DIJE con coraje emulando a Alexander Solyenitzin que muchos de los "salidos del redil eclesiástico" somos tratados injustamente no con amor de madre- el de la Iglesia- representada por los miembros de dicha institución. Somos encerrados en uno de los círculos a semejanza al de los ateos, los judíos, los que se insmiscuyen en la política, y por ser partidarios de la teología de la liberación. Muchos casos de éstos, como la Inquisición y las Cruzadas me han causado extrañeza y más de una vez me han provocado ¡Gritar! a semejanza de Dante Alighieri, quien acompañado de su maestro Virgilio canta a través de su narrativa.
Es una emulación en primera persona (Yo) que hago el recorrido para obtener mi secularización conforme a normas establecidas, desde entonces hasta hoy, no alcanzada.
Es una historia de mi propia existencia.
Muchas cosas se obtuvieron por razón del trato directo con el pueblo. Se da cuenta de ello al interior del Libro.
Muchas cosas se obtuvieron por razón del trato directo con el pueblo. Se da cuenta de ello al interior del Libro.
Se presentó el 21 de febrero del 2008 en el Templo de Santo Dominguito con ocasión del 3er aniversario del fallecimiento de Wenceslao Calderón de la Cruz.
(Tiene pocos errores pero muy notorios para el investigador; uno debido al salto de la máquina como en el caso de la página 19 donde se ha omitido la penúltima línea; la fecha real de Inocencio XI que debe decir 1676-1689 en lugar de 1976 en la página 32 y el nombre mal escrito de Frei Betto, (el secretario oyó mal ) en la página 55; nada menos que se trata del asesor de Lula).
(Tiene pocos errores pero muy notorios para el investigador; uno debido al salto de la máquina como en el caso de la página 19 donde se ha omitido la penúltima línea; la fecha real de Inocencio XI que debe decir 1676-1689 en lugar de 1976 en la página 32 y el nombre mal escrito de Frei Betto, (el secretario oyó mal ) en la página 55; nada menos que se trata del asesor de Lula).
LO QUE NO SE DIJO:
No se dijo: Que era consecuencia de haber captado la palabras de León Bloy (primera lectura). "Soldado del Absoluto, tengo la consigna de decir la Verdad no importa a quién y ni en cuál momento.."
"Aplazáis la justicia para la época en que no podréis hacerla. Aplazáis la justicia para la época en que él mismo no podría recibirla de vuestras manos".
No se dijo que era una "gracia" la concesión de la licencia. No es un ataque o cuestionamiento al celibato.
Pero la ocasión se impone para motivar a una nueva reflexión e interpretación del mismo.
Ya es hora de hacer un cambio.
John O´Brien, profesor-investigador de Teología de la Universidad de Notre Dame, opina:
HA VENIDO en aumento el descontento de un número cada vez mayor de sacerdotes católicos de todos los países por la condición que fija la Iglesia de que el sacerdote se obligue a permanecer soltero toda su vida. A causa, en gran parte, de esta ley, dictada por hombres y ya anticuada, cada año se cuentan por miles los sacerdotes que abandonan su ministerio. Su éxodo presta perfiles dramáticos a uno de los más notables acontecimientos vistos en el seno de la Iglesia en muchos siglos: el movimiento para lograr que los clérigos puedan casarse si así lo quieren.
Este movimento tiene interés e importancia no sólo para los 613 millones de fieles de la Iglesia católica. También deberá dar nuevo ímpetu a los esfuerzos por terminar el cisma que separa desde hace mucho tiempo a la Iglesia Ortodoxa de la Iglesia Católica Romana; acelerará el movimiento en pro de la unión de protestantes y católicos. Asímismo un clero de casados, comprendiendo a sacerdotes, obispos, cardenales y papas, proporcionaría a la Iglesia la experiencia y el discernimiento adecuados para enfrentarse, de modo más práctico y eficaz, con lo que es hoy el principal problema de la humanidad: la limitación de la creciente población mundial.
