En el marco del FESTIVAL
INTERNACIONAL BACH, me complace dar la bienvenida a nuestros invitados y a
ustedes, público respetable, que nos honran con su presencia.
23 festivales han quedado atrás; la mira siempre sigue puesta en rescatar y revivir las obras de los grandes creadores del arte en todas sus formas para poder crear una realidad. Así como las antiguas civilizaciones recordaban a sus fallecidos ofreciéndoles lo que más les gustaba durante su paso por este mundo, pongo a Juan Sebastián Bach como máximo exponente de la religiosidad y ofrezco su música como homenaje a uno de los verdaderos gestores que ha influenciado relevantemente en el crecimiento de la vida musical de esta ciudad, ANDRÉS ULISES CALDERÓN DE LA CRUZ (1908-1987).
23 festivales han quedado atrás; la mira siempre sigue puesta en rescatar y revivir las obras de los grandes creadores del arte en todas sus formas para poder crear una realidad. Así como las antiguas civilizaciones recordaban a sus fallecidos ofreciéndoles lo que más les gustaba durante su paso por este mundo, pongo a Juan Sebastián Bach como máximo exponente de la religiosidad y ofrezco su música como homenaje a uno de los verdaderos gestores que ha influenciado relevantemente en el crecimiento de la vida musical de esta ciudad, ANDRÉS ULISES CALDERÓN DE LA CRUZ (1908-1987).
Juan Sebastián Bach siempre fue el
consuelo y regocijo de Andrés Ulises. Desafortunadamente nunca pude compartir
con él su música preferida; la consideré entonces y aún ahora como un gran reto
que me tomaría una vida para entenderla y otra para interpretarla. Bach es esa
brillante estrella que no se puede alcanzar, sólo podemos seguirla; Bach y su
música representan esa gran muralla que al tratar de franquearla podemos sentir
nuestra alma y escuchar nuestro corazón para convertir el tiempo efímero en
espacio eterno; ya lo dijo Einstein: “En la música de Bach hay más matemática
que en mi teoría”.
Obra viva de Andrés Ulises fue ayudar a la creación de la Orquesta Sinfónica de Trujillo en 1958, y de la primera Casa de la Cultura del Perú en 1964.
Obra viva de Andrés Ulises fue ayudar a la creación de la Orquesta Sinfónica de Trujillo en 1958, y de la primera Casa de la Cultura del Perú en 1964.
A 30 años de su fallecimiento, quiero compartir con ustedes lo
que me contó de viva voz y lo que dejó escrito. En 1980, me comentó que en 1957
sucedió un hecho anecdótico: En uno de sus viajes a Lima encontrándose en la
oficina del Ministro de Educación, Dr. Jorge Basadre, apenas lo vio, el gran
historiador se puso de rodillas delante de su escritorio, juntó las manos y en
tono suplicante le dijo: “Por favor, padrecito, no me pida más dinero”. El
visitante, entonces, se apresuró a levantarlo y le dijo: “Dr. Basadre, no vengo
ahora a pedirle dinero, sino algo más importante que el dinero”.
¿Qué cosa? Preguntó Basadre.
“Una Orquesta Sinfónica para
Trujillo” “Si, Don Jorge, una Orquesta Sinfónica para Trujillo”. “No me
desagrada la idea”. A través de mis estudios históricos he descubierto una
cosa, que la cultura, como el agua, corre de arriba para abajo y Trujillo está
en el Norte, no?, dijo Basadre.
Como idealista, soñador y
visionario que era, hace 70 años se pronunció públicamente de esta manera:
“Tenemos fe en la música, creemos que el espíritu puede así salvarse por la
música y emerger del torrente materialista de esta hora, como emergen esos
milagros de albura que florecen sobre los pantanos, y para realizar esta obra,
está nuestra Escuela (hoy Conservatorio). Tenemos fe en ella; y sobre la piedra
angular de esta fe, templa los tendones de sus alas nuestra esperanza.
