Si tú crees que una sonrisa es más fuerte que un arma,
Si tú crees
que lo que une a los hombres es más fuerte que lo que los separa,
Si tú crees
en el poder de una mano extendida,
Si tú crees
que ser diferente es una riqueza y no un peligro… entonces vendrá la paz.
Si tú sabes mirar al otro con un poquito de amor,
Si tú sabes
preferir la esperanza a la sospecha,
Si tú estás
persuadido que te corresponde tomar la iniciativa antes que al otro,
Si todavía la
mirada de un niño llega a desarmar tu corazón… entonces vendrá la paz.
Si tú puedes alegrarte del gozo de tu vecino,
Si la
injusticia que golpea a los otros te indigna tanto como la que tú sufres,
Si para ti el
extranjero es un hermano,
Si tú sabes
dar gratuitamente un poco de tu tiempo por amor… entonces vendrá la paz.
Si tú sabes aceptar que el otro te preste su ayuda,
Si tú
compartes tu pan y sabes dar con él un pedazo de tu corazón,
Si tú crees
que el perdón consigue más que la venganza,
Si tú sabes
cantar la felicidad de otro y bailar su alegría… entonces vendrá la paz.
Si tú puedes escuchar al desdichado que te hace perder tu
tiempo y entretenerlo con una sonrisa,
Si tú sabes
aceptar la crítica y hacer que te sea provechosa sin rechazarla ni defenderte,
Si tú sabes
acoger y aceptar un punto de vista diferente al tuyo,
Si tú rehúsas
darte golpes por tus culpas en el pecho de otros… entonces vendrá la paz.
Si para ti, el otro es ante todo un hermano,
Si para ti la
cólera es una debilidad, no una manifestación de fuerza,
Si tú prefieres
ser herido antes de hacer daño a alguien,
Si tú no te
sientes tan importante que “después de ti el diluvio”… entonces vendrá la paz.
Si tú alcanzas y te colocas al lado del pobre y del
oprimido sin creerte un héroe,
Si tú crees
que el amor es la única fuerza de disuasión,
Si tú crees
que la paz es posible… Entonces vendrá la paz.
Este es el mensaje proclamado por
4,000 “Niños Cantores” del mundo, reunido en Bruselas en su Congreso
Internacional de 1992
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