El ser humano ha sido dotado con la maravillosa facultad del órgano sexual y con el persistente impulso a usarla. Su apropiado empleo, en la relación conyugal, lleva al hombre a realizarse plenamente como criatura social, a la profundización de su amor, al aumento de su felicidad. Lo capacita para trasmitir el don inapreciable de la vida, para verse perpetuado en sus hijos y alcanzar así una especie de inmortalidad. El Concilio Vaticano II en la Constitución pastoral sobre la Iglesia en el mundo moderno, dice del amor conyugal y su expresión distintiva que son bellos, santos, enriquecidos con amor divino y que conducen a los esposos a Dios. En contradicción directa con esto se halla la condición fijada por la Iglesia de que sus ministros ahoguen toda expresión de esta divina facultad en pensamientos, palabras y obras. Esto fuerza al sacerdote a luchar incesantemente contra poderosas fuerzas biológicas y sicológicas que sacuden todo su ser como un volcán estremece una cordillera. El matrimonio optativo eliminaría la fuente de una indecible frustración.
"Donde falta el derecho inalienable al matrimonio y la procreación" dijo el papa Paulo VI en su encíclica El desarrollo de los pueblos, "la dignidad humana ha cesado de existir". Cuando Su Santidad, a quien respetamos y amamos, ponga en práctica esta verdad, se habrá resuelto el problema y se habrá alcanzado la victoria.
Este escrito nos lleva al siguiente:
¿POR QUÉ SE CASAN ALGUNOS SACERDOTES CATÓLICOS?
El celibato obligatorio, que ha regido para el clero católico por espacio de siglos, es hoy objeto de acalorada discusión.
Por Edward Fiske
Condensado de "Christian Herald"
LOS SACERDOTES que han abandonado su ministerio para casarse se han visto despreciados como traidores, compadecidos por estar confundidos y perturbados, o se han visto denunciados como personas dominadas por la pasión sexual. Pero también han sido aclamados como mártires defensores de la libertad sacerdotal y quizá estén iniciando una gran revolución en el sacerdocio católico. A pesar de los esfuerzos de las más altas autoridades del Vaticano para sofocarla, la cuestión que ellos plantean: la de si se ha de modificar el derecho canónico para permitir a los sacerdotes que se casen, se ha convertido súbitamente en una de las más explosivas en la Iglesia Católica.
Siempre ha habido miembros del clero católico que han abandonado las órdenes para casarse, pero las presiones sociales contra el "sacerdote desertor" han impedido los escándalos. Más en diciembre de 1966, Charles Davis, el más conocido de los teólogos católicos de Inglaterra, escandalizó al mundo religioso anunciando, en una conferencia de prensa, que abandonaba la Iglesia y se casaba con una de sus ex alumnas.
"Davis rompió el hielo", dice un sacerdote. "Ahora hay una tendencia a aceptar que así sean las cosas, y muchos hombres que mantenían en secreto ideas semejantes, las declaran abiertamente". Hans Kung, el joven teólogo progresista, de nacionalidad suiza, predice: "No habrá tranquilidad en la Iglesia Católica respecto a esta cuestión hasta que el celibato vuelva a ser, como lo fue en su origen, una libre elección del individuo".
¿Quiénes son estos sacerdotes?
¿Por qué se ataca súbitamente al celibato obligatorio, al cabo de 800 años de estar vigente?
Como aprender latín. El caso de Bill quizá sea típico. A los 29 años de edad, Bill no recuerda que haya vivido un día en que no deseara ser sacerdote. Entró en un seminario preparatorio a los 12 años, luego siguió sus estudios en un seminario diocesano, fue elegido para cumplir estudios especiales superiores en Puerto Rico y, posteriormente, en la Universidad Laterana de Roma. Durante todo este tiempo, el celibato nunca fue un problema para él. "Uno lo aceptaba exactamente como aceptaba aprender el latín", dice.
Entonces conoció a Marge en una conferencia de estudiantes y, una noche, conversaron acerca del celibato. "Era la primera vez que me veía obligado a ser sincero conmigo mismo", dice. Los dos jóvenes comenzaron a sostener largas conversaciones. Un año después, cuando decidieron casarse, Bill escribía a sus amigos mencionando sus frustraciones por el "abismo abierto entre el clero y los legos", y explicando: "ya no puedo seguir dando con mi modo de vida testimonio de algo que contradice todo lo que yo encuentro dentro de mí mismo".
Nadie sabe cuántos sacerdotes tengan pensamientos semejantes a estos, pero no cabe duda de que el número de los que discuten el celibato eclesiástico (y el de los católicos que simpatizan con ellos) aumenta con rapidez. Por ejemplo en Holanda, varios representantes de los sacerdotes han pedido a sus obispos que trabajen en pro de un clero no sujeto al celibato y, en la República de Sudáfrica, el muy reverendo Denis Hurley, arzobispo de Durban, se ha pronunciado vigorosamente a favor de un cambio en el derecho canónico que permita a los sacerdotes casarse.
