lunes, 28 de abril de 2014

"SI NO FUERA POR LA MÚSICA, MI VIDA SERÍA UN FRACASO", RESULTADO DE LA ENTREVISTA DE MR. HYDE.

FRANCISCO PEREDA, EL RECONOCIDO MÚSICO PERUANO, GESTOR DEL FESTIVAL BACH, LLEGÓ DE MÉXICO DE INCÓGNITO. MISTER HYDE LO DESCUBRIÓ Y TOCÓ SU MEJOR MELODÍA. Enfoque, 27 de abril de 2014.

- En una oportunidad me contaste que cuando eras niño te parecía raro que los alumnos no escucharan música clásica...

- Es más, yo pensaba que el ambiente que tenía en mi casa era inherente a todos mis compañeros, entonces, cuando me di cuenta de que no era así, sufrí mucho, fui objeto de burlas porque era algo raro ver a un niño tocando violín. Te estoy hablando de la década del 50.

- Ha pasado el tiempo...

- Yo me inicié hace 56 años, cuando se formó la Orquesta Sinfónica de Trujillo. Fui inscrito en el Conservatorio a los siete años para que eventualmente, forme parte de la Sinfónica. Luego entré en la Orquesta, a los once años.

- Pero tú ya venías de una familia musical...

- Más bien, de tradición musical, no necesariamente de músicos profesionales. Tuve la suerte de vivir en la casa de mi tío (el padre Ulises Calderón, uno de los fundadores de la orquesta sinfónica) quien me involucró involuntariamente en música, filosofías, religión, que han sido mis traumas y hasta ahora los llevo.

- ¿Recuerdas los primeros sonidos que te marcaron?...

- !Ah, sí, claro! Vivaldi, Tchaikovsky, la claridad del sonido que se va forjando en la niñez es el sonido con el cual te identificas, así como sucede con un color... ¿Por qué me gusta ese color?, se pregunta uno. De pronto el psicólogo te dice: "eres de tendencia triste".

- ¿Y tú dirías que tu niñez, con ese don para la música que fuiste cultivando, fue fácil?

- No, muy difícil porque me di cuenta de que para poder ser como los que tocaban los discos tenía que salir de aquí, porque aquí no había eso. Era como querer una joya, pero estás en medio de naranjas. (Risas)

- ¿Tú ya sabías que la música iba a ser tu profesión, tu vida?

- No, no, nunca supe eso; recién he descubierto que si no hubiera sido por la música, tal vez, mi vida hubiese sido un error.

- Un fracaso...

- Un fracaso, sí, por eso que agradezco a mi tío Andrés Ulises y a mi hermana, quienes me iniciaron y luego ya encontré en el camino a mucha gente, porque esto no es fácil.

- ¿Qué ha sido lo más difícil de desarrollar en tu carrera musical?

- Mira, me di cuenta de que el mayor rival que uno tiene es uno mismo. O sea, mejorando yo, he sentido que puedo competir con otros; siempre he competido contra mi mismo y agradezco a los que cometen más errores porque ya sé qué es lo que no tengo que hacer.

- Me han contado que has ensayado con grandes directores...

- En mi carrera me han ayudado mucho los maestros Enrique Diemecke y Herrera de la Fuente. El director ahora es un medio para, a través de la música, recibir los elogios de la prensa; tú ves grandes titulares, pero es solo el show porque de la batuta no sale música; la música la hacen los instrumentistas, pero con la inspiración de un actor, un verdadero maestro.

- Pero la música también te ha dado el amor, porque gracias a ese arte conociste tus parejas...

- Sí, sí, por eso el mundo de la música trae cosas buenas. El camino de la música trae muchas sorpresas porque tiene que convivir con mucha gente.

- ¿Qué experiencia en particular recuerdas?

- Recuerdo que fui el primer peruano fuera del país que tocó en una orquesta mundial, en 1968, con la Orquesta Sinfónica Juvenil Mundial. Me dio mucho gusto porque vi la bandera del Perú junto con la de muchísimos países. La otra experiencia importante fue cuando toqué la Novena Sinfonía de Beethoven en el Carniege & Hall celebrando el término de la Guerra del Vietnam, en 1972.

- Tú has desarrollado gran parte de tu vida en México, ¿te sientes una suerte de peruano-mexicano?

- Uno nunca va a dejar de ser peruano, no importa a dónde vayas; pero me he dado cuenta, que ser peruano es más valioso cuando uno está en el extranjero. Me he sentido orgulloso de ser peruano solamente cuando estoy en el extranjero.

- ¿Has luchado contra molinos de viento para continuar con tu Festival Bach?
- Eso es un mérito de la gente; el evento es más apreciado en el extranjero que aquí. Veinte años de festival no es nada comparado a Europa que nos lleva 200 años.

- ¿Cuál dirías que es tu principal virtud y tu principal defecto?
- Yo pienso que la virtud y el defecto es como el viajero anónimo, que cuando llega al hotel, el otro sale. Depende de cómo vas a reaccionar; puede salir el dios que está en nosotros o el demonio; lo importante es el equilibrio.(LFQ)

No hay comentarios:

Publicar un comentario