viernes, 6 de diciembre de 2013

AUSENCIA / Antenor ORREGO

Yo y mi Julio, madre mía, hemos venido del campo fatigados. Habíamos corrido todo el día por las llanuras luminosas y perfumadas con la misma despreocupación que cómo cuando tú te quedabas en casa procurando la sopa reparadora.

   Al llegar al umbral, felices los dos, hemos apretado el paso para ganar tu regazo de miel. Hemos disputado la puerta, como dos paladines. Y hemos injuriado malamente, como dos chiquillos. De pronto, ha paralizádose nuestro ardimiento. Ambos nos hemos helado mirándonos… ¡Tú no estabas!...


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