“CONVIENE que aprendas”, decía aquel anciano, que no debes mostrarte perezoso frente a nadie. Las personas diligentes se
disgustan ante la holgazanería. Es lo malo de las mujeres: tienen un dinamo
interior y gastan mucha energía. La mujer se enfurece al ver divertirse a un
hombre con algo que no implica trabajo. Por ello, los hombres inventaron la
pesca, que lo sustrae a uno de las miradas de la gente industriosa. Los
perezosos son los mejores pescadores y, en general, resultan al fin y al cabo
personas de provecho, porque disponen del tiempo suficiente para ordenar sus
pensamientos y volver a dedicarse luego a las actividades importantes”.
Robert Ruark.
UNA ANCIANIDAD serena tiene cierta belleza peculiar : el encanto de la
santidad. No es raro que el marido y la mujer que han luchado lado a lado, que
han hecho mutuas sus penas y sus dichas, y envejecido juntos, resulten entre sí
curiosamente parecidos en su aspecto físico, en el dejo y tono de la voz, así
como esos guijarros gemelos que en una plaza, expuestos a las mismas
influencias de las mareas, llegan a ser su respectivo alter ego.
-Alexander Smith
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