viernes, 21 de julio de 2017

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA

                                                                                   PASACANCHA

DE: ORACIONES SIGLO XX

“AMOR INMORTAL”

Señor: Tres palabras sintetizan la tónica del amor que yo debo sentir por Ti: Padre, hermano y amigo. Por eso, permíteme hacer míos los sonetos de un poeta malagueño, que rezan así:
“Aquí estoy, vengo a conversar contigo
de algunas cosas tristes y dolientes
y acerca de unas ansias inclementes,
que sólo Tú comprenderás, Amigo.

Padre: aquí llego, y mi alegría es testigo;
estoy contento; siento unas ardientes
ganas de tus diálogos fluyentes;
háblame, y ya verás cómo te sigo.

Hermano: aquí me tienes, ¡tan cansado!
Déjame que me recline en tu costado
esta cabeza de tribulaciones.
Señor, cubre mis ojos con tu mano,
y ya que eres amigo, padre, hermano,
adorméceme al son de tus canciones.

Aquella voz que otrora me llamaba
y a la que nunca yo le respondía.

Aquella luz que antaño me cegaba
y que en los ojos se me guarecía.

Aquella mano que me saludaba,
aquella voluntad que me quería,
aquel amor que siempre me esperaba,
aquella sangre que por mí corría.

Aquella plenitud que me buscaba,
aquel Rey que del trono descendía
a tenderme la mano, y se inclinaba.

Necesitó vencer en la porfía.
Y me ganó cuanto yo más negaba,
y me alcanzó cuando yo más huía”.
                        (J. M. Souvirón)
Señor, déjame sólo añadirte mi deseo de acudir a Ti siempre como al mejor de los padres, al más solícito hermano, al mayor de los amigos.

            Rafael de Andrés.


DOM. XVI DEL TIEMPO ORDINARIO


El trigo y la hierba mala

Les propuso otro ejemplo: ‘El Reino de los Cielos es como un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero cuando todos estaban durmiendo, vino su enemigo y sembró maleza en medio del trigo. Cuando el trigo estaba echando espigas, apareció la maleza, Entonces los trabajadores fueron a decirle al patrón: ‘Señor, ¿no sembró buena semilla en su campo?, ¿de dónde, pues, viene esa maleza?

Respondió el patrón: ‘Algún enemigo la ha sembrado’. Los obreros le preguntaron: ¿Quieres que la arranquemos?

‘No, dijo el patrón, no sea que, al arrancar la maleza, arranquen también  el trigo. Dejen crecer juntos el trigo y la maleza. Cuando llegue el momento de la cosecha, yo diré a los segadores: Corten primero la maleza y, en atados, échenlos al fuego. Y después, guarden el trigo en las bodegas’.

  El grano de mostaza

Les propuso otro ejemplo: ‘el Reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.

Este grano es muy pequeño, pero cuando crece es la más grande de las plantas del huerto y llega a hacerse arbusto, de modo que las aves viene a hacer sus nidos en sus ramas.

Y añadió esta parábola: ‘El Reino de los cielos es semejante a la levadura que toma una mujer y la mezcla con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta’.
Todo esto lo dijo Jesús en parábolas. Mateo 13, 24-43


Mediante una parábola de contrastes trigo y cizaña, se presenta a Dios en nuestro camino, pero a la par, aparecen las manifestaciones el mal que pretenden amarrar, hasta ahogar el crecimiento de la palabra en cada persona. Con la parábola del grano de mostaza, Jesús le ofrece a su comunidad, un cambio de mentalidad, pues la espiritualidad judía, muchas veces acentuaba solo la magnificencia de Dios, su poder, su grandeza y su gloria. La última parábola del día, tiene rostro de mujer, como en las labores del hogar, destinado a construir familia, se hace evidente la manifestación de Dios.

«Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada».

En este domingo, continuamos meditando las “Parábolas del Reino”. Como la parábola del sembrador, también la del trigo y la cizaña va seguida de una explicación. Interpretaremos las parábolas de hoy dentro del contexto de Jesús hablando en medio del viejo Pueblo de Dios. En este sentido, no se debe perder de vista que las parábolas tienen en Mateo una función crítica respecto al viejo Pueblo.

