miércoles, 5 de octubre de 2011

"VERSOS POR ESPIGAR": Inquietud. Añoranzas, de Javier CALDERÓN ÁVILA.

"La poesía es indispensable, pero me gustaría saber para qué": Jean Cocteau.

INQUIETUD.

El mundo terrenal es sinuoso
como las olas del mar,
tiene entrantes y salientes caprichosos
que dócilmente ondula el mal y el bien.

La agitada e inquieta vida se asemeja
a los misterios reinantes de altamar,
encarnan ellos el enigma y la duda
que inciden en el diario trajinar.

El hombre se aferra a la lucha cotidiana
absorbiendo experiencias y ritmos habituales,
vertiendo ideas fecundas con el correr del tiempo,
señal de sabiduría y experiencia alcanzada.

La marea sube y baja al ritmo lunar,
extinguiéndose las olas después de bregar,
reinando la calma con paz y quietud
cuando las olas transitan a ritmo constante.

El día que se aquiete el oleaje de las aguas marinas,
habrá somnolencia y modorra letal;
las pulsaciones ostensiblemente disminuirán sus ritmos
como el pianíssimo chasquido de un moribundo delfín.

Vagas semejanzas de aroma y color
como el flujo lumínico del diario trajín,
abúlicas escenas inquietan pasiones
que exasperan e irritan los halos  de luz.


AÑORANZAS.

Con singular y espléndido recuerdo
recorre la mente tu madrigal paisaje,
parajes que estuvieron siempre ocultos
tras el fronde exuberante de un quinual.

Hoy el viento entona melodías
que antes no era fácil percibir,
por estar sumergidas en el fondo
del misterio y fogosa ilusión.

Al retornar a tus entrañas
con el deseo de ver tus pétreas reliquias,
contemplar la brillantez de tus rayos
escuchando a la vez el estridente quehacer.

Hay ausencia de las aves primigenias,
ya no se oyen los armónicos arpegios;
sólo existen melancólicos recuerdos
de una noble e idílica emoción.

Venciendo la distancia retorno a tu suelo
a revivir escenas de nobleza infantil,
a saborear el polen de las flores,
saciando el  apetito y la ansiedad.

Con valentía y modestia varonil,
pedí permiso con noble humildad,
recorrer tus calles y paisajes delirantes,
confesando con toda emoción ¡que rejuvenecí!

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