercure musical son siniestras; sobre todo están terriblemente informadas, y no veo realmente qué podría hacer este pobre M. Croche entre tanto especialista”.
Laloy vuelve a la carga y sólo consigue una nueva negativa de Debussy, ahora un poco desilusionado sobre la utilidad de la crítica : “en nuestra época, cuando no se sabe qué hacer, y sobre todo qué decir, uno se improvisa crítico de arte… Hay ciertamente cosas que decir, pero ¿a quién ¿por qué…” (10 de marzo de 1906). Será solamente en el número de julio de ese año cuando Laloy se resigne a suprimir el nombre de Debussy de su lista de colaboradores.
De vuelta al estrado. Seis años más tarde, Debussy acepta ocuparse de la sección de la columna de Conciertos en la revista S.I.M. Su colaboración se hace efectiva de noviembre de 1912 a marzo de 1914. Será a su viejo amigo Roberto Godet a quien indique las razones positivas de este cambio : “quiero intentar honradamente volver a colocar las cosas en su sitio, esforzarme en recuperar los valores que los juicios arbitrarios y las interpretaciones caprichosas han falseado, para no tener que distinguir más una fuga de Bach de la Marche Lorraine (18 de enero de 1913). Junto a la primera parte de su actividad, Debussy conserva la ilusión de poder escribir un día estudios más amplios que unas simples críticas. En septiembre de 1893, en una época donde era prácticamente desconocido para el público, una revista, La Ídee libre, anuncia la próxima publicación de un artículo de Claude Debussy titulado “De la inutilidad del wagnerismo”. El mismo anuncio fue repetido en los cinco números siguientes, hasta febrero de 1894. El anuncio no pasa desapercibido para algunas personas del gremio musical como Paul Dukas o Vincent d´Indy. Sin embargo, el estudio nunca apareció en ninguna parte. Es posible que Debussy jamás escribiera ni la primera línea.
Un poco más tarde, una reflexión de Pierre Louÿs a Debussy en una carta del 23 de enero de 1904 refleja las intenciones del músico de escribir una obra de cierta amplitud donde exponga sus ideas artísticas : “la mejor respuesta será tu libro. Él propagará tus ideas en el círculo adecuado…”. Sin embargo, debemos de agradecer más que lamentar, que Debussy tuviera la sabiduría de dedicar a la composición el precioso tiempo que hubiera tenido que consagrar a esta obra.
Se perfila la integral. Los primeros proyectos de una selección de artículos parecen remontarse a 1906. Pero no es sino hasta finales de 1913 que el manuscrito cayó en manos del editor Dorbon, quien a comienzos de 1914, pide a Debussy el visto bueno para imprimir la obra. Poco interesado, aparentemente, en verla aparecer, el músico concierta el 11 de febrero un encuentro con Laloy, para que le ayude a tomar su última palabra. Estalla la guerra y el libro permanece imprimiéndose en Bélgica. Monsieur Croche no aparece hasta 1921, dentro de la colección Bibliófilos originales, con una tirada limitada de 500 ejemplares. La práctica totalidad de esta recopilación estaba formada por material aparecido en La Revue Blanche y en Gil Blas, con algunos agregados : dos o tres fragmentos de artículos (por ejemplo de Massenet o el Premio de Roma).
La temática : a golpe de batuta. Las diatribas wagnerianas, los comentarios “blasfemos” sobre el Premio de Roma, los ataques contra Gluck y el favoritismo demostrado hacia Rameau son bien conocidos. Pero en varias crónicas Debussy se mete con muchos otros temas de actualidad : la administración de los teatros líricos nacionales, los niños prodigio, las polémicas musicales, o semimusicológicas. También escribió algunas notas sobre la música que acompañaba a la naciente cinematografía. El conjunto es una lectura de coherencia y vigor extremos, desplegando por todas partes su ingenio cáustico, incisivo e irónico.

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