Repasemos
brevemente su carrera de crítico : su primer artículo aparece en La Revue Blanche del 1 de abril
de 1901. Monsieur Croche no hace su aparición hasta el número de julio. Es
probable que pocos de los lectores reconocieran de inmediato el modelo que
había inspirado a este personaje. Uno de los primeros en darse cuenta fue en
todo caso el poeta Paul Valéry, quien escribe rápidamente a su amigo Pierre
Louÿs para darle cuenta de este hecho. M.
Croche tuvo una existencia efímera, pues la octava crónica de La Revue Blanche fue también
la última. A finales de diciembre de
1901, Debussy decide no continuar y escribe a Félix Féneon explicando sus razones : “creo que el
agotamiento y el nerviosismo son la causa de mi imposibilidad para escribir
algo que sea apropiado. He probado de todas las maneras… Es despiadadamente
estúpido…” La creación de los Nocturnos, más la finalización de Pelleas son suficientes para explicar
este abandono. Es difícil de medir la resonancia de este primer grupo de
artículos en los ambientes artísticos, poco habituados en el terreno musical a
esta libertad de tono. Algunos, como Péladan, se quejaron de haber leído en La Revue Blanche “unas
habladurías blasfemas sobre las obras maestras y los maestros”.
De lleno en la
crítica. Cuando a finales del siguiente año Debussy fue solicitado por los
nuevos directivos de Gil Blas, Périvier y Ollendorf, él era ya un personaje
público, conocido por todos los aficionados parisinos como el autor de Pelléas. Al mismo tiempo, Binet Valmer,
director del mensual La
Reinassance Latine , esperaba una colaboración semejante
para su periódico y la anunció en su número del 15 de diciembre. Contento de
retomar una tribuna pero también temerosos de perder su libertad, Debussy parece
entonces vacilar. Calvocoressi hace de intermediario y termina por obtener de
él un texto, las “Considerations sur la
musique en plein air”. Mientras tanto, el director de La
Reinassance latine,
cambia de opinión después de echarle un vistazo a las pruebas y declara : “es
un idiota” (estas pruebas, encabezadas por el comentario “para destruir”,
todavía se conservan). El texto fue simplemente transferido al Gil Blas, en el que Debussy colaborará
regularmente desde el 12 de enero al 28 de junio de 1903. Debussy viajó a
Bruselas para escuchar a d´Indy y a Londres para escuchar a Wagner. Esta fue
una época donde consagra el mayor tiempo a la crítica, dejando un poco de lado
la composición. Su correspondencia tampoco es muy abundante. No busca sin
embargo, en ningún momento, ser el buen crítico, consciente y atento a todas
las formas de la actualidad musical.
Los años de silencio.
Tras esta etapa, van a pasar casi diez años en los que Debussy abandona el
periodismo, con la excepción de cuatro artículos cortos, circunstanciales, para
honrar a sus queridos Massenet, Gounod, Mary Garden y Jean Philippe Rameau.
Varias de sus personas más próximas insistirán, con más o menos discreción,
para hacerle retomar la pluma. En abril de 1905, Louis Laloy le pide consejo sobre
el título que debe darle a una nueva publicación musical, al mismo tiempo que
le ofrece la posibilidad de colaborar en ella. “Resérveme –responde el músico –
un espacio con el título de Entretiens
avec M Croche. Es un nombre que yo frecuenté hace mucho tiempo, y esperaba
volverlo a encontrar”. El Mercure musical
corre a anunciar este título en sus
portadas, pero a Debussy no le satisface la orientación de los primeros números
y no encuentra el aire puro de que había gozado en La Revue Blanche o en Gil Blas. El gremio de críticos
musicales y de musicólogos le asusta . “A parte de usted –escribe a Laloy en
septiembre de 1905 – las personas del Mercure
musical son siniestras; sobre todo están terriblemente informadas, y no veo
realmente qué podría hacer este pobre M. Croche entre tanto especialista”.
