Oigo tus pasos en mi corazón
Tus pasos que
arrastran mi realidad que no es aún, que encadenan mis ensueños y que encienden
mis esperanzas.
Mi mocedad ha sido
una espera de sus rumores divinos.
Oigo tus pasos
creadores, tus pasos amados que surgen desde la Eternidad, junto con mis
pensamientos, al conjuro de mi corazón.
Tus pasos se
deslizan hacia mi vida, como las corrientes subterráneas de la linfa de la
fuente; como los radios de un círculo hacia su centro; como los colores de la
Naturaleza hacia mis ojos; como los anhelos del mundo hacia la eternidad.
Cuando percibo su
música inédita y divina, se atropellan a mis labios mis canciones, y siento que
mi mocedad ha cumplido su espera.
Todas las
posibilidades de mi ser; todas las posibilidades de mi amor; todas las
posibilidades de mi acción; lo que fui en mis antepasados, lo que he sido en
una realidad que no viví; la potencia latente y vital de mi ser que soñó Dios,
las probabilidades de mi conciencia que el azar de mi nacimiento desechó; todo
se encuentra en ti, en la gloria de tus ojos, en la flama de tu corazón, en el
regazo de tu ternura, en la sustancia de tus besos que me son familiares y
desconocidos.
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