- Sí le respondí, con palabras.
El encuentro fue convocado por una comisión presidida por César Calvo, "Poeta Joven del Perú" 1960, y se desarrolló del 26 al 28 de setiembre en Yanamorio (Explorama Lodge) e Indiana (Explorama Inn), Iquitos, auspiciado por Explorama Tour y Aeroperú.
Sabemos por el génesis, que en el principio fue el verbo, vale decir, que la creación se originó con la palabra. El antiguo libro hebreo (El Zohar) dice, que cuando todo era vacío y sin forma, las letras adornaban a Dios. Cuando ellas se unieron montaban y descendían, el mundo fue creado y establecido.
El rol central de la creación se explica por la palabra y ésta se manifiesta en la aparición de la luz. Para otro antiguo texto hebreo, el Libro de la Creación (Séfer Yetirá), el primer mundo fue formado de sonidos y de letras de origen divino. Esto revela que el verbo nos preexiste, que "somos hijos de la palabra, ya que fuimos imaginados y creados antes de ser".
Para los Kabalistas, estudiosos del alfabeto hebreo, sus 22 letras y sus 10 safirot, constituyen senderos místicos de la sabiduría con que Dios formó el mundo. Resultamos, en consecuencia, "herederos directos del verbo y las palabras espejos rotos en que se mira el mundo".
Si esto es así, nuestro sometimiento a la palabra, como elemento de creación, de génesis, se desprende de nuestra propia esencia. Si algo nos distingue de los demás elementos es el ordenamiento de la palabra como resultado de la gestación espiritual que constituye el pensamiento.
La palabra es una materia moldeable, cuya aleación es rica en símbolos, y con ella el creador elaboró su obra permanente; es por eso, quien maneja el idioma se acerca más a Dios. De la palabra viene el testimonio de la luz. León Felipe dijo que "el verdadero poeta es el verbo". Jesús habló en parábolas. El poeta viene a dar testimonio de la luz. El salmo participa de la esencia de Dios y la trasmisión de su voluntad es el instrumento del poeta.
El poeta es el Dios de la palabra, el constructor de la belleza que la moldea como arcilla que habla para que de ella se desprenda la luz y el sonido que el viento a veces adelgaza. El habla está regida por el silencio, la pausa es la que distribuye la idea y la hace transitar en el tinglado del tiempo. Es el silencio el que pregona, por eso "Se oye lo que dice el silencio", y su decir es tan elocuente como la palabra, porque está hecha de sonidos y de silencios, ambas cosas lo contituyen.
El silencio sugiere, sus matices se confunden con las voces para hablar al unísono. El dominio, el don de la palabra, va más allá de su propia concepción; cuando es necesario recurre a la sugerencia para expresar lo inexpresable, si el poeta dice, por ejemplo: "el débil trino del amarillo canario", se está refiriendo, delicada, poéticamente a esa breve avecilla que adorna la vida.
Resulta que la palabra, hace trabajar a los sentidos mayores y se revela ante ellos con más propiedad que el color y que la música. El poeta sienta a la belleza en sus "rodillas y la desnuda, como hizo Juan Ramón con la poesía. Si alguien dice, leyendo poesía como lo cuenta Wilde: "caramba, pero si esto es lo que yo quería decir pero no encontraba las palabras", está indicando que cuando las palabras se reúnen en armonía por mandato del poeta, forman un ser diferente que se vuelve imperecedero, como los bienaventurados.
En atención a lo expuesto, la Declaración de Indiana establece que los poetas "cantando tratamos de hacer nuestra parte. Como quien cumple un deber. Como quien hace un gesto de amor... Queremos, con nuestro canto, ayudar a salvar la amazonía, para que la libertad y la vida que aún reinan en ella, puedan transformar la existencia de este lugar llamado Tierra, morada del corazón y la inteligencia de todo lo viviente".
Cabe agregar, en puridad de verdad, que la atención que recibimos fue excepcional, fuera de toda imaginación. Se nos colmó de bienes y más que nada de cariño en un lugar que sólo el sueño puede concebir: naturaleza viva y plena, desbordante de generosidad y de amor. El causante de tal gentileza fue el amigo don Marciano Riva, Administrador de la firma auspiciadora.
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