A NADIE le gusta
sentir la sensación de palpitar en el pecho y dolor de cabeza que origina el
estrés cuando no lo puede descargar. Entender cómo surge y cómo controlarla nos
hará más tranquila nuestra vida diaria.
Un grito del jefe, un
embotellamiento de tráfico, una pelea con nuestra pareja, pueden provocar esa
desagradable sensación en el cuerpo.
¿Por qué surge?
Básicamente, esas reacciones físicas nos preparan para responder. Por ejemplo,
un cazador puede sentir tensión al momento de cazar. Se acelera el sistema
cardíaco y los músculos reciben más sangre. Esas relaciones alertan todo su
cuerpo para un solo objetivo: matar a su presa. Encuentra una salida física a
esa presión, matando a su presa. Un boxeador tiene un gran estrés antes de su
combate y lo descarga contra su oponente. Y cuando se expresa esa energía
interna, la tranquilidad gradualmente vuelve al cuerpo. Es por eso, que es tan
rico subirse a un juego como la montaña rusa. Sentimos estrés y descargamos esa
energía gritando a todo pulmón. Después nos sentimos aliviados.
Pero, ¿Qué pasa en
nuestra vida diaria? Si n o te gusta que te grite tu jefe, el estrés prepara tu
cuerpo para una sola cosa… ¡gritarle también o agarrarlo a golpes! Pero no
puedes, porque te corren ¿verdad? Entonces, reprimes ese deseo. Cada vez que
estás en situación de tensión, el cuerpo segrega cortiscosteroides, que son
hormonas que en grandes cantidades dañan al sistema inmunológico, si no
encuentran una salida. Es como si llamara a un bombero, para que apagara el
fuego de tu edificio. ¿Qué pasa si hay fuego? Se apaga. Pero si no hay fuego, y
cada rato el bombero le echa agua, el resultado va a ser que el edificio se va
a ablandar y se va a derrumbar. Esto último es lo que hacen los
cortiscosteroides, si no hay “fuego” que apagar. Si no descargas físicamente tu
tensión.
Cuando el edificio de
tu cuerpo se ablanda y derrumba, es cuando te enfermas o duele mucho la cabeza.
En casos extremos, puede originar cáncer
y enfermedades cardíacas.
¿Qué puedes hacer para
liberar esa tensión?
En primera, hacer
ejercicio. Correr diario en la mañana hará que descargues todas las hormonas
acumuladas durante el día anterior.
Segundo, ejercicios de
relajación. Respirar y exhalar profundamente tres veces y después imaginarte en
un lugar tranquilo, cuando menos por tres minutos. A los enfermos, se les
recomienda hacer esto durante 15 minutos, tres veces al día. Esto relaja al
cuerpo y mejora su sistema inmunológico.
¿Y si no tengo tiempo
para sentarme para meditar Edgar? Imagina una escena que te transmita
tranquilidad.
Puede ser un bosque,
un río, la playa, el mar… Una perra con sus cachorros, cualquier escena que te
transmita tranquilidad. Y siente la paz que te transmiten esas imágenes. Y
cuando en tu vida diaria sientas estrés, recuerda por un instante esas escenas.
Y te sentirás más relajado.
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