viernes, 10 de agosto de 2012

LA EXISTENCIA DE DIOS * : Michele Federico SCIACCA.


 PENSADORES CATÓLICOS CONTEMPORÁNEOS.
 (Condensado por el editor)
 (Pruebas de la existencia de Dios).

DE LA REALIDAD CUYA EXISTENCIA HA DE DEMOSTRARSE UNA VEZ HECHA LA HIPÓTESIS “DIOS”.
                                             Esta  Realidad no puede ser una realidad cualquiera, pues los datos reales que sugieren que se haga la hipótesis de “Dios” piden la demostración racional de una realidad adecuada para resolver los problemas implícitos. Tales problemas son: a) el origen del mundo y del orden mundano; b) el origen del espíritu que es la esencia del hombre y, por tanto, del orden de la verdad y del bien que en él han de encontrarse, que le hacen capaz de conocer y de querer, capaz de pensar la verdad y de actuar conforme a una ley moral, con libertad y responsabilidad; c) la finalidad del universo, la de cada ser espiritual por separado y la de todo el conjunto de la historia humana.

   La Realidad que establecemos como una hipótesis, que cree, gobierne y explique toda “nuestra” realidad, no podemos reputarla sino como incondicional e inconmensurablemente superior a todo cuanto por Ella queramos explicar. Ahora bien, si el enigmático carácter de nuestra propia condición humana y de la naturaleza toda nos sobrepasa, tanto más deberá sobrepasarnos aquella Realidad que hipotéticamente ponemos como explicación de todo y que por fuerza ha de ser de un orden diferente. El enigma del mundo de la naturaleza y del hombre nos hace remontar hasta el Misterio  Divino.

   En consecuencia, la definición nominal de Dios como Ser inteligente, trascendente  todo, existente por Sí mismo y todopoderoso, implica que Dios (la hipótesis en cuestión) es el Ser que es el Creador Infinito, enteramente autosuficiente, incondicionado, omnipotente, etc. Ante esta hipótesis, obtenemos una noción más clara de nuestra propia finitud (y de todas las cosas), de nuestra situación precaria, de nuestras limitaciones e insuficiencias: en pocas palabras, de nuestra esencial dependencia con respecto a esta realidad que por el momento hemos admitido hipotéticamente. De hecho, ante Dios la creatura (el creyente) cae en la cuenta de su propia “nada”. O, de otra manera: es tan inmensa la desproporción entre tal Ser y el ser finito, que al encontrarse éste ante Aquél advierte su propia nadería y desea aniquilarse; si bien esta advertencia no le priva de caer en la cuenta de que también él es un ser, de que la creatura es un ser (que vive, siente, piensa y quiere realmente) y no un puro fenómeno. De esta forma, el ser finito, embriagado con el Ser –según la expresión de Juan de Santo Tomás -, siente cómo su potencia se multiplica hasta el céntuplo y cómo invade una irresistible necesidad de derramarse en múltiples operaciones.

   La hipótesis “Dios” surge de la realidad integral del hombre y del mundo. Requiere una  respuesta filosófica que responda adecuadamente a esta integridad.

   La hipótesis “Dios”, nacida de la condición de toda la realidad humana y natural, es, en sí misma, el tema de la discusión (a ver si puede ser “racional o razonable”), de tal modo que, en caso de respuesta afirmativa, aquella realidad pueda tener su explicación total, y la religión, la garantía de un fundamento racional.

   La hipótesis “Dios” ha nacido de una problemática realmente humana; a la investigación racional le compete el confirmar o rechazar tal hipótesis; esto es, decir si, y hasta qué punto, la existencia de un Ser inteligente y trascendente, creador y providencia del mundo, puede ser una verdad racionalmente demostrada y, por lo tanto, objetivamente válida, o una pura verdad de fe, o acaso un puro flatus vocis.
* De Filosofia e Metafisica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario