viernes, 28 de octubre de 2011

ANTOLOGÍA. POETAS JÓVENES DE AMÉRICA: Alberto GUILLÉN. CHILE.

EL  PRESENTIMIENTO  DEL  ÚLTIMO  DÍA.

   Claro presentimiento de la muerte
que hace cantar la tierra.
¡Moriremos! Suspiran los cipreses.
¡Dios nos llama!, sollozan las estrellas.

   La montaña palpita
extasiada en la sombra de los cielos,
y la ciudad es una enorme herida
que canta por los campanarios trémulos.

   Los árboles elevan
desde la tierra fértil un sollozo,
y se conmueven de pavor las piedras.
¡El nuevo día no tendrá retoños!

  Viene la muerte, ya sus dedos palpan
los muros del silencio.
Hace temblar la luz de las ventanas.
¡La tarde se le escurre entre los dedos!

   ¡Viene la muerte!, cantan los pastores
en los valles humildes,
y la bella vertiente de los montes
quisiera eternizar la tarde triste.

   La tarde triste, la última campana,
la llora como un niño
en sus sones, que son una balada
de eternidad en valles de zafiro.

           ANGEL CRUCHAGA SANTA MARÍA.

    C A N C I Ó N

     Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.

   Una lágrima encendida
esperó toda la vida
tu llegada.
Hoy la hallarás extinguida.

   Los fríos de la otoñada
penetraron por la herida
de la ventana entornada.
Mi lámpara estremecida
dio una inmensa llamarada.
Hoy la hallarás extinguida.

   Alma, no me digas nada,
que para tu voz dormida
ya está mi puerta cerrada.


         JUAN GUZMÁN CRUCHAGA.


    DIVINIDAD.

   Como un milagro siento que la vida
florece con la sangre de mi herida.
(Sobre mi corazón pongo la mano...
Siento cómo se pudre mi tristeza).

   El éxtasis de Dios es mi belleza,
y el éxtasis de Dios no está lejano.
(Tiembla mi corazón estremecido:
sobre mi corazón Dios se ha dormido.)

            DOMINGO GÓMEZ ROJAS.

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