Laloy vuelve a la carga y sólo consigue una nueva negativa
de Debussy, ahora un poco desilusionado sobre la utilidad de la crítica : “en
nuestra época, cuando no se sabe qué hacer, y sobre todo qué decir, uno se
improvisa crítico de arte… Hay ciertamente cosas que decir, pero ¿a quién ¿por
qué…” (10 de marzo de 1906). Será solamente en el número de julio de ese año
cuando Laloy se resigne a suprimir el nombre de Debussy de su lista de
colaboradores.
De vuelta al estrado.
Seis años más tarde, Debussy acepta ocuparse de la sección de la columna de
Conciertos en la revista S.I.M. Su colaboración se hace efectiva de noviembre
de 1912 a
marzo de 1914. Será a su viejo amigo Roberto Godet a quien indique las razones
positivas de este cambio : “quiero intentar honradamente volver a colocar las
cosas en su sitio, esforzarme en recuperar los valores que los juicios
arbitrarios y las interpretaciones caprichosas han falseado, para no tener que
distinguir más una fuga de Bach de la Marche Lorraine (18 de enero
de 1913). Junto a la primera parte de su actividad, Debussy conserva la ilusión
de poder escribir un día estudios más amplios que unas simples críticas. En
septiembre de 1893, en una época donde era prácticamente desconocido para el
público, una revista, La Ídee libre,
anuncia la próxima publicación de un artículo de Claude Debussy titulado “De la
inutilidad del wagnerismo”. El mismo anuncio fue repetido en los cinco números
siguientes, hasta febrero de 1894. El anuncio no pasa desapercibido para
algunas personas del gremio musical como Paul Dukas o Vincent d´Indy. Sin
embargo, el estudio nunca apareció en ninguna parte. Es posible que Debussy
jamás escribiera ni la primera línea.
Un poco más tarde, una reflexión de Pierre Louÿs a Debussy
en una carta del 23 de enero de 1904 refleja las intenciones del músico de
escribir una obra de cierta amplitud donde exponga sus ideas artísticas : “la
mejor respuesta será tu libro. Él propagará tus ideas en el círculo adecuado…”.
Sin embargo, debemos de agradecer más que lamentar, que Debussy tuviera la
sabiduría de dedicar a la composición el precioso tiempo que hubiera tenido que
consagrar a esta obra.
Se perfila la
integral. Los primeros proyectos de una selección de artículos parecen
remontarse a 1906. Pero no es sino hasta finales de 1913 que el manuscrito cayó
en manos del editor Dorbon, quien a comienzos de 1914, pide a Debussy el visto
bueno para imprimir la obra. Poco interesado, aparentemente, en verla aparecer,
el músico concierta el 11 de febrero un encuentro con Laloy, para que le ayude
a tomar su última palabra. Estalla la guerra y el libro permanece imprimiéndose
en Bélgica. Monsieur Croche no
aparece hasta 1921, dentro de la colección Bibliófilos originales, con una
tirada limitada de 500 ejemplares. La práctica totalidad de esta recopilación
estaba formada por material aparecido en
La Revue Blanche y en Gil Blas, con algunos agregados :
dos o tres fragmentos de artículos (por ejemplo de Massenet o el Premio de
Roma).
La temática : a golpe
de batuta. Las diatribas wagnerianas, los comentarios “blasfemos” sobre el
Premio de Roma, los ataques contra Gluck y el favoritismo demostrado hacia
Rameau son bien conocidos. Pero en varias crónicas Debussy se mete con muchos
otros temas de actualidad : la administración de los teatros líricos
nacionales, los niños prodigio, las polémicas musicales, o semimusicológicas.
También escribió algunas notas sobre la música que acompañaba a la naciente
cinematografía. El conjunto es una lectura de coherencia y vigor extremos,
desplegando por todas partes su ingenio cáustico, incisivo e irónico.
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