A fines del
mes de junio, nos cupo la suerte de
justipreciar los “trabajos” o quehaceres de la Universidad Privada Antenor
Orrego (UPAO) en su propia casa. Las
coincidencias no son casuales para dicha visita: Leía la parte central del Tomo
I de las Obras Completas, de este mentor, Editorial Pachacútec, editado por Luis Alva Castro; tenía aún el
sabor y el buen olor de la investigación para mejorar la calidad de vida, encuentro científico, reciente, en el que se intercambiaron conocimientos entre esta Universidad y la de Texas, con Proyectos en el Área de
ingeniería y arquitectura, Área de ciencia de la salud y ciencias agrarias y
Área de medicina humana y en solemne ceremonia académica los visitantes fueron
incorporados como Profesores Honorarios de la UPAO; y, por último, la invitación obsequiosa de una
participante a un nuevo evento en el mismo recinto, a la que no se podía soslayar; todo lo contrario, mucho más por la creencia de que era la única expositora.
La invitación
solícita corresponde a Marina del Rosario Barboza Hurtado, estudiante del
Primer Ciclo de la Facultad de Educación y Humanidades, quien, a sugerencia de
la Doctora Maricela Sánchez Abanto, expone, como tema subsidiario al de los académicos:
La Educación en la gestión de riesgo frente a los desastres naturales.
En buena
cuenta, escuchamos 10 mini-charlas, propias de estudiantes de todos los Ciclos,
quienes tenían 10 minutos solamente para exponer lo vertebral de cada trabajo.
Nuestro rival, el tiempo, muchas veces se impone. Sin embargo, muy provechosas, todas.
Han servido para aquilatar a los participantes preferentemente, a los asesores,
a los asistentes, a los maestros, quienes nos convertimos en discípulos en un
momento dado y así asistimos de la mejor manera a la juventud de nuestro medio. Nos volvemos aprendices de ellos.
He dicho provechoso,
preferentemente, al participante. Lo que importa, no es tanto lo que diga /
resultado de la modernidad (cortar y pegar), sino cómo lo diga; si su expresión
es simultánea con su enseñanza; si asume el señorío de lo que dice.
Personalmente,
con razón o sin ella, porque ésta es un medio, un camino, tres estudiantes cumplieron su
rol constructivo, de menos a más, en palabras de Marcos Calderón: Barboza, Jiménez y Bruno
Vaun. (Este último, extranjero). La primera, dijo: “¿De qué nos sirve una ley si no se puede aplicar?”. Y,
mencionó la Ley General de Educación, las Directivas y Normas Regionales
existentes. Pero, son “letras muertas”. La segunda, con mucha soltura abordó su
trabajo, haciendo gala de su memoria y demás recursos, me tuvo absorto, que hasta me hizo olvidar el título. El tercero, el tema lo
permitía, las Bases aplicadas en las Inteligencias múltiples, nos informó, con mucho encaje funcional, cómo ha investigado
en el Colegio Santa Rosa y dio pie para que el Vicerrector mencionara en la parte final, que las
participantes en un renombrado Foro en la India, se destacaran cuatro personas, de
Ayacucho y Apurímac, y ahora trabajan para la NASA.
Las
exposiciones se dieron en uno de los Auditorios de la Casa de Estudios; un
ambiente acogedor, pequeño, que cuenta con los medios para una buena audición y
visión, principalmente. Parte integral de la formación que imparten, es
agradecer a los padres de familia que asisten; es decir, los maestros se
dirigen personalmente a hacerlo, dando lugar para conocerse. En nuestro caso,
les llamó la atención que la verdadera sobrina esté asistida por su madre y sus
dos tíos. “Así fueran todos”, nos decían. Felicitaciones!
A grandes
pasos les he dado a conocer el acontecimiento familiar como antesala a la
celebración del Día del Maestro, nada menos, acudiendo a un espacio cultural de
prestigio, el jueves 27 de junio.
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