La parábola de la cizaña continúa y avanza en la línea crítica de la parábola del sembrador. En la del sembrador, Jesús le echaba en cara a los fundamentalistas religiosos (el viejo Pueblo) el ser un continuo contratiempo para la cosecha. En la parábola de la cizaña, les echa en cara el ser precisamente “cizaña”, en cuanto “religiosos”.

De igual manera, las dos siguientes parábolas (grano de mostaza y levadura) son sinónimas. En ellas, se apunta a la última parte de la parábola del sembrador: “a pesar de los contratiempos, hay cosecha”. Les está diciendo que en cuanto religiosos, tampoco sois necesarios. Otros fructificarán abundantemente.

De alguna manera, Jesús nos está poniendo frente a una realidad del nuevo Pueblo de Dios y nos enseña que en el campo hay buenos y malos (pero los hombres no están en condiciones de saber quiénes son los buenos y quiénes son los malos). La presencia de la cizaña no constituye una sorpresa. Y, sobre todo, no es señal de fracaso. La Iglesia no es la comunidad de “los salvados”, sino el lugar donde podemos salvarnos. La Iglesia no se cierra a nadie.
El centro de la parábola no está en percatarnos de la presencia de la cizaña, ni tampoco meramente en el hecho de que más tarde el trigo será separado de la cizaña. El centro lo constituye el hecho de que la cizaña no sea arrancada ahora. Esto es lo que suscita la sorpresa y el escándalo de los siervos: esta política de Dios, esta paciencia suya.

Es lo que san Pablo nos plantea hoy en la Carta a los Romanos. ¿Cómo orar a Dios, cómo elevar a él nuestra súplica, cuando experimentamos en nuestra carne el mal y el daño de gente perversa que nos afecta directamente? Hermanos, no sabemos pedir ni orar ante esa situación. Necesitamos recurrir al Espíritu de Dios. Él viene en ayuda de nuestra debilidad porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene. Él intercede por nosotros con gemidos inefables. Él escudriña nuestros corazones y hace que nuestras intenciones sean según el corazón de Dios.


Hoy, precisamente, la liturgia nos hace pensar en la necesidad de ser movidos por el Espíritu de Dios para poder entender los “por qués” que no logramos entender ni asimilar al descubrir la presencia del mal en el mundo que nos rodea.
La parábola del Evangelio resulta, pues, transparente. El trigo y la cizaña; o sea, el bien y el mal, crecen juntos en una mezcla que el hombre es incapaz de desenmarañar; sólo el Señor podrá hacerlo a su tiempo. El bien y el mal, los santos y los pecadores, en la historia conviven juntos. Algunos quisieran tomarse la justicia por su mano. Jesús, en cambio, invita a compartir la paciencia y espera de Dios, a no ser fanáticos justicieros; exhorta a aprender de la tolerancia divina, que deja al pecador hasta el final la posibilidad de convertirse, «porque tú, en el pecado das lugar al arrepentimiento…, Te compadeces de todos, porque todo lo puedes, cierras los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan» -1ra lectura- (Sabiduría 12, 19; 11,23).

La Palabra de Dios nos invita hoy a una tolerancia que no tiene nada que ver con “la indiferencia”. No se trata de no sentir, de no importarme el daño que me hagan. Muchas veces se sufre, se llora al experimentar ese mal que convive a nuestro lado, pero sabemos que somos capaces de vencerlo, ahogarlo con el bien. Sabemos que el mal no tiene la última palabra en nuestro entorno. Esta tolerancia de la que nos habla la parábola es derivada del amor. Es imagen de la paciencia divina, que no se cansa de esperar el cambio interior del hombre.

De todas maneras, la tolerancia exige de parte nuestra una formación de nuestra conciencia para poder responder al mal, con la verdad, mostrando a Jesucristo que es el Camino, la Verdad y la Vida. En otras palabras, esta convivencia junto a los pecadores y junto al mal, no nos puede dejar indiferentes frente a ellos, más bien nos impela a trabajar, a evangelizar.

Ante tantos que todavía no han escuchado la Buena Nueva de Jesucristo o no conocen la Verdad: ¿Dónde podemos hallar respuestas? El Espíritu nos orienta hacia Jesucristo. En Él, encontramos las respuestas que buscamos; (...) la fuerza para continuar el camino que dé origen a un mundo mejor. Amén.

Publicado por Parr. Sagrada.Familia en Boyoman.

DE MI ÁLBUM





No hay comentarios:

Publicar un comentario