Esperamos la mañana melodiosa. Muy pocos tal vez la verán llegar, pero con la
mano en el arado, no la levantaremos hasta que el surco no esté abierto y
sembrado… Nada importa si nosotros no hacemos la cosecha. Trabajemos solo para
la Patria del porvenir”.
Si en aquel entonces
esperábamos salvarnos del torrente materialista, hoy veo que ese torrente se ha
convertido en un monstruoso huracán mercantilista impulsado por apocalípticos
jinetes disfrazados de Política, Religión, Ciencia y Economía para convertirlos
en guerra, hambre, peste y muerte para el espíritu. De acuerdo a la Trinidad
que adoraron los griegos, todo ser es verdadero, todo ser es bueno y todo ser
es bello, y no puede haber belleza donde no hay verdad y bondad. Y no puede
haber verdad donde no hay belleza ni bondad.
En 1975, ante un círculo de
poetas dijo: “Los artistas están para liberar a los hombres del aburrimiento,
para redimir a los hombres de la vulgaridad”. Si el artista es arquitecto, encuentra en el mundo un
palacio maravilloso o proyecto gigantesco que se construye a cada instante. Si
el artista es músico, encuentra en el mundo una sinfonía coral, orquestada
desde el principio de los siglos con un movimiento nuevo para cada día. Si el
artista es pintor, encuentra en el mundo la magia de todos los colores, la
exposición de todos los paisajes y el dibujo de todos los rostros y las formas.
Si el artista es un poeta, encuentra que el mundo es un poema y encuentra su
propia sangre, y su propia carne individual. La belleza es fugaz, aparece y
desaparece, porque la belleza está en todos los seres, y los seres están en
perpetuo devenir, en incesante dejar de ser.
He venido a rendir homenaje a su
Majestad, la Poesía:
De la vulgaridad y el aburrimiento, líbranos, Señora.
De
los que se hacen los indiferentes porque son incapaces de entender una obra de
arte, líbranos, Señora.
De los burócratas que se preocupan de mercantilizar la
cultura y desdeñan la poesía, que no se vende por kilos ni se industrializa,
líbranos Señora.
De los que piensan que con el dinero se compran todos los
placeres, pero ignoran que el placer estético no se compra con dinero, líbranos
Señora.
De los Ministros de Educación y de los Directores de Escuela que han
decidido que mejor se educa con las matemáticas, la física o la química, y que
la educación por el Arte carece de importancia, líbranos, Señora.
De los que
privan a sus hijos de estímulos para despertar al artista que cada niño lleva
dentro, líbranos, Señora.
De los malos declamadores y de los declamadores
mediocres, líbranos, Señora.
De la indiferencia por los conciertos musicales, y
por las exposiciones de pintura, y por los festivales de ballet, y por los
Cuadernos Trimestrales de Poesía, líbranos, Señora”.
En su lecho de muerte y ante
los presentes envueltos en sus lágrimas, me pidió que cumpliera una promesa: la
de seguir difundiendo la música…”Sé que encontrarás muchas piedras en el
camino, pero lo lograrás” fueron sus últimas palabras.
En realidad, he
encontrado más piedras que camino, y mientras más trato de avanzar, más piedras
encuentro…pero he cumplido mi promesa. Con mi conciencia tranquila, llena de
mucha pena pero también con mucha gloria, les anuncio que la edición del 2018
será la última.
Agradezco infinitamente el apoyo entusiasta de mis familiares,
amigos y de instituciones que me han ayudado a llevar este pesado bulto por
empinada cuesta; pero como reza el proverbio Náhuatl: “No se llega al Alba sino
por el sendero de la noche”, para llegar a ver parte de esa “Melodiosa mañana”
con la que soñaba Andrés Ulises…Y a usted tío, como yo lo llamaba, gracias, por
poner un violín en mis manos.
FRANCISCO PEREDA
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