El reverendo Joseph Fichter, sociólogo jesuita de la Universidad de Harvard, encontró que el 62% de los simples sacerdotes de las diócesis de los Estados Unidos están a favor de que se le dé al sacerdote derecho a decidir si se casa o no. En 1966 se fundó la NAPR (Asociación Nacional para la Renovación Pastoral) que debía trabajar en pro del celibato optativo y de otras reformas. En la actualidad esta agrupación tiene 4500 socios. En septiembre de 1968, 50 sacerdotes y ex sacerdotes formaron la Society of Priests for a Free Ministry (Sociedad de Sacerdotes por un Ministerio Libre), que cuenta hoy 600 asociados. Muchos de sus sacerdotes casados continúan diciendo misa y trabajando para el día en que vuelvan al pleno ministerio de la Iglesia Católica.
En junio de 1967 el papa Paulo VI respondió a esas muestras de inquietud con una encíclica de 1200 palabras, Celibato sacerdotal, obviamente destinada a poner fin a la discusión. El Papa ensalzaba el celibato como una "brillante joya" que continuaría "vinculada firmemente al ministerio eclesiástico". Pero fracasó: la discusión del asunto se hizo todavía más acalorada.
Papas casados. Una de las razones de que este debate sea tan vivo es que el celibato eclesiástico en la Iglesia Católica no es un punto de doctrina, sino de disciplina: el Papa podría suprimirlo de un plumazo. En la Iglesia primitiva lo normal era que los sacerdotes fueran casados. San Pedro estaba casado, como lo estaban casi todos los otros apóstoles y unos 40 de los primeros papas. En las Iglesias Ortodoxas orientales (como en las iglesias católicas de rito oriental) siempre se ha permitido a los sacerdotes que se casen antes de recibir las órdenes sagradas.
Sin embargo, desde el principo, se consideró el celibato como un honroso ideal, como un medio para que el sacerdote como lo expresa el cardenal Richard Cushing, se convirtiera en "más fiel espejo de Jesucristo mismo". En el año 1139 se introdujo en el derecho canónico la obligatoriedad del celibato eclesiástico. La creación de una clase formada por célibes proporcionaba la seguridad de que las tierras de la Iglesia, que en la edad media estaban con frecuencia en poder de los sacerdotes y a nombre suyo, no pasarían a manos de los parientes de ellos. Además, había, y sigue habiendo, la razón práctica de que el sacerdote célibe goza de mayor libertad para dedicarse del todo a la obra de la Iglesia.
Obsequio.... ¿o imposición?
Fue el segundo Concilio Vaticano el que preparó el terreno para el debate actual. El Concilio declaró que el lego tiene su propia "vocación" y que el matrimonio, lo mismo que el celibato, puede ser un modo de servir a Dios. Estas enseñanzas han tenido el inevitable efecto "secundario" de hacer que muchos sacerdotes se pregunten si su idealismo religioso no podrá expresarse igualmente como legos y casados.
Asimismo, contra las enseñanzas tradicionales que subrayaban la incompatibilidad entre el reino del espíritu y el de la carne, el Concilio instó a los cristianos a interesarse por las cosas del mundo y participar en ellas, como lugar en el que Dios lleva adelante su obra, a través de la Iglesia y de sus miembros. Es por ello por lo que el sacerdote moderno no quiere separarse del mundo. Le apena lo que le hace "diferente" y, por tanto, posiblemente estar fuera de lugar. Y, para algunos, esto es lo que significa el celibato.
"La idea de que el sacerdote debe ser célibe denota una subestimación de la vida en el mundo, un temor, basado en la suspicacia, al matrimonio y a la carne, y sugiere que la vida cristiana perfecta está reservada para quienes mantienen la virginidad", escribió el difunto Thomas Merton, eminente autor trapense. Un joven sacerdote explicaba: "Estamos cansados del mito del sacerdote concebido como un superhombre espiritual. No queremos ocupar un pedestal muy por encima de Dios".
Los teólogos tienen poca dificultad en encontrar argumentos para reforzar esta actitud. El argumento básico lo encuentran en las Sagradas Escrituras. Si el Nuevo Testamento dice del celibato que es un "don" concedido a algunos, se arguye, la Iglesia no tiene por qué imponerlo a todos.
