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ADVENIAT)
LA ACCIÓN ANUAL DE ADVENIAT.
Todos los años durante el tiempo de Adviento y a través de su campaña anual, Adveniat informa a los cristianos de Alemania sobre la situación en América Latina y el Caribe recogiendo ayuda para dichos países. Estos donativos se incrementan sobre todo en la colecta de Navidad que se realiza en todas las parroquias católicas de Alemania. Las colectas de los días 24 y 25 de diciembre está destinada única y exclusivamente a la ayuda de América Latina y el Caribe a través de Adveniat.
En el marco de esta acción, cada año se presentan un tema y un país latinoamericano. El país elegido expone a su vez la temática de la acción y el trabajo de la Iglesia en América Latina y el Caribe.
Adveniat invita durante este período a personas provenientes de este país que, en parroquias y escuelas de Alemania, así como en contacto con la prensa, dan muestra de la situación que viven y del trabajo de la Iglesia en su lugar de origen.
El trabajo de Adveniat es incentivar al pueblo a ser solidarios con América Latina y el Caribe.
A nivel nacional se realizan aproximadamente 100 actividades -conciertos benéficos, exposiciones, foros de discusión y conferencias-.
Adveniat invita también a personas notables del interior del país y del extranjero.
A este propósito es invitado el párroco de Kassel, que para entonces era peruano, y se mencionan los barrios de Nueva Esperanza, Montoría y Kolumbión.
La temática:
Es un hecho,
el pueblo latinoamericano es creyente y explotado.
La Iglesia
está llamada a ser expresión de este pueblo creyente reafirmando su misión
evangelizadora a partir de las condiciones histórico-sociales concretas.
Evangelizar
es proclamar la fe vivida en una realidad que niega o ignora al Dios de la
vida.
Evangelizar
es orientar a los niños y a los jóvenes latinoamericanos para que tomen
conciencia de su condición de marginados y explotados por una sociedad que
tolera condiciones de inhumana pobreza.
Evangelizar
es anunciar la Buena Nueva, la cual no es un mero acontecimiento del pasado,
sino un acontecimiento liberador que tiene una relación con las necesidades y
aspiraciones de los jóvenes y de los niños.
La situación
de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos
en los que los cristianos deberíamos reconocer los rostros sufrientes de
Cristo: rostros de jóvenes desorientados por no encontrar su lugar en la
sociedad; frustrados, sobre todo, en las zonas rurales y urbanas marginadas por
falta de oportunidades de capacitación y ocupación.
La Iglesia,
en su rol de formadora, fiel a su vocación de construir el Reino de Dios, debe
contribuir a la instauración de un orden secular justo, una sociedad que
respete la vida, la convivencia social y fraterna en donde se fomente el
respeto de los derechos humanos más elementales, porque los derechos humanos
son los derechos de Dios y quien atenta contra ellos, atenta contra Dios.
Párroco de
Horz Jesu Kassel (1994-2007).
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