Ya hace décadas
que las empresas se han dado cuenta de que son parte de la sociedad y que tienen
una responsabilidad social en el sentido de colaborar para que tengamos una
sociedad mejor.
Puede definirse
así: La responsabilidad social es la obligación que la empresa asume de
buscar metas que, a medio y largo plazo, sean buenas para ella y también para el
conjunto de la sociedad en la cual se encuentra.
Esta definición
no debe ser confundida con la obligación social que significa el
cumplimiento de las obligaciones legales y el pago de los impuestos y de las
obligaciones sociales de los trabajadores. Esto es simplemente lo exigido por
ley. Ni es la respuesta social: la capacidad de una empresa de responder
a los cambios producidos en la economía globalizada y en la sociedad, como por
ejemplo, el cambio de la política económica del gobierno, una nueva legislación
y las trasformaciones del perfil de los consumidores. La respuesta social es
aquello que una empresa tiene que hacer para adecuarse y poder reproducirse.
La
responsabilidad social va más allá de todo esto: es lo que hace la empresa,
después de cumplir con todos los requisitos legales, para mejorar la sociedad de
la cual forma parte y garantizar la calidad de vida y el medio ambiente. No
sólo lo que hace para la comunidad, lo que sería filantropía, sino lo que hace
con la comunidad, con la participación de sus miembros en proyectos diseñados y
supervisados en común. Esto es liberador.
En los últimos
años, sin embargo, gracias a la conciencia ecológica despertada por el desajuste
del sistema-Tierra y del sistema-vida, ha surgido el tema de la responsabilidad
socio-ambiental. El hecho principal se produjo el 02 de febrero de 2007, cuando
el organismo de la ONU que reúne a 2.500 científicos de más de 135 países, el
Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), después
de seis años de investigación, dio a conocer sus datos al público. No estamos
yendo hacia el calentamiento global y los profundos cambios climáticos. Ya
estamos dentro de ellos. El estado de la Tierra ha cambiado. El clima va a
variar mucho, si no hacemos algo, puede aumentar hasta 4-6 grados centígrados.
Este cambio, con un 90% de certeza, es antropogénico, lo que significa que es
causado por los seres humanos, más bien, por el tipo de producción y de consumo
que ya cuenta con cerca de tres siglos de existencia y que hoy en día se ha
globalizado. Los gases de efecto invernadero, especialmente el dióxido de
carbono y el metano, son la causa principal del calentamiento global.
La cuestión que
se plantea a las empresas es la siguiente: ¿en qué medida contribuyen a limpiar
el planeta, a introducir un nuevo paradigma de producción, de consumo y de
reciclado de residuos, de acuerdo con los ritmos de la naturaleza y la red de la
vida, y no sacrificando los bienes y servicios naturales?
Este es un tema
que se está discutiendo en todas las grandes empresas globales, sobre todo
después del informe de Nicholas Stern (ex-economista principal del Banco
Mundial), del informe del ex-vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore: Una
verdad incómoda, y de las varias convenciones de la ONU sobre el
calentamiento global. Si de ahora en adelante no se invierten unos 450 mil
millones de dólares al año para estabilizar el clima del planeta, en los años
2030-2040 será demasiado tarde y la Tierra entrará en una era de grandes
extinciones, que afectará en gran medida a la especie humana. Una reciente
reunión de la Agencia Internacional de la Energía destacaba que las decisiones
tienen que ser tomadas ahora y no en 2020. El año 2015 es nuestra última
oportunidad. Después será demasiado tarde e iríamos al encuentro de lo
indecible.
Estos problemas
ambientales son de tal importancia que se anteponen a la simple cuestión de la
responsabilidad social. Si no aseguramos primero el planeta Tierra con sus
ecosistemas no hay manera de salvar a la sociedad y al conjunto empresarial. Por
lo tanto: ¡responsabilidad socio-ambiental!
-Leonardo FOFF / 30-agosto-13
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