Irónicamente, muchos de los que discuten con más vigor en pro del cambio se hallan, por su parte, decididos a permanecer solteros. Argumentan que la ley vigente socava su propio testimonio o ejemplo como célibes. "Si tengo que ser célibe para ser sacerdote, mi celibato sólo expresa que quiero ser sacerdote", comenta un pastor auxiliar.
Ruleta rusa espiritual.
La decisión de abandonar el sacerdocio es inevitablemente angustiosa, pero suele hacerla más angustiosa aun lo que sigue a ella. Un sacerdote puede recibir permiso legal de Roma para que se case y vuelva al estado laico. El trámite da comienzo con una petición en regla dirigida al obispo de la diócesis. Sin embargo, los superiores del solicitante usan con frecuencia tácticas dilatorias o sencillamente no dan curso a la petición, para lograr que él cambie de idea. Ante los obstáculos, muchos siguen adelante y se casan, aunque eso significa la excomunión automática. Tales tácticas, descritas como "ruleta rusa espiritual", son de la aprobación de algunos obispos, que arguyen que es más fácil arreglar estos casos después de consumado el hecho que hacerlo de antemano.
En este clima, no es extraño que muchos católicos traten de reformar el modo como la Iglesia trata a los suyos. Morris West, el novelista católico, figura entre los que opinan que se debe permitir a los sacerdotes"abandonar el sacerdocio sin deshonor".
"A quien el celibato eclesiástico le resulta demasiado pesado, se le debe conceder que pueda salir de tal estado de modo fácil y honorable", escribió West. Ninguna consideración de conveniencia, escándalo u orden público de la Iglesia debe prevalecer sobre el mandamiento primordial de la caridad".
Los sacerdotes que abandonan con deshonor su estado tienen problemas adicionales. Ellos y su prometida se ven frecuentemente forzados a ocultar sus relaciones. Estas presiones son peores cuando se trata de jóvenes, que, habiendo renunciado a una adolescencia normal, suelen estar mal preparados para sostener relaciones maduras con una mujer. "En el seminario, la idea toda de la relación sexual es biológica", dice un sacerdote. "Las mujeres son objetos... no para ser usados, sino que deben evitarse". Cuando un sacerdote emerge de tal capullo al cabo de 10 ó 15 años, con frecuencia es todavía un adolescente en muchos respectos.
En realidad, muchos temen que, a causa de esta falta de mundo, ahora mismo se esté incubando la infelicidad de buen número de matrimonios. "Dentro de unos 5 años, el gran problema no será el de los sacerdotes casados, sino el de los divorciados", dice un sacerdote.
Revolución del sacerdocio.
Si llega a cambiarse la regla vigente, el cambio será gradual y comenzará con carácter de "reinterpretación", no de "modificación". Un punto de partida podría ser observar una actitud más tolerante con respecto a los sacerdotes que se hayan casado: readmitirlos a la recepcion de los sacramentos y reconocer su matrimonio. El siguiente paso podría ser permitir que fervorosos legos casados y ex sacerdotes que hayan contraido matrimonio, administren sacramentos al mismo tiempo que se ganan la vida en empleos seculares. Sólo cuando tales medidas llegaran a ser popularmente aceptadas sería probable que se permitiera a los sacerdotes casarse y seguir ejerciendo su ministerio en situaciones parroquiales normales.
Los defensores sinceros de la reforma reconocen que aceptar sacerdotes casados tampoco resolvería las cuestiones fundamentales que entraña el debate acerca del celibato. Lo mismo que las iglesias protestantes, la Iglesia Romana se halla en medio de una revolución. Los sacerdotes jóvenes, inspirados por el segundo Concilio Vaticano, ya no se sienten satisfechos con sólo mantener la máquina de la Iglesia. Buscan nuevas estructuras para el sacerdocio, desde el de los sacerdotes-obreros hasta el ministerio sacerdotal en equipo, y mayor libertad e iniciatva en su labor.
La reforma del sacerdocio expresa claramente los ideales de los jóvenes sacerdotes de hoy: su identificación total con el mundo, su liberación de las burocacias eclesiásticas, y contar con servicio para el individuo. La cuestión del celibato optativo es en realidad, según monseñor Henry Beck, de la junta consultiva de la NAPR, la llave para introducir flexibilidad y renovación en el sacerdocio".
Lo trascendental del debate en torno al celibato va quizá más allá de lo que logre para resolver los trágicos conflictos de ciertos sacerdotes en lo individual. Bien puede forzar a la Iglesia, como institución, a enfrentarse a ese movimiento revolucionario.-
SELECCIONES DEL READER´S DIGEST. 1970
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